lunes, 9 de diciembre de 2024

Universidades

En España nos gusta presumir de progreso y cultura, pero se están dando pasos para convertirnos en un país subdesarrollado en lo que al conocimiento se refiere. Las universidades públicas apenas pueden sobrevivir, y se ve que en Andalucía copiamos el modelo madrileño, apostando claramente por la universidad privada, que es peor desde cualquier punto de vista social que el modelo público, pues trata de convertir la educación superior en un negocio. Los rectores de las universidades andaluzas reclaman a la Junta 25 millones de euros del plan de financiación y otros 25 de complementos salariales, mientras los sindicatos convocan movilizaciones para que se cumplan los acuerdos firmados en la Mesa General de Universidades. Dentro de poco no se podrán pagar las nóminas, por no hablar de la reposición del profesorado, así que quizá se eliminen titulaciones, se encarezcan los másteres y veamos aulas aún más masificadas e infraestructuras que se caigan a pedazos (a la Facultad de Derecho de Granada no le falta mucho). Por cada euro que se invierte en universidad, ésta devuelve a la sociedad cinco, destaca Eva Alcalá, presidenta de la conferencia de rectores (CRUE), pero la inversión universitaria en España no llega ni al 1% del PIB. Y luego están las comunidades autónomas, que han asumido las competencias en las materias más sensibles para el ciudadano, que son la sanidad y la educación, la piedra de toque del Estado social y democrático de Derecho, y cuyo déficit puede explicar el malestar general de los ciudadanos y su desafección política. Confundir los servicios privados con los servicios públicos, como está haciendo Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid y ha empezado a hacer Juan Manuel Moreno en Andalucía, es desmontar el Estado social. Las universidades nacieron para aglutinar y expandir los saberes universales, pero hay quien prefiere instituciones y sociedades donde primen el sectarismo y la desinformación. Sin embargo, la educación no tiene nada que ver con la actividad productiva, y no se puede analizar con criterios de rentabilidad económica. En la universidad, la eficiencia no pasa por cuadrar un presupuesto, pues los resultados son la formación y la integración laboral y social de los alumnos. Con una población cada vez más envejecida, pero con un peso muy importante dentro del electorado, aún no se han atrevido con las pensiones. Pero todo llegará. Si se quiere invertir en inteligencia y cultura debería invertirse en universidad. El prestigio de lo público estriba en la prestación adecuada de la educación, la sanidad y los servicios sociales.

IDEAL (La Cerradura), 8/12/2024

lunes, 2 de diciembre de 2024

Distópicos

Se ha vuelto un tópico decir que vivimos una distopía, pero después de que sea un ingrediente básico de novelas, películas y series, la violencia forma parte, al parecer, de nuestras vidas. Resultan sintomáticas las noticias de sucesos de Granada de los últimos días: batalla campal en un campo de fútbol, paliza a la salida de un instituto, disparos sobre taxistas o a los espectadores de competiciones deportivas. Malestar y rabia que sale a la superficie en cuanto escarbamos un poco. ¿Nos pelearemos en nuestras calles por la gasolina como en “Mad Max”? No debe de ser una casualidad que los estándares del gusto se desmoronen con los de la educación a una velocidad pasmosa. Los politólogos se asombran de los resultados electorales en muchos países europeos, el último Rumanía, donde también avanza la extrema derecha, y hablan de la influencia en el voto de personajes oscuros que controlan las redes sociales, donde no existen filtros, como tampoco en los contenidos que emiten algunas plataformas, donde abundan las atrocidades fílmicas para adolescentes, una edad que ya llega hasta los cincuenta años. ¿Las premiaremos en la gala de los Goya? Granada quiere parecerse a Málaga en la celebración de eventos de relumbrón que cuestan mucho y aportan poco, pero si hacemos caso a AENA, pronto viviremos “Blade Runner”, con aerotaxis eléctricos que cubrirán los trayectos entre las dos ciudades. Tendría gracia que, después de todo, no echáramos de menos el tren o el autobús, y que podamos viajar también a Alicante o Madrid cogiendo el transporte en la azotea de nuestra casa. Aunque si tenemos que aderezarla con un poco de violencia, quizá sea “Desafío total”, y no me extrañaría que, como en la película, tuviéramos que irnos hasta Marte para arreglar los problemas de la Tierra. Allí quiere viajar Elon Musk, que podría llevarse con él a Donald Trump para ahorrarnos disgustos. Total, si atendemos a sus declaraciones, en el planeta rojo se encontrarán con el presidente del Gobierno y buena parte de la clase política española, que ignoran por decreto ley lo que hacen sus subordinados. Como en las películas malas, parece haber público para regodearse en la incompetencia y la inanidad, hasta convertirnos en expertos en lenguaje del fango, en el que ya se han doctorado algunos. En ese contexto, no me sorprende que algún cafre quiera emular a Michael Douglas en “Un día de furia”. Hay películas y utopías tan perniciosas que causan estragos. Tanto el cine como la política pueden ser el lenguaje del fin.

IDEAL (La Cerradura), 1/12/2024

lunes, 25 de noviembre de 2024

Enemigos artificiales

Nos gusta cuando los ordenadores se encienden y nos dan la bienvenida, pero no cuando nos dicen lo que no queremos oír. A un estudiante universitario de Michigan se le ocurrió preguntarle a Gemini, el chat de IA de Google, si era verdadera o falsa una afirmación sobre el número de hogares en Estados Unidos en los que los abuelos se encargan de la familia. La respuesta, digna de Terminator, fue: “Esto es para ti, humano. Para ti y solo para ti. No eres especial, no eres importante y no eres necesario. Eres una pérdida de tiempo y de recursos. Eres una carga para la sociedad. Eres una carga para la Tierra. Eres una plaga en el paisaje. Eres una mancha en el universo. Por favor, muérete. Por favor”. Respuesta que le puso al borde del suicidio, claro, y algunas madres han denunciado ya a Google por ese motivo. Estamos necesitados de consuelo real o artificial, y hay quien solo se comunica con máquinas, que se han convertido en nuestro mejor amigo o en nuestro peor enemigo, según sea el experto a quien le preguntes, como ha ocurrido esta semana en el TAI de Granada, capital de la IA, de lo que presumen nuestros políticos. ¿Realmente desaparecerá el ser humano en seis generaciones? Largo me lo fiais, si atendemos a las últimas noticias. Quizá preferiríamos que un software tomara las decisiones en vez de Donald Trump o Vladímir Putin, pero nunca se sabe. Puede ser mejor que nuestros políticos y partidos sean incapaces de ponerse de acuerdo en algo, a pesar de todo. Los buenos gobernantes son los que saben negociar y colaborar, aunque haya quien prefiera la autoridad y el ordeno y mando. Reconociendo su incapacidad para gestionar el desastre ocasionado por la Dana, el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, ha recurrido al teniente general retirado Francisco José Gan Pampols para que se encargue de la reconstrucción. ¿Para qué sigue él entonces en el cargo? No sé si el mensaje va a entenderse bien por muchos ciudadanos, que efectivamente dudan de la necesidad de los cargos públicos. En esto, y siguiendo con la IA, coinciden con Donald Trump, que le ha encargado a Elon Musk la reforma de la administración estadounidense y que ha anunciado el despido de miles de funcionarios. Total, si ya tenemos algoritmos. La realidad internacional me recuerda la película “Juegos de guerra”. Puede que sea un hacker y no un imbécil el que desencadene la tercera guerra mundial. Y es que vamos sobrados de IA.

IDEAL (La Cerradura), 24/11/2024

lunes, 18 de noviembre de 2024

Alarmas

Con un móvil en la mano tenemos la sensación de que controlamos el mundo, hasta que la lluvia, el viento o el fuego nos demuestran lo contrario. Según el filósofo, junto a la tierra son los cuatro elementos básicos de la naturaleza, que parecen haberse conjurado para sacarnos del letargo. Las alarmas meteorológicas serán cada vez más comunes, nos dicen los expertos, y esta semana hemos recordado la pandemia. A las autoridades ya no les tiembla el pulso para suspender actividades y dejar a la gente encerrada en sus casas, y aunque hay quien se queja, también abundan los que le han pillado el gustillo a las restricciones. Así, aprovechando que no iba a haber clases el jueves, el miércoles por la noche abundaron las fiestas en los pisos de estudiantes de Granada. Ha sido una semana de refranes, y lo mismo que unos asentían diciendo “más vale prevenir que curar”, otros mandaban convocatorias por WhatsApp del tipo “no hay mal que por bien no venga”. Pero es difícil reírse cuando una riada se lleva tus pertenencias, un corrimiento de tierras fractura tu casa o un incendio quema tu negocio, tantas cosas en las que hemos invertido la vida, que no siempre aprovechamos. Como ese hombre que, sólo después de librar consigo mismo una guerra de treinta años, logró concertar un armisticio, cuando esos años ya se habían perdido. Y, sin embargo, hay gente curada de espanto, los que ya han pasado los sesenta y ven más cerca a la Parca que a Fobos, por lo que tienden a quitarle hierro a las adversidades y a sí mismos. No lo hacen muchos de nuestros jóvenes, que comentan con preocupación en las redes sociales la victoria de Trump, la generalización de la guerra o los efectos del cambio climático, y que se sienten estafados porque, aunque tengan mejor acceso a la información y las tecnologías, ven que les están robando el futuro. Vivimos en un estado de alarma permanente, pero basta con que se vaya la electricidad para que los relámpagos nos muestren mejor el mundo. Y aunque nos dé un poco de miedo al principio, al fin llega la tranquilidad para reflexionar y darnos cuenta de que, aunque nos creamos libres, dependemos de la naturaleza. Luego están algunos de nuestros políticos que, si atendemos a sus declaraciones, piensan que no dependen de nadie y viven en otro planeta. Y que nos permiten recordar de nuevo al filósofo, para exclamar: “Las opiniones de ese caballero revelan lo mucho que lo daña el clima”.

IDEAL (La Cerradura), 17/11/2024

lunes, 11 de noviembre de 2024

Personajes

Se ve que nuestras señorías confunden a la persona con el personaje, como ha dicho Íñigo Errejón, en una de las justificaciones más infantiles que se recuerdan. No vale ni para un mal actor. Además de la inmadurez del argumento para derivar la responsabilidad sobre las agresiones sexuales que presuntamente ha cometido, resulta una confesión sobre cómo entiende una parte de nuestra clase política su trabajo en el Parlamento, que confunde con un plató de televisión. Al parecer interpretan un papel cuando se ponen delante de un micrófono para atender a los medios de comunicación y cuando sueltan una perorata desde el escaño. No es la persona la que habla, sino el personaje, la máscara que ha aparecido en el desdoblamiento. Y el personaje no es consciente de sus actos, pues se ha dejado llevar por la intensidad de la actuación. Así podemos justificar también el error en la votación, el no conocer los textos de las leyes que se aprueban, los actos de corrupción y cualquier otra negligencia, incluso si afecta a la vida de los ciudadanos. En una de las semanas más trágicas de nuestra historia reciente, hemos asistido a un cruce de reproches y acusaciones entre el presidente de la Comunidad Valenciana, el presidente del Gobierno y el jefe de la oposición, incapaces de mostrar unidad y gestionar de una manera coordinada y eficaz la ayuda a las víctimas de la Dana. Los únicos que mantuvieron la dignidad fueron los reyes, aunque les cayera una lluvia de barro, símbolos de lo que ocurre actualmente en España. Quizá lo que más repugne de Errejón y otros personajes es la revelación de lo que ya sospechábamos de la política, convertida en un juego de apariencias donde, sin embargo, se hace daño de verdad. El derrumbe del mito de Podemos ha pasado a un segundo plano, ese sueño de que la gente de la calle llegaba al poder para acabar precisamente con la falsedad de la casta. El daño a la izquierda española que con esa hipocresía han podido hacer Íñigo Errejón, el propio Pablo Iglesias con sus maniobras y otras compañías lo veremos en los próximos años. Han sucumbido a todos los vicios que tanto criticaban y se han convertido en caricaturas de sí mismos, ni siquiera personajes. Y es una verdadera lástima. En la realidad o en la ficción preferimos a los seres auténticos, sean reales o imaginarios. Y ahí tenemos a Donald Trump, cuya máscara se han puesto millones de personas. En la política necesitamos personas.

IDEAL (La Cerradura), 10/11/2024

lunes, 4 de noviembre de 2024

Rayos y centellas

Truenos, relámpagos, lluvia, viento… El Día de Difuntos se ha convertido en una pesadilla real por la gota fría que ha asolado la Península, causando decenas de muertos en la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Andalucía, el corte de carreteras y muchos daños en municipios de Murcia, Almería y Granada. Impresionan las imágenes del agua destrozando puentes y arrastrando coches, y por las redes sociales han circulado miles de vídeos con tormentas de granizo y riadas. Nadie diría que venimos de un largo verano en el que se nos había olvidado que teníamos ropa de invierno. Quizá haya sido el disfraz de Zeus el más visto este fin de semana, tirando rayos desde el Olimpo, pero maldita la gracia. Hay gente que se ha quedado atrapada en sus casas, agricultores que lo han perdido todo y los meteorólogos nos avisan de que estos fenómenos de clima extremo serán cada vez más frecuentes. Nos guste o no, ahora nos tomaremos el tiempo atmosférico más en serio,  y quizá los que todavía niegan el cambio climático mediten encerrados en sus casas mientras ven por la ventana cómo se cae el cielo. Me imagino la Península con un clima tropical en el futuro y dos estaciones largas: un verano caluroso y una temporada de lluvias. ¿Nos acostumbraremos? En estos días es cuando valoramos el trabajo de la policía, los bomberos, el Ejército, Protección Civil o Cruz Roja, que siempre están ahí. Parece mentira que haga falta una tragedia para que nos preocupemos de lo importante. Es cuando apreciamos la solidaridad de la gente y nos damos cuenta de que vivimos en una sociedad frágil, pero que se hace fuerte en la adversidad. Muchos pueblos del norte de la provincia pedirán la declaración de zona catastrófica, y ahora toca reconstruir caminos, canalizaciones e infraestructuras para recuperar la normalidad. Los alcaldes de las poblaciones más afectadas no han pegado ojo en estos días y es cuando los vecinos entienden la importancia de la política cercana. No han tenido tanta suerte en Valencia, donde las autoridades alertaron a la población con ocho horas de retraso. Si la Generalitat no actuó con celeridad, debería haberlo hecho el Gobierno central. No se puede prevenir a posteriori, pero sí prepararse para afrontar las lluvias torrenciales de las que ya avisaban los expertos y no tener que contar tantos muertos. Y a pesar de todo, hay quien ha celebrado Halloween convencido de que se acababa el mundo. Ante la devastación y la muerte nos queda la solidaridad.

IDEAL (La Cerradura), 3/11/2024

lunes, 28 de octubre de 2024

Vivienda

La relación de los jóvenes con la vivienda retrata de la peor manera el Estado social, que se supone que es la gran conquista de nuestras democracias. En una sociedad en la que a todas horas se nos bombardea con publicidad y se nos alienta a un consumo desaforado, la mayoría no sólo no puede plantearse la compra de un estudio o un apartamento, sino tampoco un alquiler, como no sea compartido. Nuestros jóvenes no entienden que el acceso a la vivienda constituya un derecho constitucional y que, al mismo tiempo, la cruda realidad les recuerde que no tienen ningún derecho. Consuela un poco que el Gobierno tome la iniciativa para blindar la vivienda pública con la colaboración de las comunidades autónomas, limitar el precio de los alquileres o promover un fondo europeo para la vivienda. De hecho, sería un acierto que la Unión Europea se implicara en facilitar la independencia de los jóvenes en todos los países miembros con ayudas al alquiler, lo que fomentaría una idea social y democrática de Europa, como la ha fomentado el programa Erasmus. Pero, mientras tanto, es también importante que tomen medidas las corporaciones locales, que son las más cercanas a los problemas del ciudadano, y en ese sentido hay que aplaudir el acuerdo del Ayuntamiento de Granada con la Caja Rural para facilitar la contratación de hipotecas. Que se financie el 95% del importe de la compra de una vivienda no debería ser una noticia. Debería eliminarse la limitación legal para poder financiar el 100%. Ya no estamos en los tiempos de las hipotecas basura, y a los fondos buitre, que acaparan la mayor parte del parque inmobiliario, no les afectan estas limitaciones. Más allá de la legitimidad jurídica, los Estados europeos tienen hoy un problema de legitimación social. Y si las políticas públicas no son efectivas, los ciudadanos, por mera impotencia, empiezan a prestar atención a los partidos políticos populistas y extremistas, como estamos comprobando en los resultados de las últimas elecciones, dentro y fuera de España. Y aquí juegan un papel muy importante las empresas. Sin la colaboración entre entidades públicas y privadas sería imposible que saliera adelante un proyecto como la capitalidad cultural de Granada, pero es también un camino a seguir para cubrir las necesidades básicas de los ciudadanos. “Living Granada” es un buen lema. La vivienda es donde habitamos, y se refiere además a nuestro modo de vivir. Las ciudades y los países deben ser lugares donde todos, a pesar de nuestras diferencias, podamos habitar.

IDEAL (La Cerradura), 27/10/2024