La
muerte del papa Francisco ha resucitado a Nostradamus y las profecías sobre el
fin del mundo. ¿Será el próximo y último papa negro?, se preguntan los agoreros
con un deje racista. ¿Vendrá el Apocalipsis? Algunos apuntan a la visita al Vaticano
del vicepresidente de USA, J.D. Vance, en quien ven a Demian, el niño maldito
de la película “La profecía”. ¿No le ponía la misma cara de malo a Zelenski
cuando estuvo en la Casa Blanca? ¿Se la puso al papa Francisco el día antes de que
muriera? En las redes sociales se suceden los memes y los chascarrillos que
confunden noticias y pesadillas. Lo curioso es que tras su fallecimiento todo
el mundo habla del pontífice cuando en vida no le hacían ni puñetero caso,
empezando por la extrema derecha a la que le molestaba su preocupación por el
medio ambiente o la economía, que defendiera a los inmigrantes o se mostrase
comprensivo con la comunidad LGTBI. ¿Le habrán dedicado una oración Javier
Milei, Mateo Salvini, Marine Le Pen, Steve Bannon o Santiago Abascal? En una época de dictadura de la imagen y la
vanidad como la que vivimos, lo primero que hicieron nuestros políticos es
inundar las redes sociales de fotografías con el sumo pontífice. Desde Salvador
Illa a Juan Manuel Moreno Bonilla, de Emiliano García Page a Alberto Núñez
Feijóo no quisieron perder la oportunidad de gozar de un poco de protagonismo. Si
no la puso Pedro Sánchez es porque no la tenía. También resulta curioso que
cada uno recuerde ahora al pontífice según le conviene, y que se hable de
grandes reformas de la Iglesia Católica, que sigue siendo una de las
instituciones más ricas del mundo, cuando Bergoglio quería “una Iglesia pobre
para los pobres”. Y como en cualquier institución poderosa, se han desatado las
luchas por el poder, que se llevarán a cabo, eso sí, entre buenos deseos y
oraciones. Las listas de “papables” ya circulan por Roma y por los medios de
comunicación de todo el mundo, siempre ansiosos de una intriga vaticana. ¿No se
le ha hecho una autopsia al papa?, dejan caer algunos contertulios, antes de
volver a hablar de las 12 profecías de Nostradamus para el año 2025. ¿Y si el
próximo papa es del Albaicín? ¿Se fundirán el trono del Vaticano y el de la
Alhambra? En esta semana, sería preferible leer un buen libro, aunque fuera el
Apocalipsis. Me quedo con el Quijote, que decía: “cada uno es como Dios le
hizo, y aun peor muchas veces”.
IDEAL (La Cerradura), 27/04/2025