lunes, 20 de enero de 2025

Viejóvenes

Si uno se da un paseo por las zonas de copas de Granada y otras ciudades españolas donde se disfruta en la calle del ocio, da la sensación de que no pasa el tiempo. Las mismas personas que salían con quince o dieciséis años lo hacen ahora con cincuenta o cincuenta y cinco, y algunas tienen el grupo de amigos de siempre, incluso la pareja de entonces, que no ha cambiado mucho en varias décadas. Mientras nuestros jóvenes son más adictos a la tecnología que a los viejos vicios, los mayores siguen acudiendo al alcohol, el sexo y el rock and roll, llenando los mismos garitos, que quizá sean un poco más caros, y pidiendo que les pongan las canciones de entonces. “¿Qué vamos a hacer con el abuelo?”, se preguntan los nietos, que no tienen una vida social tan intensa. Por lo visto, a los nuevos jubilados les gustan los encuentros casuales y el sexo sin preservativo, y en lo único que coinciden con los jóvenes es en el uso de las aplicaciones de citas. Las administraciones de los países occidentales también se preguntan qué hacer con tanto viejoven que llega a los hospitales con enfermedades de transmisión sexual. Porque no hay nada mejor que jubilarse y dedicarse a la parranda, aunque algunos no estén para tanto trote. Mientras el Gobierno quiere reformar el mercado inmobiliario para facilitar el acceso de los jóvenes a la vivienda, las inmobiliarias planean residencias doradas para la tercera edad. ¿Quién quiere una casa en propiedad cuando puedes vivir en un hotel con tu pareja en la habitación de al lado? Que los nietos se vayan olvidando de las herencias. En las redes abundan las dietas y los productos milagrosos, los ejemplos de millonarios de ochenta años que aparentan cincuenta, los de cincuenta que aparentan treinta, y se mezclan con los anuncios de nuevos robots de compañía, gigolós y meretrices cibernéticos. No nos queremos morir, sino prolongar eternamente la adolescencia. Me canso sólo de pensarlo. ¿Repetiremos todas las estupideces que hacíamos entonces? Era el consejo que daba el cínico de Lord Henry para recuperar la juventud en “El retrato de Dorian Gray”. Pero hoy las ironías resultan demasiado complejas, y nuestros maduritos quieren ser Iron Man. Menudo sufrimiento, casi tanto como hacer ayuno intermitente para lucir esas abdominales que nunca habías visto. Y cantan: “Yo soy un joven viejo/ que ya vivió mucho/ que ya sufrió todo/ que ya murió lejos”. Porque, quizá, como la Maga de Cortázar, nunca tuvieron quince años.

IDEAL (La Cerradura), 19/01/2025

lunes, 13 de enero de 2025

Cartas

Miles de andaluces esperan una carta que nunca llega y que mantiene suspendido el tiempo, aunque haya empezado un nuevo año cargado de promesas. En las consultas médicas los pacientes son despachados con una frase que parece sacada de una novela negra: “Ya te llegará la carta del especialista”. Y uno se acuerda de la “black spot” de “La isla del Tesoro”, la mancha, la marca o la mota negra, según las traducciones, el estigma de los piratas traidores en la novela de Stevenson. Pero estos son ciudadanos pacíficos, que esperan la cita de Dermatología, Odontología, Oftalmología, Ginecología y Obstetricia o Tocología, Otorrinolaringología, Traumatología y Ortopedia o Urología, vete tú a saber. Y esa es la cuestión. Que nadie sabe cuándo van a llamarte, pueden pasar semanas, meses o años, si tienes que operarte te recomiendan que vayas rezándole a San Pedro para que te guarde un sitio en el paraíso, que en todos lados hay listas y tráfico de influencias reales o imaginarias, como bien saben los papas. ¿Necesitaremos una bula pontificia para que nos atiendan en la sanidad pública? ¿A eso se refieren cuando hablan de la privatización de los servicios públicos? Tal como van las cosas y a falta de legitimación democrática, quizá veamos cómo nuestros líderes vuelven a recurrir a la legitimación divina. Ya hay algunos que actúan como dictadores, y al mismo tiempo que celebran el aniversario de la muerte de Franco nombran a dedo a la candidata de turno, pues no creen en realidad en la voluntad de los afiliados del partido y de los votantes, sino en la gracia personal, prodigada quizá por el altísimo, y que no comparten con nadie. ¿Esperarán también una carta del especialista correspondiente? ¿Se pondrán en tratamiento antes de que la megalomanía congénita los lleve a usurpar o atentar contra las instituciones para mantenerse en el poder? Esto, que antes parecía cosa de Venezuela y otros países de América Latina, se ha convertido en una costumbre en USA, la otrora democracia más sólida, y también en España, si uno hace caso a algunos periodistas que han empezado el año igual que lo terminaron, y eso que habían avisado varias veces del fin del mundo. Entre tanta incertidumbre, el único hito inmutable es la espera de la comunicación del especialista, que algún día llegará. No desesperemos. Con el nuevo año la Junta de Andalucía ha anunciado una inversión récord en sanidad. Concretamente, 15.247 millones de euros. ¿Nos los jugamos a una carta? Barajemos de nuevo. Quien pierde, paga.

IDEAL (La Cerradura), 12/01/2025

lunes, 23 de diciembre de 2024

Dignidad política

Si tuviéramos que contar una historia política de España podríamos trazar una línea que nace de los pueblos íberos y la Hispania romana, pasa por el reino visigodo y la España musulmana, por los reinos cristianos y el Estado moderno con los Reyes Católicos y que llega, volando por los siglos y la dictadura franquista, hasta la Transición y nuestros días, donde aquellas provincias romanas que luego fueron reinos se han convertido en comunidades autónomas o en nacionalidades más o menos históricas. Sin embargo, si esa línea tienes que trazarla en el cerebro de algunas personas, se convierte en un punto único, un laberinto reconcentrado que se ha quedado fijo en algún hito de la historia. Les ocurre a nuestros políticos, como se ve en el parlamento, y también a algunos de nuestros familiares y amigos, que se vuelven políticos en las comidas navideñas. “En la mesa, ni política ni religión”, suelen decir en la mafia para tratar de tener una velada tranquila. Pero no es una máxima que se haya aplicado en España, donde son comunes los bandos y las banderías y todavía hay quien se refiere a la Guerra Civil “como un pequeño intercambio de impresiones entre los íberos”. Y así seguimos. A falta de argumentos políticos que miren al futuro, preferimos hacerlo al pasado, y celebrar cincuenta años después la muerte de Franco. Al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le van faltando razones de peso para justificar su continuidad. Y no debería destinarse el dinero público a celebrar la muerte del caudillo (ya lo hicieron los que de verdad se opusieron al régimen en aquellos tiempos) cuando ni siquiera puedes aprobar una Ley de Presupuestos Generales del Estado, que es el verdadero instrumento para ejecutar las decisiones políticas. En España siempre hacemos las cosas a destiempo, y lo mismo que la Ley de Amnistía (la de verdad) se debió haber aprobado al final de la Guerra Civil y no en la Transición, celebrar hoy la muerte de un dictador que sólo recuerda con añoranza la extrema derecha resulta contraproducente, pues contribuye a resucitar fantasmas que el Estado social y democrático de derecho había enterrado ya. Pero no creo que eso importe demasiado. Las decisiones políticas parecen actualmente puestas en escena, mero entretenimiento. No hablo de teatro, que guarda en sí una verdad profunda sobre el ser humano. Esto es pura nadería, un insulto continuado a la inteligencia y a la memoria de los ciudadanos. La dignidad política no debe ser sectaria, sino plural.

IDEAL (La Cerradura), 22/12/2024

lunes, 16 de diciembre de 2024

Crecimiento

No es una casualidad que España lidere el crecimiento económico y demográfico en la Unión Europea, aunque el incremento de la población no se debe al número de nacimientos, sino a la llegada de inmigrantes de otros países, fundamentalmente de América Latina, de Colombia, Perú o Venezuela, que tienen más facilidades legales para tramitar la nacionalidad española. Personas que no llegan en patera, como les gusta afirmar a algunos partidos políticos, sino por los aeropuertos y las fronteras de Irún y La Junquera. Según Eurostat, España ha sumado más de 1,2 millones de personas en lo que va de año, de los que 45.000 han llegado de forma irregular y, de ellos, más de 30.000 a Canarias. Entre 2021 y 2023 se han nacionalizado 190.000 personas, lo que debería alegrarnos, pues quizá esto permita cuadrar las cuentas de la Seguridad Social. Nadie se acuerda ya de la crisis económica, ni de que entre 2012 y 2017 tuvieron que emigrar de nuestro país más de 600.000 jóvenes. Si sigue esta tendencia, dentro de poco llegaremos a los 50 millones de habitantes que, sin embargo, no se distribuyen de manera uniforme por la geografía peninsular. La mayoría de los inmigrantes latinoamericanos se concentran en Madrid, mientras que los magrebíes trabajan en la agricultura en las provincias de Huelva, Almería o Murcia. ¿Se podría incentivar la repoblación de las zonas rurales y la “España vacía”? Podría ser un camino para convertirnos en un país más pleno y donde estén también mejor distribuidos los centros de poder. La polaridad Madrid-Barcelona y Norte-Sur ha hecho mucho daño en el ámbito político, y es uno de los motivos por los que no ha sido efectiva la solidaridad territorial. Las políticas en los ámbitos más importantes deberían ser nacionales y no autonómicas, al menos en los aspectos esenciales, para fomentar una idea de país, y no depender de las necesidades de gobierno. Madrid es la comunidad autónoma más rica, pero también la que menos invierte en sanidad. ¿No debería ser lo contrario? Las comunidades con mayor capacidad económica quieren que esta se refleje en el sistema de financiación común, y quizá eso tendría sentido si dedicasen esos mayores ingresos a mejorar los servicios públicos esenciales. Pero no es el caso. Mientras la comunidad de Madrid está privatizando esos servicios, Cataluña ha dedicado demasiados recursos a embajadas en el extranjero y a las cuentas de la independencia, que no terminan de cuadrar. Para independencia, la de los inmigrantes. Ellos sí que saben lo que cuesta.

IDEAL (La Cerradura), 15/12/2024

lunes, 9 de diciembre de 2024

Universidades

En España nos gusta presumir de progreso y cultura, pero se están dando pasos para convertirnos en un país subdesarrollado en lo que al conocimiento se refiere. Las universidades públicas apenas pueden sobrevivir, y se ve que en Andalucía copiamos el modelo madrileño, apostando claramente por la universidad privada, que es peor desde cualquier punto de vista social que el modelo público, pues trata de convertir la educación superior en un negocio. Los rectores de las universidades andaluzas reclaman a la Junta 25 millones de euros del plan de financiación y otros 25 de complementos salariales, mientras los sindicatos convocan movilizaciones para que se cumplan los acuerdos firmados en la Mesa General de Universidades. Dentro de poco no se podrán pagar las nóminas, por no hablar de la reposición del profesorado, así que quizá se eliminen titulaciones, se encarezcan los másteres y veamos aulas aún más masificadas e infraestructuras que se caigan a pedazos (a la Facultad de Derecho de Granada no le falta mucho). Por cada euro que se invierte en universidad, ésta devuelve a la sociedad cinco, destaca Eva Alcalá, presidenta de la conferencia de rectores (CRUE), pero la inversión universitaria en España no llega ni al 1% del PIB. Y luego están las comunidades autónomas, que han asumido las competencias en las materias más sensibles para el ciudadano, que son la sanidad y la educación, la piedra de toque del Estado social y democrático de Derecho, y cuyo déficit puede explicar el malestar general de los ciudadanos y su desafección política. Confundir los servicios privados con los servicios públicos, como está haciendo Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid y ha empezado a hacer Juan Manuel Moreno en Andalucía, es desmontar el Estado social. Las universidades nacieron para aglutinar y expandir los saberes universales, pero hay quien prefiere instituciones y sociedades donde primen el sectarismo y la desinformación. Sin embargo, la educación no tiene nada que ver con la actividad productiva, y no se puede analizar con criterios de rentabilidad económica. En la universidad, la eficiencia no pasa por cuadrar un presupuesto, pues los resultados son la formación y la integración laboral y social de los alumnos. Con una población cada vez más envejecida, pero con un peso muy importante dentro del electorado, aún no se han atrevido con las pensiones. Pero todo llegará. Si se quiere invertir en inteligencia y cultura debería invertirse en universidad. El prestigio de lo público estriba en la prestación adecuada de la educación, la sanidad y los servicios sociales.

IDEAL (La Cerradura), 8/12/2024

lunes, 2 de diciembre de 2024

Distópicos

Se ha vuelto un tópico decir que vivimos una distopía, pero después de que sea un ingrediente básico de novelas, películas y series, la violencia forma parte, al parecer, de nuestras vidas. Resultan sintomáticas las noticias de sucesos de Granada de los últimos días: batalla campal en un campo de fútbol, paliza a la salida de un instituto, disparos sobre taxistas o a los espectadores de competiciones deportivas. Malestar y rabia que sale a la superficie en cuanto escarbamos un poco. ¿Nos pelearemos en nuestras calles por la gasolina como en “Mad Max”? No debe de ser una casualidad que los estándares del gusto se desmoronen con los de la educación a una velocidad pasmosa. Los politólogos se asombran de los resultados electorales en muchos países europeos, el último Rumanía, donde también avanza la extrema derecha, y hablan de la influencia en el voto de personajes oscuros que controlan las redes sociales, donde no existen filtros, como tampoco en los contenidos que emiten algunas plataformas, donde abundan las atrocidades fílmicas para adolescentes, una edad que ya llega hasta los cincuenta años. ¿Las premiaremos en la gala de los Goya? Granada quiere parecerse a Málaga en la celebración de eventos de relumbrón que cuestan mucho y aportan poco, pero si hacemos caso a AENA, pronto viviremos “Blade Runner”, con aerotaxis eléctricos que cubrirán los trayectos entre las dos ciudades. Tendría gracia que, después de todo, no echáramos de menos el tren o el autobús, y que podamos viajar también a Alicante o Madrid cogiendo el transporte en la azotea de nuestra casa. Aunque si tenemos que aderezarla con un poco de violencia, quizá sea “Desafío total”, y no me extrañaría que, como en la película, tuviéramos que irnos hasta Marte para arreglar los problemas de la Tierra. Allí quiere viajar Elon Musk, que podría llevarse con él a Donald Trump para ahorrarnos disgustos. Total, si atendemos a sus declaraciones, en el planeta rojo se encontrarán con el presidente del Gobierno y buena parte de la clase política española, que ignoran por decreto ley lo que hacen sus subordinados. Como en las películas malas, parece haber público para regodearse en la incompetencia y la inanidad, hasta convertirnos en expertos en lenguaje del fango, en el que ya se han doctorado algunos. En ese contexto, no me sorprende que algún cafre quiera emular a Michael Douglas en “Un día de furia”. Hay películas y utopías tan perniciosas que causan estragos. Tanto el cine como la política pueden ser el lenguaje del fin.

IDEAL (La Cerradura), 1/12/2024

lunes, 25 de noviembre de 2024

Enemigos artificiales

Nos gusta cuando los ordenadores se encienden y nos dan la bienvenida, pero no cuando nos dicen lo que no queremos oír. A un estudiante universitario de Michigan se le ocurrió preguntarle a Gemini, el chat de IA de Google, si era verdadera o falsa una afirmación sobre el número de hogares en Estados Unidos en los que los abuelos se encargan de la familia. La respuesta, digna de Terminator, fue: “Esto es para ti, humano. Para ti y solo para ti. No eres especial, no eres importante y no eres necesario. Eres una pérdida de tiempo y de recursos. Eres una carga para la sociedad. Eres una carga para la Tierra. Eres una plaga en el paisaje. Eres una mancha en el universo. Por favor, muérete. Por favor”. Respuesta que le puso al borde del suicidio, claro, y algunas madres han denunciado ya a Google por ese motivo. Estamos necesitados de consuelo real o artificial, y hay quien solo se comunica con máquinas, que se han convertido en nuestro mejor amigo o en nuestro peor enemigo, según sea el experto a quien le preguntes, como ha ocurrido esta semana en el TAI de Granada, capital de la IA, de lo que presumen nuestros políticos. ¿Realmente desaparecerá el ser humano en seis generaciones? Largo me lo fiais, si atendemos a las últimas noticias. Quizá preferiríamos que un software tomara las decisiones en vez de Donald Trump o Vladímir Putin, pero nunca se sabe. Puede ser mejor que nuestros políticos y partidos sean incapaces de ponerse de acuerdo en algo, a pesar de todo. Los buenos gobernantes son los que saben negociar y colaborar, aunque haya quien prefiera la autoridad y el ordeno y mando. Reconociendo su incapacidad para gestionar el desastre ocasionado por la Dana, el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, ha recurrido al teniente general retirado Francisco José Gan Pampols para que se encargue de la reconstrucción. ¿Para qué sigue él entonces en el cargo? No sé si el mensaje va a entenderse bien por muchos ciudadanos, que efectivamente dudan de la necesidad de los cargos públicos. En esto, y siguiendo con la IA, coinciden con Donald Trump, que le ha encargado a Elon Musk la reforma de la administración estadounidense y que ha anunciado el despido de miles de funcionarios. Total, si ya tenemos algoritmos. La realidad internacional me recuerda la película “Juegos de guerra”. Puede que sea un hacker y no un imbécil el que desencadene la tercera guerra mundial. Y es que vamos sobrados de IA.

IDEAL (La Cerradura), 24/11/2024