lunes, 21 de octubre de 2024

Desinformados

Ante el ruido ambiental, antes o después llega la tentación de incomunicarse, de no ver la televisión ni escuchar la radio, de no leer periódicos y renunciar a los canales de noticias. Es lo más sensato, según Enrique, mi peluquero, que habla con más gente que yo. De hecho, además de pelar a medio barrio, no hace otra cosa en todo el día. “Lo mejor es no saber nada. Los clientes me dicen que estoy desinformado. ¿Y qué? ¿Es mejor conocer cómo te toman el pelo los políticos, como hicieron en la pandemia? Desde entonces, tengo un resfriado permanente. ¿O enterarte del número exacto de cargos públicos implicados en el caso Koldo? ¿O de que la Unión Europea quiere librarse de los inmigrantes, mandándolos a otros países? ¿O de que Vladimir Putin y King Kong están dispuestos a empezar la tercera guerra mundial?” “Pues estás mejor informado de lo que parece”, le digo. “Pero el presidente de Corea del Norte se llama Kim Jong-un”. “¡Ese! ¡Si es que me lo cuentan los clientes! ¡A mí qué me importa que la Italia de Meloni haya hecho el primer traslado de migrantes irregulares a Albania! ¡O que el Tribunal Supremo haya imputado al fiscal general del Estado! Aunque preferiría no enterarme. Si cae una bomba nuclear, me pillará trabajando. Y si cae, será por culpa de quienes nos gobiernan, que no están en lo que tienen que estar. Seguro que ellos sí celebran la Navidad”. “¿La Navidad?” “Yo es que no puedo celebrarla, sólo libro los días 25 y 1. Las fiestas son para quienes no trabajan”. Se trata de una lógica aplastante, así que yo asiento. Si uno puede renunciar a las malas noticias, estará de mejor humor durante todo el día. Y si además puede renunciar a las comidas familiares, donde se sacan casi tantos trapos sucios como en las peluquerías, también. “Por no hablar del tiempo”, continúa, “que siempre es un recurso recurrente. Tú le preguntas al alguien sobre si va a llover, ¿y qué hace? ¡Sacar el móvil y mirar la aplicación del tiempo! No mira al cielo, sino la pantalla. Y te dice que va a ser muy bueno, soleado durante todo el día. ¡Pero si tú estás viendo por la ventana que está lloviendo! Pues así es todo. ¡Los políticos son expertos en hacer lo blanco negro! Y si te descuidas, te quitan la ventana y el resto del mobiliario, como pasa en muchas comunidades de la ciudad”. “¿La ventana?”, pregunto. “Tú estás desinformado”, sentencia.

IDEAL (La Cerradura), 20/10/2024

lunes, 14 de octubre de 2024

Huracanes

Llega el otoño y el mundo se torna amenazador, con huracanes que obligan a cancelar los vuelos entre Granada y Bilbao, asolan ciudades de Estados Unidos y nos hacen sacar la ropa de abrigo del armario, cuando ya casi nos habíamos acostumbrado a un verano perpetuo. Luego llegan los huracanes electorales, y el mundo está en vilo por una posible victoria de Donald Trump, cuando la guerra arrecia en el Este y en Oriente Medio. Parece la caída del Imperio Romano, asolado por los bárbaros, que ahora son dueños de plataformas y redes sociales como X y pretenden llevar hasta Marte la estupidez humana. Imaginan un arca de Noé donde se subirán los elegidos para la colonización de otros planetas. ¿Los querrían en algún lugar del universo? Los huracanes se forman cuando una serie de tormentas eléctricas se acumulan y se desplazan sobre aguas oceánicas cálidas, que es lo que parece a veces el clima político, hasta que por el contraste de temperaturas el aire empieza a elevarse y a enfriarse y a girar y a crecer hasta formar un ojo de fuertes vientos y tormentas. Entonces la pesada lluvia se precipita como algunos políticos, a los que les van pesando los casos de corrupción de los colaboradores más cercanos. Como el huracán “Milton” arrasa parte de Florida, el huracán “Koldo” podría llevarse a este Gobierno, algo que no han conseguido las tormentas de la amnistía ni las rebajas de penas a los presos de ETA, que se han tramitado en el Parlamento ante la miopía de PP y Vox, lo que recuerda el cuento de Poe, “La carta robada”, que nadie encuentra, pero que está a la vista de todos. Las cosas mejor escondidas están a la vista, dice el detective Auguste Dupin. Es una buena definición de la corrupción política, donde los intereses de poder, personales o de partido suelen disfrazarse de interés público. Según la Guardia Civil, el exministro socialista, José Luis Ábalos, habría cobrado comisiones por abrir la puerta de ministerios e instituciones, incluso un chalé par él y un piso para una amiga especial. Es una de las razones principales por las que los ciudadanos se sienten cada vez más alejados de la política, como esas corrientes de aire a diferentes temperaturas que terminan colisionando y formando los huracanes. A la gente le repugnan las falsas apariencias, los personajes falsos y, antes que ellos, prefiere a un canalla auténtico. Eso podría explicar el auge de los caudillos que pretenden arrasar este mundo. Se acerca otro huracán.

IDEAL (La Cerradura), 13/10/2024

lunes, 7 de octubre de 2024

Transparentes

En un país donde los gobiernos suelen ponerse la ley por montera e incumplir las normas de transparencia, resulta preocupante el empeño en recortar los derechos fundamentales de los ciudadanos. Es lo que implica la aplicación desde el mes de diciembre del Real Decreto 933/2021, de 26 de octubre (ya estaba en vigor), como denunciaban Ignacio Cembrero en “El Confidencial” o Daniel Gascón en “El País”. Pues supone que quien se aloje en un hotel, contrate un viaje en una agencia o alquile un coche tendrá que facilitar prácticamente todos sus datos personales (incluyendo el número de tarjeta de crédito, el número de la cuenta del banco, el teléfono y el correo electrónico) que serán transmitidos por las empresas a la Secretaría de Estado de Seguridad. Si uno acude a la exposición de motivos de esta norma, se encuentra con que se ampara en los derechos fundamentales a la vida y a la libertad y a la seguridad personal de la Constitución española, pero nada dice del derecho a la intimidad personal y familiar. Un reglamento que desarrolla la Ley Orgánica de Libertad Ciudadana, que no exige que se faciliten todos los datos personales y económicos de los ciudadanos, sino los datos necesarios para velar por su seguridad, que hasta ahora eran el DNI, para verificar la identidad del viajero, y la tarjeta de crédito para asegurar el pago, como ocurre en el resto de los países europeos. Porque, ¿quién nos asegura que esos datos en poder de las empresas y el Gobierno no serán utilizados con fines ilícitos o hackeados y vendidos al mejor postor? ¿Y por qué una medida de este calibre no se ha tramitado por ley y discutido en el Congreso de los Diputados? El abuso de los decretos-leyes y de los decretos a secas para regular materias tan sensibles es propio de regímenes dictatoriales, no democráticos. ¿Somos en España tan sumisos porque venimos de una dictadura, aunque presumamos de Transición democrática? “Fury over 'Big Brother' law that will force Brits to hand over sensitive information whenever they visit Spain from October”, titulaba el “Daily Mail”, de Londres. “Les touristes seront tous fichés et suivis en Espagne”, destacaba “Tagtik”, de Bruselas. “Spaniens Ziel ist der gläserne Gast” (en España el turista es transparente), señalaba el “Stuttgarter Zeitung”, de Stuttgart. En política, somos aficionados a los debates estériles, pero no discutimos sobre lo que realmente importa. Esta es una buena medida para acabar con el turismo. Desconocemos los datos personales de nuestros políticos, pero resultan transparentes.

IDEAL (La Cerradura), 6/10/2024

lunes, 30 de septiembre de 2024

Monopoly

Lo de la estación de tren en Granada es como una partida de Monopoly –la más larga que he visto- en la que el Ministerio de Transportes, el Ayuntamiento de Granada y los vecinos de los barrios de los Pajaritos, Rosaleda, la Chana y Bobadilla se ven forzados a reinventar una y otra vez el futuro de la ciudad. Lo curioso es que ese futuro va cambiando desde hace veinticinco años, como si cada curso asistiéramos a una nueva temporada de “Stranger things”. Vino Óscar Puente a desayunar con el periódico IDEAL bajo el brazo y revolucionó al personal, que ya ve pisos, un centro cultural y un parking en el suelo del ferrocarril. “Veo muertos”, decía el niño de la película “El sexto sentido”, que es lo que tienen algunos ministros, que ven lo que nadie ve. ¿Cuántos turnos pierde uno si cae en la casilla de Renfe? Lo que más me gusta es el “ánimo constructivo” con el que acudimos a las reuniones en el Ministerio de Transportes, que ha resultado ser el Ministerio de la Magia de Harry Potter. ¿Será otra de las virtudes de Óscar Puente? La gente andaba preocupada con figurar en su lista negra y lo que tenía era una libreta con proyectos para integrar el tren en Granada. Hasta la alcaldesa Marifrán Carazo se ha puesto contenta. “Es un proyecto para la ciudad y tiene que ser beneficioso para sus ciudadanos. Quiero agradecer la flexibilidad del ministro y su equipo”, ha dicho, y por un momento hemos soñado vivir en un país donde lo normal es la colaboración institucional. El caso es que el Monopoly tiene unas reglas que los jugadores terminan adaptando según les interesa. Normalmente, el que lleva la voz cantante es el que maneja la banca, que vende también las casas y los hoteles para cobrar peajes y que suele hacer trampas. ¡Qué casualidad que siempre tenga los billetes de 500 euros! La compañía dueña de la marca hace ediciones especiales del juego, y quizá podríamos aprovechar la inercia inversora para proponer un “Monopoly Granada City”, donde podría comprarse desde la estación de trenes hasta la Alhambra. De hecho, ya hay una edición del juego dedicada a Granada, aunque sin duda se ha quedado obsoleta. ¿Veremos culminado el proyecto realmente en 2031? Es la pregunta que se hacen melancólicamente algunos de nuestros abuelos, la misma que se hacían cuando todavía no tenían nietos. Pero no desesperemos. Quizá esta vez construyamos algo de verdad. Cojamos una carta de la suerte.

IDEAL (La Cerradura), 29/09/2024

lunes, 23 de septiembre de 2024

Fantasmas

A veces metemos la mano en un bolsillo y, como en una película de terror, aparece una mascarilla, ese fantasma que tienes guardado con la ropa de otoño que ya se acerca. Debíamos tener siempre una disponible para salir a la calle y, aunque no se debían meter en los bolsillos, las teníamos en todos los bolsillos, de la ropa y de las mochilas, en las carteras y en los cajones de la mesilla de noche o en el despacho, en la guantera del coche, siempre a mano. Hay quienes no han dejado de ponérsela, y cuando nos los encontramos en el autobús o en el trabajo nos recuerdan nuestra debilidad. Sin embargo, en la política, cuando uno mete la mano en un cajón lo que se encuentra es una máscara, que es distinta según el contexto y el público, los colaboradores y los medios de comunicación. Y los cajones también guardan fantasmas, de la guerra civil, la dictadura y la transición, sobre las que se siguen escribiendo versiones edulcoradas que parecen novelas más que ensayos, pues no se basan en los hechos legales o históricos, que no engañan a nadie, sino en la opinión. En España, la política está realmente enfangada porque los discursos se centran en la grandilocuencia de las ideologías y no en los detalles concretos. Se sigue hablando de buenos y malos, de derechas e izquierdas, pero todavía hay miles de cadáveres enterrados en las cunetas. Esos muertos de los que se suele decir “¿otra vez la guerra civil?”, “¿ya estamos con Franco?” Pero lo suelen decir quienes no tienen fantasmas en la familia y pueden acudir a un cementerio a honrar la memoria de sus padres y abuelos. El silencio equivale a aquiescencia, a afirmar “aquello estuvo bien”, y por eso en España se desprecia la verdad, que resulta molesta, hiriente, pesada como esa memoria que nos resistimos a analizar, porque hacerlo puede llevarnos a descubrir otros fantasmas que tienen nuestra cara, la que tapábamos con mascarillas. Ése era un pequeño consuelo para mucha gente en época de pandemia. Poder ponerse una mascarilla y no tener que ponerse la máscara, guardar las distancias, no tocarse, evitar contaminar al otro con nuestro aliento o nuestra saliva. Pero los miedos siguen ahí, como los fantasmas, y basta oír un estornudo en un espacio cerrado para sentir un escalofrío. Será porque están bajando las temperaturas. Lo mismo pasa cuando oímos a algunos políticos. Ya se sabe que los fantasmas son los signos exteriores, visibles e invisibles de los miedos interiores.

IDEAL (La Cerradura), 22/09/2024

lunes, 16 de septiembre de 2024

Migración

Las migraciones tienen sus propios caminos, a pesar de las decisiones de los Estados y las llamadas al miedo de algunos políticos y partidos. Al final se trata de convivencia, y si uno pasea por la calle Elvira verá cómo entre otros habitantes viven árabes y gitanos en un maridaje que puede resultar extraño al turista, pero que es la esencia de la vecindad en el casco antiguo de Granada desde hace décadas. A quien ha tenido que emigrar para buscarse la vida le resulta natural acoger al extranjero, ya que él tenía la misma condición en otros lugares desde donde añoraba la casa de la infancia. Y han sido muchos los andaluces que han tenido que viajar a Madrid o Cataluña para buscar trabajo, o cruzar la frontera a Francia o Alemania. Lo saben también los 1.500 vecinos de Mora de Rubielos, en la provincia de Teruel, parte de lo que se conoce como la España vacía, término que acuñó en su famoso ensayo Sergio del Molino y que alude al proceso migratorio del campo a la ciudad que se produjo en este país fundamentalmente entre 1950 y 1970 y que aún no se ha agotado en nuestros días. Allí han llegado 110 refugiados procedentes de Canarias, que representarían casi el 10% del censo del pueblo. Y los han acogido con normalidad, porque también es una tierra de emigrantes. Un proceso que ha afectado prácticamente a todo el territorio español, que ha sido eminentemente rural hasta bien entrado el siglo XX. Así que, sin rasgarnos las vestiduras, tal vez una inmigración ordenada y en la que participen todas las administraciones territoriales sea una oportunidad para repoblar esas zonas de España, reconstruir las casas que se caen a pedazos y trabajar la tierra que nadie quiere. Las comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos han creado incentivos para paliar la despoblación de muchas aldeas abandonadas, pero quizá podrían beneficiarse de ellos estas personas que todavía no tienen patria. ¿Dónde está la solidaridad por la que claman las comunidades autónomas? ¿No son argumentos racistas los que se utilizan para no ayudar al Gobierno de Canarias? No sabemos con quién vivimos en realidad. Volviendo a la calle Elvira, esta semana se ha encontrado el cadáver de un hombre en un local de una mujer con síndrome de Diógenes. Entre la basura que había acumulado durante años estaba el cuerpo de su hermano, muerto al parecer por causas naturales, según informaba Carlos Morán en IDEAL. La pobreza y la soledad no saben de razas.

IDEAL (La Cerradura), 15/09/2024 

lunes, 9 de septiembre de 2024

Cuentas

Mientras el Ministerio de Hacienda echa cuentas para ver cómo se cumple el pacto con ERC para la financiación singular de Cataluña y contentar al mismo tiempo al resto de Comunidades Autónomas, la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) retrasa las devoluciones y mira con lupa las declaraciones del IRPF de los ciudadanos, pues hay que rascar cada euro y ya se sabe que el grueso de los tributos del Estado lo soportan las clases medias. Si el principio de capacidad económica se aplicase efectivamente, otro gallo nos cantaría. Quizá se trate de un fallo de perspectiva, pues la mirada está puesta en las instituciones y los territorios, pero no en los ciudadanos, que son los que deben contribuir más o menos en función de su renta. Así ocurre en teoría, pero las grandes fortunas se esconden en sociedades anónimas que residen donde más les conviene, y en un mundo ya regido por la inteligencia artificial cuesta creer que no existan herramientas para que tributen efectivamente. Las normas internacionales y nacionales son demasiado permisivas, y siempre es más fácil para la administración observar con lupa la contabilidad de pymes y autónomos que evitar el blanqueo de capitales. ¿Quiénes tributan, las comunidades autónomas o los ciudadanos? Tributan los ciudadanos, y si hay comunidades más ricas es porque allí residen personas con mayor nivel de renta. Si pensásemos en las personas y no en los territorios, probablemente no se discutiría tanto la redistribución de la riqueza de acuerdo con el principio de solidaridad. A eso se refiere la Constitución española cuando exige un sistema tributario justo. Y el tan cacareado principio de ordinalidad es exactamente lo contrario, pues supone que a mayor renta per cápita de un territorio reciba asimismo mayor financiación. Si en vez de territorios, hablamos de personas, su aplicación significaría que cuanto mayor sea su renta mayores deberían ser también los recursos que reciban de las administraciones públicas. Algo que quizá tendría sentido en un país donde los servicios públicos estén privatizados, pero no en un Estado social y democrático de Derecho. Y es falso el debate sobre lo que aportan las comunidades autónomas más ricas, porque no aportan nada, en el sistema los recursos tributarios se les atribuyen según su renta y consumo. Quienes aportan son los ciudadanos. Los mismos a quienes investiga la AEAT mientras en los despachos ministeriales se hacen las cuentas de la vieja. En la financiación autonómica debe primar el interés general sobre los intereses de gobierno, de los partidos o de los territorios.

IDEAL (La Cerradura), 8/09/2024