domingo, 27 de julio de 2014

Cuentas



Julio es el mes de las discusiones y las conversaciones absurdas, como la que van a mantener Mariano Rajoy y Artur Mas el día treinta en la Moncloa. La gente está agotando en estas fechas el fuelle que le queda y pensando en el mes de agosto, y el encuentro entre los presidentes será un desencuentro más entre España y Cataluña. Pues eso es lo que van a escenificar, mostrando una vez “Mas” el paripé en que se ha convertido la política española. Porque han quedado para decirse que no se soportan y que nunca estarán de acuerdo, como esas parejas que se empeñan en verse a pesar del divorcio. Es la fuerza de la costumbre y de un amor no correspondido, aunque uno nunca sabe si es de España a Cataluña o de Cataluña a España. Seguramente sea de los dos, a pesar del Tribunal Constitucional, que sigue diciendo que la soberanía nacional recae en el pueblo español y no en el catalán, el gallego o el vasco, que son partes de un todo que dijo sí a la Constitución de 1978. Personalmente pienso que la soberanía recae en cada ciudadano, independientemente de dónde viva, pero los tiempos cambian, y las constituciones deben cambiar también, pues las leyes no son más que la expresión del pueblo colectivamente considerado y, desde el momento que en España se reconoció la voluntad de dieciocho parlamentos, es difícil desacostumbrarlos. Que se lo digan a Cristóbal Montoro, que pretende que las Comunidades Autónomas recorten allí donde todo estaba recortado. Pero ¿no se había acabado la crisis económica? ¿No nos han sobrado 12.000 millones de euros para salvar a Caixa Catalunya y venderla después saneada al BBVA? Quizá fuera más consecuente que Rajoy y Montoro no se reunieran con los presidentes de las Comunidades Autónomas, sino con los consejeros delegados de las entidades bancarias, que son los que cortan realmente el bacalao. Y es por ahí por donde se desangran los gastos públicos. ¿Qué son en comparación ochenta millones del presupuesto de Andalucía? Esta semana se han publicado los datos de la balanza fiscal entre Estado y Comunidades Autónomas, pero lo cierto es que los ciudadanos, con nuestros tributos, estamos financiado la gestión de las dos especies más dañinas de parásitos que ha dado la democracia. En Granada llevamos esperando siete años a que Junta y Ayuntamiento se pongan de acuerdo para terminar el puto metro. Que se lo expliquen a los comerciantes del Camino de Ronda. Esos sí que tienen problemas de financiación.
IDEAL (La Cerradura), 27/07/2014

lunes, 21 de julio de 2014

Secuestrados



A Granada ha llegado el secuestro exprés, pero de perros: para todo hay categorías. Lo contaba Carlos Morán en IDEAL esta semana. Y que las perras Asia y Naya fueron devueltas tras el pago de mil euros. El avezado periodista piensa que en este caso había también un gato encerrado. Y yo lo creo. Porque los delincuentes tienen sus principios y, a diferencia de los de guante blanco –que hoy día se dedican fundamentalmente a la política y a los negocios-, una clara escala de valores. “Animales sí, pero personas no”. Lo cual demuestra que, en el fondo, tienen también una alta consideración del ser humano. En otras ciudades donde he vivido, el secuestro exprés no consiste en pedir un rescate por la víctima, sino en llevarla a punta de pistola por los cajeros automáticos para recaudar todo el dinero posible. Luego, una vez superado el límite de retirada de efectivo, esperan a que den las doce de la noche para empezar de nuevo y, si están contentos con la recaudación, puede que no te peguen un tiro. Quizá les parezca escandaloso, pero probablemente esto ocurra en España. Ocurre ya, de hecho, aunque de otro modo. La alegría de la democracia en los últimos años ha consistido en permitir la especulación inmobiliaria, el pago de intereses con cláusulas suelo, el rescate bancario por parte de los ciudadanos y, finalmente, el desahucio. También te puede tocar, o no. Y qué decir del mercado de trabajo, de los contratos basura, de los empresarios que te obligan a darte de alta como autónomo para no pagar los seguros sociales o de los despidos. Pero, con este panorama, no se abaratan los servicios básicos como la luz y el agua, sino al contrario. Y tampoco otros servicios que son absolutamente prescindibles, como los de telefonía. Pero se nos han hecho necesarios. Si se fijan, verán por la calle a mucha gente ensimismada con el móvil, tecleando en mitad de la acera, o chocándose contigo, pues si les pides paso ni se inmutan. Antes pensarías que estas personas eran idiotas, pero ahora ya no, teniendo en cuenta que a buena parte de la población le ocurre lo mismo y que tú puedes estar incluido. Y eso es también un secuestro, aunque lo consintamos. Lo sabía perfectamente Jenaro García, el fundador de la burbuja informática Gowex, que ha engañado a medio mundo subvencionado por los ministerios de Economía e Industria. Lo que nos han hecho es una lobotomía. Pero que no nos secuestren al perro.
IDEAL (La Cerradura), 20/07/2014

domingo, 13 de julio de 2014

Adivinos



Esta noche termina por fin el mundial de fútbol. Y como deben ustedes estar hartos de ver partidos, no se molestarán si les digo cómo va a quedar la final: ganará Argentina a Alemania por dos a uno. Esta noche, sobre las doce, estarán ustedes frotándose los ojos mirando la tele y el periódico alternativamente: “¿Cómo podía saber Zúñiga el resultado?” Vaya debate, pero a gilipolleces como ésta se ha dedicado la mitad de la peña durante el último mes sin ningún sonrojo. En los bares y en el parlamento, en las cárceles y en los centros de trabajo. Pero lo peor es que también causan disturbios, daños materiales e incluso muertes. Según Wagner Ribeiro, el representante de Neymar, el entrenador de Brasil es un  “viejo gilipollas, arrogante, asqueroso, prepotente y ridículo”. Y visto lo visto, Luiz Filipe Scolari quizá tenga que abandonar el país, pues hay quien mata y muere por el fútbol. Lo que a mí me extraña es que estas cosas se acepten alegremente en el deporte y no en la política. Acaso porque la política nos la tomamos menos en serio. Mariano Rajoy estaba convencido de que íbamos a ganar el mundial. Y así se lo dijo a Barack Obama, al Rey Juan Carlos y a cualquiera que quisiera oírle. Nadie le escuchó, sin embargo, y España cayó en el primer partido por cinco a uno. Todavía nos escuece recordarlo. ¿No debería haber dimitido inmediatamente? Porque un mes más tarde, todo el mundo coincide en que la selección necesita una renovación, como al parecer le ocurría también a la Casa Real, al PSOE y a la izquierda, al IRPF y a la economía española. Lo que no se renueva es el Gobierno. Confiar la propia suerte a la de la selección de fútbol tiene sus riesgos, pero aquí nadie asume su responsabilidad. Entre resultados y fichajes, se va pasando el mes de julio y, con este calor, ya no tenemos la cabeza para casi nada. “¿Pero cómo habrá acertado el resultado Zúñiga?” Esa duda le acompañará de por vida, pero no se canse. En cada casa ha habido durante este mes un adivino por lo menos, y las porras de los bares nos han traído alegría y borracheras. De todos modos, también podría pasar que el resultado de esta noche en la final fuese exactamente el contrario, o que el tiqui-taken alemán aplaste a una pulga sobre el césped. Esto ha sido un sueño, nada más. Demos otra patada al balón y pidamos un deseo.
IDEAL (La Cerradura), 13/07/2014