lunes, 25 de septiembre de 2023

Inconsciencia artificial

En algunas familias, los móviles han sustituido a los padres en el proceso educativo. Por lo visto, un teléfono es el regalo de primera comunión más habitual para los niños de ocho años, que es la edad con la que se inician en la pornografía. Así, no es de extrañar que algunos menores de Almendralejo (Badajoz) hayan utilizado una aplicación de “fakes” para desnudar a amigas y compañeras y compartir esas fotografías trucadas por WhatsApp. Lo de distribuir vídeos “deepfakes” de políticos y famosos ya era algo habitual, pero ahora puedes encontrarte con cualquiera que utilice tu imagen para lo que se le ocurra, quizá porque esté aburrido y se haya cruzado contigo en el autobús. Vamos por la calle armados con artefactos de intrusión masiva, pero a nadie parece preocuparle demasiado. No controlamos las actualizaciones de nuestros teléfonos y ordenadores, no sabemos exactamente qué aplicaciones se actualizan y con qué fin, aparte de tenernos controlados, claro, y tal vez dentro de poco veamos cómo la inteligencia artificial reorganiza con la misma rapidez el mercado de trabajo, sacando a muchos seres humanos de la ecuación. Al igual que se optimizan las aplicaciones informáticas, el mercado optimizará su eficacia prescindiendo de buena parte de los trabajadores, como ocurrió en la Revolución Industrial. Entonces nacieron los sindicatos y los derechos laborales, y ahora haríamos bien en regular el uso de la Inteligencia Artificial (IA). Los primeros que han empezado a rebelarse son los actores de Hollywood, que temen que muy pronto sean reemplazados por modelos biométricos, que con suerte utilizarán su cara y poco más, como ya se hace en muchas campañas publicitarias. Lo mismo ocurre con guionistas y escritores, que ven cómo sus creaciones son plagiadas, mezcladas y recreadas por programas como ChatGPT, que es también la aplicación estrella entre nuestros estudiantes universitarios. La plataforma Amazon está inundada de libros creados por la IA, aunque lo que caracterice a la creación literaria y artística sea la originalidad. Y no tranquiliza mucho ver la línea editorial de las grandes empresas del sector, que dedican la mayor parte de su catálogo a publicar libros comerciales que repiten la misma fórmula una y otra vez. Pero hace falta una regulación de la IA en el marco de las organizaciones internacionales y de la UE. Porque la época del Gran Hermano ya pasó. Entregada nuestra identidad, parecemos dispuestos a entregar también nuestra creatividad e inteligencia, esas cualidades que nos identifican como seres humanos. Y deberíamos cultivarlas y protegerlas antes de que no sirvamos para nada.

IDEAL (La Cerradura), 24/09/2023

lunes, 18 de septiembre de 2023

Fracaso educativo

Los problemas reales de un país no estriban en si se puede o no formar gobierno, sino en el futuro que puede ofrecer a los jóvenes que viven en él. Y España encabeza la lista de los países europeos con mayor abandono escolar, nada menos que un 13,9% de los jóvenes entre 18 y 25 años, según un informe publicado esta semana por la OCDE.  El 26,5% de quienes tienen entre 25 y 34 no ha pasado tercero de la ESO (“eso” es la Escuela Secundaria Obligatoria) y un 17% de los que tienen entre 18 y 34 ni estudia ni trabaja. Ni siquiera son “ninis”, sino un cero a la izquierda. Son datos de un país en vías de desarrollo, no de una democracia europea que presume de progresista. El verdadero problema del Estado autonómico no es si puede convertirse o funciona ya de hecho como un Estado federal o plurinacional, sino las carencias que muestran las comunidades autónomas al prestar los servicios públicos esenciales, como son la educación y la sanidad. Más que en cómo se definan nuestras administraciones, debemos fijarnos en las competencias que tienen atribuidas y si las ejercen eficazmente, que es lo único que justifica su existencia en un Estado social y democrático de derecho. Y, en ese sentido, la descentralización española ha supuesto un fracaso. No ha servido para que la educación y la sanidad sean mejores, sino para duplicar o triplicar el gasto público, las instituciones del Estado, los cargos políticos y la carga tributaria de los ciudadanos. “Eso” explica también la desafección que hay entre la ciudadanía por el propio país, pues probablemente el mayor nexo identitario sea la educación que se recibe, que debería ser la misma en todo el territorio español, como los servicios sanitarios deberían ser exactamente los mismos en todas las comunidades autónomas, sin que hubiera ninguna posibilidad de privatización. “Eso” es perfectamente compatible con que en los programas educativos se incluyan las singularidades territoriales e históricas, que quizá se aceptasen con naturalidad si se explicasen de la misma manera en Madrid, en el País Vasco, en Cataluña o en Andalucía. Si pudieran destinarse a fines sociales todos los recursos malgastados por las comunidades autónomas en estos ámbitos, no existiría pobreza en España. Luego están los detalles, si se debe llevar falda o pantalón, como se discute en un colegio de Granada. O los síntomas, como que haya falta de médicos en los centros de salud y especialistas en los hospitales. Ésas deberían ser nuestras preocupaciones. Y nuestras ocupaciones.

IDEAL (La Cerradura), 17/09/2023

lunes, 11 de septiembre de 2023

Intérpretes

Se ve que muchos columnistas y políticos españoles son magistrados del Tribunal Constitucional frustrados, pues todos parecen conocer los límites de la Constitución española de 1978, cuando no los conocían bien ni los mismos constituyentes. La Transición democrática y la evolución del Estado autonómico han sido, en buena medida, un proceso de ensayo y error, pero hay quien piensa que el poder constituyente no agota la voluntad del pueblo, que permanece vigilante. Tenemos más vigilantes en los medios que en el Banco de España, aunque no los hay por lo visto en el Ministerio de Asuntos Económicos, donde no se han olido que Arabia Saudí estaba dispuesta a comerse Telefónica. “Es una prueba de la confianza en las empresas y en la economía de España”, se ha apresurado a decir el ministro Félix Bolaños, pero más bien es otra prueba de la voracidad del país saudí, dispuesto a maquillar los crímenes de la dictadura comprando jugadores, equipos de fútbol o empresas de telecomunicaciones. Como Yolanda Díaz ha corrido a maquillar al prófugo de Waterloo, que sigue negando la Constitución. Se habla de una nueva ley de amnistía, pero nadie sabe el contenido. ¿Qué es, exactamente, lo que se está atacando o defendiendo? ¿El sistema democrático? ¿El derecho de gracia del artículo 62? En el Congreso de los Diputados se van a hablar todas las lenguas españolas, lo que quizá contribuya a que nos entendamos. Porque se ve que, en estos momentos, sólo Pedro Sánchez y Carles Puigdemont tienen las cosas claras, más el segundo que el primero, que suele cambiar de opinión sobre las cuestiones más importantes del Estado. “El Estado soy yo”, parece pensar, como pensó el propio Puigdemont. El problema de ser comprensivos con quienes se saltan la ley es que puedes llegar a creer que tienes derecho a saltártela, que no es lo mismo que interpretarla. La Constitución regula un procedimiento de reforma precisamente para frenar las insurrecciones permanentes o las interpretaciones discrecionales de quienes creen representar los verdaderos intereses del pueblo, sea el español o el catalán, que son parte de la misma nación constituyente, nos guste o no. Más importante sería preocuparnos de que no se rompa la confianza entre gobernados y gobernantes, y no tratar a los ciudadanos como el objeto de una continua manipulación retórica. Si la democracia se vacía de contenido, los ciudadanos no creerán en la democracia. Ahora dicen que los vikingos asaltaron el Capitolio por temor a una invasión de extraterrestres. Espero que no los haya en el Congreso. Aunque necesiten intérpretes.

IDEAL (La Cerradura), 10/09/2023

lunes, 4 de septiembre de 2023

Septiembre

La melancolía por que se acabe el mes de agosto es en realidad por la infancia que pasó. ¿Cuándo dejamos de hacer lo que queremos? El mes de agosto sería una especie de espejismo donde se mezclan lo que fuimos y lo que deseamos ser, que es lo que pasa con el Gobierno. ¿Quiénes somos sin horarios y sin incentivos? Cuarenta y ocho millones de españoles esperamos a que haya un acuerdo, pero, por el momento, no parece posible. Mientras tanto, hay que trabajar. No es lo mismo ver el mar que la mesa de una oficina, pero uno puede ordenar los lápices y las cuartillas para construir un nuevo paisaje. Mira, ahí, en la esquina, sobre el lapicero, está el faro, y el paquete de folios es el mar, antes de que se levante el poniente. Los pósits son las casetas de la feria a la que ibas de pequeño, y si cambias los bolígrafos de sitio quizá puedas reordenar el mundo. Septiembre está lleno de los monstruos del oficio, pero también hay tranquilidad en la rutina, y los horarios forman una cara que se termina pareciendo a nosotros mismos. Hay que sobrevivir, como hacen nuestros políticos. ¿De qué han hablado esta semana Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez? Según nos cuentan las crónicas, el primero le propuso al segundo algo imposible: que renunciase a la presidencia del Gobierno. Son sólo cuatro diputados los que marcan la diferencia. ¿Qué más se puede pedir? Íñigo Urkullu ha pedido una España plurinacional con un reconocimiento de las nacionalidades históricas, Cataluña, País Vasco y Galicia. ¿Podemos volver al pasado? Esa era la idea de la transición, antes de que todas las regiones españolas se convirtiesen en comunidades autónomas. Sin embargo, según los nuevos estatutos, muchas son ya nacionalidades. ¿Basta para cambiar con una nueva denominación? Septiembre es un buen mes para los cambios. Después de las vacaciones, las familias no se aguantan, y hay quien decide empezar una nueva vida, ponerse a régimen o un nuevo horario. Quizá se lo ponga el próximo inquilino del Palacio de la Moncloa, que tendrá que lidiar con muchas propuestas. Los países son como las familias, y ya se sabe que todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera. Más allá de la denominación, estaría bien que hubiera una idea de España. El final del verano llegó, como cantaba el Dúo Dinámico. En septiembre empieza el nuevo curso, pero seguiremos dando pasos en las mismas huellas.

IDEAL (La Cerradura), 3/09/2023