lunes, 27 de marzo de 2023

Favores

En España, el nepotismo parece ser una práctica consuetudinaria que salta de la política a las instituciones o al deporte rey (no hablaremos de la Corona), donde también abundan las cadenas de favores. Esta semana están en vilo los aficionados del Barça por una posible sanción de la UEFA que excluiría al equipo de las competiciones europeas, algo que preocupa más que la investigación de la justicia española. ¿Cómo nos van a bajar a segunda? Si hemos sido capaces de lograr que se desvirtúen los delitos de sedición y prevaricación, lo de la ley del deporte debe resultar peccata minuta. Por si las moscas, se han denunciado los agravios comparativos y se ha mezclado el tocino con la velocidad o viceversa, algo así como que el tiqui-taca está inspirado en los deseos de independencia de una parte de la sociedad catalana. Pero claro, si también una parte de esa clase política estaba acostumbrada a adjudicar contratos públicos a cambio de un tanto por ciento, ¿cómo no iban a sentirse legitimados los directivos de un club de fútbol para comprar la voluntad de los árbitros? Las afinidades electivas todo lo complican, y en Granada las instituciones siguen denunciando la falta de transparencia en la adjudicación de la sede de la AESIA a La Coruña, pues el Gobierno firmó el informe desfavorable para la capital nazarí un mes y medio después de designar a la capital gallega. Supongo que todas las instituciones granadinas cumplen escrupulosamente la normativa y los criterios de meritocracia cuando toman decisiones que afectan a sus infraestructuras o a sus trabajadores, ajenas a razones políticas, personales o familiares, incluyendo las de su propio partido. De ahí la comprensible indignación por tener que trabajar en un teatro de marionetas. Y por eso despierta mucho más interés el "BarçaGate" que el "AESIAGate", ya que resulta más estimulante recorrer la geografía española detrás de un balón y once tipos en calzoncillos que perseguir por los pasillos a tu jefe o jefa. ¿Vendrá de ahí lo de los globos sonda? En la política, como en el arte o incluso el fútbol, tan importante es lo que se ve como lo que no se ve. La diferencia estriba en si lo que no se ve termina en los tribunales. ¿Podríamos introducir el VAR en las reuniones del Consejo de Ministros? ¿Reinará en nuestras instituciones e incluso en nuestro país por fin la transparencia? Los favores tienen el valor de las personas que te los hacen. Luego hay que devolverlos. Mejor que no sea a Vito Corleone.

IDEAL (La Cerradura), 26/03/2023

martes, 21 de marzo de 2023

Las canas de Cuenca

Leo el periódico en una cafetería y pienso que al alcalde de Granada, Paco Cuenca, no podrá achacársele falta de iniciativa ni de empeñarse en transmitir ilusión por un proyecto de ciudad, aunque tenga que enfrentarse a su partido en el Gobierno por la sede de la Agencia de Supervisión de la Inteligencia Artificial o marcarse un baile en TikTok en el balcón de su casa, al borde del vacío. Se ve que le puede más su amor a Granada, esa especie de bendición y maldición al mismo tiempo que le cae a quien nace o vive aquí. Pero “¿por qué el alcalde tiene tan pocas canas?”, me pregunta una amiga sacándome de mis ensoñaciones. “Pues no sé”, le digo. “La verdad es que tiene pocas para los malos ratos que le debe dar el cargo”. “Lo mismo los compensa con alegrías”, dice mi amiga. Aunque en precampaña electoral y con la deriva actual del Gobierno de la nación, las alegrías pueden ser pocas. Sin embargo, lo que ocurra a nivel estatal no debería influir tanto en el ámbito local. Miro la taza de café y pienso que, en España, la política parece un experimento de vasos comunicantes. ¿Hay que castigar al alcalde por lo que hacen el presidente del Gobierno o sus socios de coalición? Después de los últimos esperpentos municipales, ¿ha demostrado Paco Cuenca ser un buen alcalde? Quizá debería haber soltado más lastre y cortado por lo sano con algunos trileros de la política municipal y pecar de menos afán de protagonismo. “Cuenca pone al mundo mirando a Granada”, dice el eslogan socialista. Las ciudades, como las personas, imprimen carácter, y a veces es difícil sobreponerse. “Quiero irme, quiero quedarme”, nos decimos, porque Granada funciona como un imán que te atrae y te repele. Por eso la ciudad exporta artistas al mismo tiempo que los atrae de todas partes del mundo, ya se instalen en la capital o en ese reino de la bohemia en el que se ha convertido la Alpujarra. “¿Tú crees que se tinta el pelo?”, me dice de nuevo mi amiga, ahora que yo estaba pensando en el resurgir del reino chico de Boabdil. “Entonces no se le vería ninguna”, contesto. “A no ser que se tinte sólo una parte para parecer más natural”, dice ella. Levanto la vista del periódico para darle un sorbo al café y veo la Sierra, imponente y nevada todavía. Quién sabe. Lo mismo fallan los pronósticos y Paco Cuenca siga peinando canas en el Ayuntamiento.

IDEAL (La Cerradura), 19/03/2023

Bond

Bond, James Bond. Ahora le ha tocado al espía, aunque al parecer la editorial que dispone de los derechos de las novelas de Ian Fleming va a tener la gentileza de publicar también las obras originales, sin cirugía estética. Pero en un mundo artificial fabricado con comités de lectores sensibles y demás algoritmos, habrá quien compre las copias censuradas. Antes o después todas desaparecerán, pues por mucho que lo maquillen el personaje seguirá siendo mujeriego, machista, alcohólico y un asesino, claro, lo que quizá debería darnos que pensar. Porque en las redes sociales no se habla de esto, sino de quién tomará el relevo de Daniel Craig en la saga, aunque haya quien siga añorando a Sean Connery, Roger Moore o Pierce Brosnan. La policía del pensamiento quizá quiera incluso eliminarlos de nuestros recuerdos para que dejen de fumar, beber, follar y entretenernos. ¿Y por qué no va a poder ser una mujer? En la última película ya había una 007 negra para romper estereotipos, y no por eso era menos despiadado el personaje, que quizá es lo que atraiga a miles de lectores y espectadores. A mí las novelas y las películas de James Bond me parecen un cómic, aunque haya cómics que son verdaderas obras de arte. Hay una confusión de base, quizá porque el arte se ha convertido en un objeto de consumo. Como la literatura, empezando por la infantil. Si un autor quiere escribir un libro dirigido a este público, por lo primero que deberá preocuparse es por la lista de valores que promueven el ministerio y la consejería de turno, que son seguidos a pie juntillas por las editoriales, que lo que quieren es vender y que sus lecturas sean recomendadas por colegios y profesores, vigilados también por la policía del pensamiento. Valores que son los que se supone que siempre han existido en las obras clásicas, lealtad, amistad, compañerismo, valentía, como en “La isla del Tesoro”, de Robert Louis Stevenson, que si no fuera un clásico tendría serias dificultades para publicarse hoy. Ni se publicarían si no son previamente adaptados los cómics de los Pitufos, donde Pitufina debe lidiar como única hembra con 99 enanitos azules. ¿Cómo? ¿Hembra? ¿Enanitos? ¿Azules? Al censor le faltará tiempo para sacar el bolígrafo rojo o las tijeras. De hecho, hay quien ha escrito que la comunidad pitufa es un “arquetipo de sociedad totalitaria embebida de estalinismo y fascismo”. ¡Ay, de que estarán embebidos tantos críticos! Hay buena y mala literatura, y demasiados policías. Incluso para James Bond.

IDEAL (La Cerradura), 12/03/2023

lunes, 6 de marzo de 2023

Amnesia

Olvidada la pandemia, volvemos a las andadas. Ya no llevamos mascarillas ni aplaudimos a los sanitarios y, según la comunidad autónoma, nos dedicamos a desmontar la sanidad pública, que valorábamos tanto y ahora volvemos a despreciar. Ya no tenemos propósitos de enmienda, y parece haberse apropiado de la sociedad un indolente carpe diem que no mira al futuro, sino que se aferra al instante. Pero es un momento insustancial, de una euforia vacía a nivel político, con mascaradas en forma de moción de censura, una ópera bufa planeada para las elecciones locales y autonómicas. Sólo si nos vemos al borde de la muerte somos capaces de arrimar el hombro y remar para el mismo sitio. Pero si el peligro desaparece nos preocupamos sólo de lo nuestro. Tenemos maestros entre los corruptos, ese mal endémico no de la política española, sino de los políticos con conciencia de clase, que son aquellos que acceden a la política no por vocación de servicio público, sino para medrar y enriquecerse. ¿Cuántos personajes como Antonio Navarro Tacoronte o Juan Bernardo Fuentes habrá en el Parlamento? ¿Cuántos considerarán la política como un medio para conseguir contratos públicos y ayudas europeas? Lo peor es el retrato de crápulas y puteros de la historia más negra de España. La trama de corrupción tiene como protagonistas a un diputado nacional, al director general de un gobierno autonómico y a un general de la Guardia Civil, dicen los investigadores del caso “Mediador”, como si dieran el reparto de una novela de Manuel Vázquez Montalbán. Por no hablar de los empresarios que mendigaban sus favores. Migajas y detritus de la política española. El verdadero dinero está en otra parte, en Países Bajos, adonde se va Ferrovial, aunque haya obtenido 9.000 millones de euros desde el año 1991 por adjudicaciones de obras públicas del Ministerio de Fomento. Una multinacional que en la última década sólo ha contribuido por el Impuesto sobre Sociedades en tres años: 2014, 2018 y 2019; los demás ha declarado pérdidas. ¿Se podrían dar en el Congreso de los Diputados seminarios sobre ingeniería financiera? Serían útiles para que sus señorías aprendiesen a legislar para evitar la elusión fiscal y para que, puestos a corromperse, lo hagan con cierta elegancia, enardeciendo a la junta de accionistas. Sin embargo, los que trabajan ahora son los mismos que trabajaban durante la pandemia: los sanitarios y otros profesionales tan denostados que mantuvieron las cadenas de suministros. La sociedad se sobrepone a los virus y a la corrupción. Aunque sólo sea olvidando.

IDEAL (La Cerradura), 5/03/2023