domingo, 30 de abril de 2017

Justicia

En un país donde las mayores preocupaciones de los ciudadanos son el paro y la corrupción, resulta más llamativa –por decirlo suavemente- la relación que los gobiernos y buena parte de la clase política tienen con la Justicia. Es una relación de “absoluto respeto”, si atendemos a las declaraciones de Mariano Rajoy, por ejemplo, pero que se revela sin embargo como de absoluta injerencia cuando leemos que el fiscal jefe Anticorrupción, Manuel Moix, que depende jerárquicamente de la Fiscalía General del Estado y, por tanto, del Gobierno, intenta paralizar los registros de la Operación Lezo, sobre la corrupción del PP en la Comunidad de Madrid. O tal vez se trate de una indiferencia interesada, si observamos la pasividad de la Junta ante el desmantelamiento de la sede del TSJA en Granada, aunque la ciudad tenga la consideración de capital judicial en el Estatuto de Andalucía. La verdad es que el lenguaje del Estatuto, forzado por la corrección de género, resulta casi tan farragoso como el de Susana Díaz, pero no tanto como para que los jueces que han votado a favor de esta decisión en el pleno del TSJA ignoren ese mandato.  Quizá tenga algo que ver que la creación de las nuevas Salas de lo Penal sea una vieja demanda del Colegio de Abogados de Sevilla, y aunque nuestros políticos locales se apresuren a negar los enfrentamientos territoriales no sé a qué esperan para mostrar una actitud mucho más combativa. En realidad, se trata de un proceso que empezó hace tiempo, y si uno acude a la web del Consejo del Poder Judicial, puede leer que “las tres Salas de lo Contencioso-Administrativo y las tres de lo Social del TSJA tienen sede –atentos al orden de las ciudades- en Sevilla, Málaga y Granada”. Pues lo mismo va a pasar con las Salas de lo Penal. Si no fuera porque la capital judicial granadina está aislada ferroviariamente, acaso habría que desmontar la Chancillería piedra a piedra para enviarla a Sevilla. Aunque sólo fuera para ver desfilar por allí a José Torres Hurtado, Isabel Nieto y los demás miembros de la junta de gobierno –todos del Partido Popular- que ha regido el Consistorio en los últimos años. Aunque me temo que seguiremos viéndolos por los juzgados de La Caleta. La moción de censura se aleja del Ayuntamiento de Granada, mientras los diputados de Podemos, que caminaban esta semana por los pasillos como “Los hombres de Harrelson”, la preparan en el Congreso. Quizá porque, en España, la Justicia no sea ciega, sino bizca.

IDEAL (La Cerradura), 30/04/2017

domingo, 23 de abril de 2017

El juego de la política

Los juegos tienen la virtud de suspender la realidad, aunque haya quien grite los triunfos de su equipo preferido o quien sufra un infarto y se despida de este mundo mientras su equipo lo hace de la Champions. Para ello ni siquiera hace falta encender el televisor, sino que basta con escuchar los exabruptos y pataleos del vecino. Y es que el fútbol, por ejemplo, suele despertar los instintos más primarios del ser humano, aunque se parezca más al chimpancé en esos momentos. Lo saben las casas de apuestas, que se dedican a explotar esos instintos, empobreciendo los bolsillos de los espectadores además de su intelecto. Así, antes y durante los partidos, estas empresas presentan como información lo que es publicidad descarada de una actividad que roza lo delictivo. Y debería serlo invertir cantidades astronómicas en un deporte que proporciona satisfacciones y glorias tan efímeras. Si España invirtiera lo mismo en investigación, tendría un futuro mucho más interesante, aunque esta semana pareciese suspendido por las competiciones deportivas. Pero no es la concepción de lo público que suele tener nuestra clase política, que no hace más previsiones a largo plazo que las electorales. Parece también una combinación ganadora: 20+13,2+4+1,4+0,75+0,15; pero no lo es. En total, serán casi 40 millones de euros los que podrían asumir los ciudadanos granadinos por la gestión del PP en el Ayuntamiento en los últimos años, según informaba Mª Victoria Cobo en IDEAL esta semana. Desde la Azucarera de San Isidro al Pabellón Mulhacén, pasando por la Rober, los juzgados condenan al pago de indemnizaciones por reclamaciones diversas al Consistorio, cuando deberían condenar a personas con nombres y apellidos y al partido al que representan, colaborador necesario para que José Torres Hurtado en Granada o Ignacio González en Madrid lleguen a las Administraciones públicas. Porque los ciudadanos votan a una organización representada por esas personas, y cuando esas personas son detenidas o procesadas, el partido deriva su responsabilidad, como permanentemente hace el Gobierno de España. ¿Alguien recuerda que Ignacio González fue propuesto como presidente de Caja Madrid por Esperanza Aguirre y que fue Mariano Rajoy quien impuso a ¡Rodrigo Rato!? ¿Quién eligió como candidato a la alcaldía de Granada a Torres Hurtado? El juego de la política se nutre de ambiciones personales y de ambiciones de partido, pero las pérdidas las pagan los ciudadanos. ¿Son estas las reglas de la democracia? Con estos personajes y quienes los apoyan partidos y ciudadanos perdemos por goleada. Y ya hay quien pretende romper la baraja.

IDEAL (La Cerradura), 23/04/2017

domingo, 16 de abril de 2017

Turismo

Como viene siendo ya una costumbre, las noticias más comentadas durante esta Semana Santa han sido las cifras de ocupación de nuestros hoteles, donde se han alojado al parecer más turistas que nunca, habiendo sido por primera vez mayoría los visitantes extranjeros en ciudades como Granada. En un país cada vez más subdesarrollado culturalmente como el nuestro, se comentan estos datos con euforia, la misma que comparte el Gobierno cuando anuncia las cifras del paro, que baja gracias a las contrataciones de temporada en la hostelería, la gran industria nacional y local. Si tenemos una de las mejores universidades de España no importa, la realidad es que gran parte de los egresados tendrán que irse a trabajar al extranjero, y que los que se quedan acaso deban plantearse hacer mejor una buena formación profesional. El de la hostelería parece un mundo mágico, y si es verdad que puedes trabajar horas extra como camarero, también puedes convertirte en un cocinero estrella o en un director de hotel o en relaciones públicas. Si uno atiende a los medios de comunicación, España es un paraíso gastronómico, y en Granada está el bar donde se come el mejor pescaíto frito del mundo, que lo ha dicho nada menos que una presentadora de “MasterChef”. Y no es una casualidad que éste sea uno de los programas más vistos de la televisión, como “First Dates” o “Mi casa es la tuya”, donde siempre hay una cocina por medio, pública o privada, para engullir la realidad. Incluso los niños tienen su “MasterChef Junior”, por si no estaba claro lo que deberían hacer en el futuro. ¿Se puede ser más creativo que Ferran Adriá? Mientras tanto, en ciudades antes turísticas como Barcelona, la alcaldesa Ada Colau y una buena parte de los habitantes les han declarado la guerra a los turistas. Se ha prohibido la apertura de nuevos hoteles en el centro, se han creado nuevos tributos, los vecinos de los barrios históricos se quejan y quieren recuperar la tranquilidad. Ah, la tranquilidad… Yo llevaba una semana sin ver a mi vecino de arriba, aunque lo oía trajinar por la casa. “¿Qué te pasa que no sales?”, le he preguntado esta mañana. “¿Tú estás loco?”, me ha contestado él con cara de ídem. “¿Has visto como está el centro? No pienso salir hasta que termine la Semana Santa”. Y así se la ha pasado el hombre, encerrado en su casa. Pero menos mal que, a partir de mañana, podrá salir tranquilamente a la calle. Aunque sólo sea para hacer turismo.

IDEAL (La Cerradura), 16/04/2017

domingo, 9 de abril de 2017

Bendiciones

En el comienzo de la Semana Santa han sonado las trompetas marciales de Donald Trump, que ha pedido después la bendición de Dios para el mundo entero a través de su cuenta de Twitter. Si la relación del presidente de EE.UU. con la religión es como la que mantiene con el derecho internacional, podría decirse –con Ambrose Bierce- que cree en Dios, pero se ha reservado el derecho de adorar al diablo. Así que, ¿son bendiciones o maldiciones las de Trump? La política internacional resulta aún más asombrosa que la nacional y la local. Es como si la progresión de disparates a que estamos acostumbrados fuese geométrica, en vez de aritmética. Quiebre usted un ayuntamiento –el de Granada, sin ir más lejos- y a unos cuantos miles de kilómetros de distancia se abrirá un agujero en la tierra que se tragará a una ciudad entera. Es el efecto mariposa, un concepto de la teoría del caos, que parece reinar en estas fiestas presuntamente religiosas. Las procesiones son esencialmente melancólicas, pero hay quien las vive con un tono festivo, como hay quien aplaude las decisiones de Trump. ¿Creemos en la ceremonia de la muerte y la resurrección? Si volvemos a las cuentas municipales, es una procesión la que lleva el exalcalde de Granada, José Torres Hurtado, por juzgados y tribunales, mientras el nuevo alcalde, Paco Cuenca, se pasea por ferias y foros sin tomar ninguna decisión de peso, ni siquiera para poner un parche a los destrozos que causó en la economía municipal el antiguo equipo de gobierno, pues ha tenido que prorrogar los presupuestos. ¿Por qué tienen que pagar los ciudadanos el agujero de la LAC con un aumento del precio del billete? ¿Por qué no lo pagan Torres Hurtado y Telesfora Ruiz de su bolsillo? Si la responsabilidad política de alcaldes y concejales fuese también una responsabilidad patrimonial, quizá nos libraríamos de esta procesión de ídolos, confundidos por el misterio de la política. Mientras tanto, puede ser el Ministerio de Hacienda quien termine levantando el cadáver de la economía municipal, con una intervención que llevará aparejada una subida del 40% de los tributos locales, casi una resurrección impositiva. Y viendo la incapacidad de todos los ediles municipales para llegar a acuerdos, acaso fuera mejor que sólo los funcionarios se ocupen de la gestión de los recursos locales. Al menos ahorraríamos en corrupción, salarios y titulares de prensa. Aunque quizá no pongan tanta pasión en su trabajo como estos días inundará las calles, entre aromas a incienso y azahar. Somos unos santos.

IDEAL (La Cerradura), 9/04/2017

domingo, 2 de abril de 2017

Videorrealidad

La obsesión por transmitir nuestra vida en directo ha alcanzado también a los medios de comunicación, que han olvidado su papel crucial para formar a la opinión pública, pues ya sustituyen abiertamente información por sensacionalismo. Así, no ha habido cabecera o informativo que no haya reproducido esta semana la muerte de una joven rusa de 23 años, que emitía en Facebook Live (¿o death?) mientras conducía un coche. “¡Hola! ¿Cómo están todos, adónde viajan?”, dice la chica justo antes de estrellarse contra un autobús. Pues mira, aquí estamos, asistiendo a tu muerte, porque la sociedad carece ya de cualquier tipo de escrúpulo. ¿Por qué será? “Las pantallas se multiplicaban y a la vez se fundían en una única pantalla escindida y continua, muchas pantallas y una pantalla única, de cine, de televisor, de monitor de ordenador, de teléfono móvil en sus diversas manifestaciones”, escribe Justo Navarro en “El videojugador” (Anagrama, 2017), un ensayo que debería ser una lectura obligatoria. Porque al mismo tiempo que las humanidades desaparecen de los planes de estudio, vamos siendo educados por las máquinas, diseñadas para para fundir “en una única temporalidad trabajo y no-trabajo”. Nuestra libertad es hoy una ficción, pues si no transformamos nuestra vida en imágenes al parecer sólo tenemos una existencia ilusoria. Pero ¿cuántas personas habrán muerto en accidentes por inmortalizar ese momento en un selfi o una grabación? El entretenimiento es una paradoja: “La interactividad tal como hoy se entiende cuando se habla de videojuegos consiste en que el jugador obedece órdenes que la máquina renovará en caso de que las anteriores sean obedecidas. Si no son obedecidas las órdenes dadas, la máquina sanciona o despide al jugador”, escribe Justo Navarro. Y el autor analiza la influencia de los videojuegos en nuestra forma de pensar y la evolución de la industria del entretenimiento desde la primera mitad del siglo XX hasta nuestros días, su tremenda proyección en todos los ámbitos, desde la política o la industria armamentística hasta la publicidad –el gran demiurgo- y la cultura. Y subyace una idea inquietante: que quizá no seamos nosotros quienes controlemos la pantalla. “Un ordenador no sólo es un buen funcionario: puede convertir en funcionarios a sus usuarios”, concluye Justo Navarro en “El videojugador”. Y haría usted bien en aferrarse a las páginas de este libro, o al menos a las de este periódico. Porque, en caso contrario, podría ser usted absorbido por la irrealidad. ¡Y por Atari! ¡No corra usted a hacerse un selfi para comprobarlo! Pondría su vida en riesgo.

IDEAL (La Cerradura), 2/04/2017