domingo, 29 de octubre de 2017

Repúblicas

Si nuestra sociedad es un reflejo de las personas que vivimos en ella, lo de España podría definirse como una esquizofrenia territorial, que abarca desde los nacionalistas catalanes a los granadinos melancólicos que pretenden proclamar la comunidad autónoma de Andalucía Oriental, pasando por los estudiantes del segundo, que han decidido plantar marihuana en el balcón en vez de una bandera, pensando que quizá coloquen lo mismo. Y es que estábamos acostumbrados a que los partidos hicieran de las Administraciones públicas su cortijo –qué bien lo cuenta Bárcenas-, pero viendo que la justicia a veces funciona, hay quien prefiere un territorio exclusivo donde no haga falta cobrar en negro y las leyes sean también a la carta. Menuda revolución. Más simpatías me produce la protagonizada por doscientos jornaleros de los invernaderos de Albuñol, según informaba Mercedes Navarrete en IDEAL esta semana. Trabajadores marroquíes, senegaleses y rumanos que, ganando 3,75 euros la hora y sin cotizar a la Seguridad Social, no creo que les dé para declarar una república. El Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) denuncia las lamentables condiciones laborales, pero la Unión de Agricultores y Ganaderos de Andalucía (COAG) lo niega. A mí me gusta uno de los lemas de esta rebelión: “Si te explotan, no explotes. ¡Cumple con el convenio!” ¿No sería extrapolable desde la Costa Oriental de Granada a la Costa Brava? Como las declaraciones de la alcaldesa de Albuñol, María José Sánchez: “No voy a permitir que rompan la paz social”. Y es que la paz se ha convertido en un lujo, como la idea de Estado que Platón expresaba en “La República”, donde los más sabios han de ser los gobernantes y cada uno debe cumplir su función. ¿Saben nuestros gobernantes las funciones que tienen? No parecen saberlo Carles Puigdemont ni Mariano Rajoy; ni siquiera Francisco Cuenca, reprobado en el pleno del Ayuntamiento. Pero ¿para qué lo reprueban, si va a continuar siendo alcalde? Algunos políticos disfrutan generando noticias y convocando ruedas de prensa para estresar a los periodistas, ya que su amor propio –salvo el de la digna dimisión- no tiene medida, aunque algunas informaciones en comparación resulten ridículas. A Platón le hubiese gustado que coincidiesen la filosofía y el poder político en el gobierno de las ciudades, pero actualmente lo más parecido a esta filosofía es el eslogan de una conocida marca de muebles que proclama “la república de tu casa”. Y hay quien se lo toma en sentido literal. Sin embargo, a veces vale más reconocer nuestra dependencia que declarar la independencia.

IDEAL (La Cerradura), 29/10/2017

domingo, 22 de octubre de 2017

Granada Noir

La crónica negra sobre la gestión del PP en el Ayuntamiento de Granada parece no tener fin. En vísperas de las elecciones municipales de 2015, alguien en el consistorio dio la orden de que se paralizasen las notificaciones de multas, con lo que prescribieron 10.000 sanciones, según informaban María Victoria Cobo y Quico Chirino en IDEAL esta semana. Total, qué son 500.000 euros en las arcas municipales frente a unos cuantos votos. Si no se han tramitado 40.000 expedientes sancionadores tocan a unos 12,5 euros, menos de lo que cuesta un menú en el Asador de Castilla para pactar un nuevo gobierno. El nepotismo en el poder se termina convirtiendo en una cadena de favores para asegurar una red clientelar que te mantenga en el cargo. A través del no cobro de una multa, la consecución de un contrato, un puesto de trabajo para un vecino o un familiar. Lo que el PP denuncia en la Junta de Andalucía es lo mismo que ha practicado en el Ayuntamiento de Granada o en la Comunidad de Madrid, porque, independientemente de las siglas, lo que hay que limitar por ley es la duración de los mandatos, como también comentaba Jesús Lens en estas mismas páginas. Y parafraseando a Petros Márkaris, con el que Jesús conversó en el Centro Lorca el pasado viernes para clausurar brillantemente la tercera edición del Festival Granada Noir: “No es el policía el que sirve para explicar la realidad, es el género negro, que se ha convertido en el mejor método para abordar los problemas de la sociedad”. En la serie de novelas que le han llevado al gran público, protagonizadas por el comisario Kostas Jaritos, Márkaris retrata una sociedad al borde del colapso. Y lo que ocurre en Grecia es extrapolable a España o a cualquier país de Europa. Emmanuel Macron ha alertado esta semana de que los grandes peligros a los que se enfrenta la UE son los movimientos secesionistas y el populismo. ¡Ay! Cuando pienso en nuestros políticos, siempre me acuerdo de la definición de policía que hace Ambrose Bierce en “El diccionario del Diablo”: “Fuerza armada que participa de los mismos actos de los que nos protege”. Pero claro, también definía al político como “anguila que mora en el lodo sobre el que se erige la estructura de la sociedad organizada”. Y de los escritores decía que “dedican su imaginación a darles vueltas a las actividades de los fantasmas”. Policías, políticos y escritores se mezclan en esta Granada Noir. Lo mismo aprendemos mucho unos de otros.

IDEAL (La Cerradura), 22/10/2017

domingo, 15 de octubre de 2017

Fronteras y derechos

Las aguas del Mediterráneo, vistas desde un barco, no son distintas a las de otro mar: de un azul brillante al medio día, cuando están en calma, como si fuesen acumulando toda su fuerza; oscuras al atardecer, con la marejada, con penachos blancos sobre las olas que ululan y se quejan antes de chocar con el casco. Pero sí son distintas para quien tiene que cruzarlas necesariamente, pues de ello depende su vida, y entonces cobra mucha más importancia el tiempo, más allá de las licencias poéticas, por si la marejada se transforma en un temporal. Quien quizá haya atravesado cuatro o cinco fronteras soportando vejaciones de todo tipo, debe enfrentarse a una más, y en esta última son más importantes las leyes atmosféricas que las de una Europa convertida en una fortaleza. Pero qué difícil es alcanzar el mar. En estos días en que nos preocupan tanto las resoluciones judiciales a propósito de Cataluña, España ha sido condenada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo a indemnizar con 5.000 euros a dos personas que cruzaron de manera irregular la valla de Melilla y fueron devueltas a Marruecos en contra de su voluntad. Lo que se denomina “devoluciones en caliente”, pues ni siquiera se comprueba la identidad de los migrantes, que no reciben asistencia legal o médica. Supongo que para N.D. y N.T., ciudadanos de Mali y Costa de Marfil, el cobro de esa indemnización será como si les tocase la lotería, y el Gobierno español hará bien en pagarla cumplidamente, aunque ya dedique muchos recursos al equipo de Salvamento Marítimo, que tiene como principal objetivo salvaguardar la vida humana en el mar, algo que no hacen otros países europeos. Son las dos caras de España, que se muestran en muchos aspectos de la vida social y política, donde lo mismo asistimos a actuaciones solidarias que a otras que revelan más bien el racismo y la xenofobia. Al parecer, ya nadie se acuerda del drama de los refugiados y del compromiso de acogida de los países europeos, como España, que apenas ha recibido al 12% de la cifra pactada. Estamos demasiado preocupados en salvar la integridad del país y porque parte de la burguesía catalana aliada con sus enemigos naturales no hagan saltar nuestras fronteras por los aires. Parece increíble. Unos tienen tanto que necesitan habitar un país exclusivo. Otros tienen tan poco que les vale cualquier lugar para vivir. Y es que, según desde dónde mires, fronteras y derechos pueden ser sólo algo imaginario.

IDEAL (La Cerradura), 15/10/2017

domingo, 8 de octubre de 2017

Reyes y bufones

 Pues ha tenido que ser el Rey de España quien diga por fin algo sensato sobre la insurrección en Cataluña, resumiendo perfectamente la situación y reclamando la aplicación de la ley y el restablecimiento del Estado de Derecho. Por preparación, saber estar y sentido común sería el mejor político de España; si no fuera rey, claro, porque no podemos votarle en unas elecciones. ¿Podrían intercambiar Felipe VI y Mariano Rajoy sus papeles? Hace mucho, mucho tiempo, un rey le dijo a su holgazán bufón: “Si yo fuera tú y tú fueras yo mis horas volarían alegremente, sin preocupaciones ni pesares que las importunaran”. ¿Cuántas cabezas coronadas hay en nuestro país? Iluminadas hay muchas, y se han dado perfecta cuenta los líderes de la extrema derecha europea, que son los únicos políticos que apoyan a Puigdemont y compañía: Nigel Farage (del UKIP británico), Geert Wilders (líder del PVV holandés) y Heinz-Christian (presidente del FPÖ austríaco). Menudos compañeros de viaje, pero tienen en común defender un nacionalismo obtuso, racista y excluyente. Y no los quieren tampoco los dueños de las principales empresas catalanas, que están cambiando de domicilio, algo que quizá sea más efectivo para parar el procés que la suspensión de la autonomía. ¿En qué piensa Mariano Rajoy? “¡Un euro por tus pensamientos!”, exclaman los bancos catalanes, que requieren un decreto exprés para trasladar sus sedes. ¿Y por qué no una alfombra roja? Los independentistas han llevado a la bancarrota a una de las regiones más prósperas de Europa. Aunque es algo más fácil de lo que parece. Sólo hay que empeñarse en ello. Y en este contexto, resulta bochornoso escuchar en Granada a Luis Salvador pedir la dimisión del alcalde y al PP plantear una moción de censura. ¿Va a volver a gobernar el partido que ha quebrado el Ayuntamiento? El afán de protagonismo de algunos políticos termina convirtiéndolos en bufones, esos funcionarios del servicio doméstico de los reyes cuyo trabajo consistía en entretener a la corte con actos y palabras ridículas. ¿A quién entretiene este nuevo bufón, a Sebastián Pérez? Qué desperdicio de dinero gastado en pagar las dietas de estos personajes, diputados en el Congreso, que a veces también se parece a un circo, como la política una industria más del entretenimiento. Al bufón se le solía llamar tonto, pero hay quien lo presenta como una persona especialmente sabia e ingeniosa. La cosa es tener público, o un espejo. Esta semana el rey de España se ha puesto serio, pero hay quien sigue riéndose a carcajadas. Qué pandilla de bufones.

IDEAL (La Cerradura), 8/10/2017

domingo, 1 de octubre de 2017

Egos y resacas

Probablemente, si la responsabilidad patrimonial de las Administraciones públicas afectase a quienes las gobiernan, no tendríamos al Ayuntamiento de Granada en quiebra técnica, ni el Gobierno de la Generalitat hubiera despilfarrado tantos recursos de todos los ciudadanos catalanes para celebrar hoy domingo un referéndum sí o sí. Los políticos españoles suelen tener una idea muy vaga de lo público, y otra prueba de ello la tenemos en los alcaldes de la Costa Tropical, que se han alegrado esta semana de que el TSJA suspenda por un defecto de forma el decreto de la Junta de Andalucía que prohibía construir a menos de 500 metros de la costa. Los ediles afirman que van a construir 1.600 viviendas entre Albuñol y La Herradura, hoteles en Torrenueva en primera línea de playa y más invernaderos en la franja litoral de Carchuna-Calahonda, según informaba Laura Gautier en IDEAL. Si se trata de entornos naturales protegidos, al parecer no importa, como tampoco que la Junta prosiga con la prohibición y la vía judicial y más adelante tengan que derribarse las nuevas construcciones, como ocurrirá en breve con el Hotel Algarrobico en Almería. ¿Y quién pagará esas obras? La misma responsabilidad, incluso penal, que se exige a los administradores por la comisión de infracciones o negligencia en el cumplimiento de las obligaciones de las sociedades mercantiles, debería exigírseles a los responsables públicos. Porque si tuvieran que pagar las facturas que extiende su ego, presidentes, consejeros y alcaldes se pensarían dos veces ponerse la ley por tricornio (y que viva la Guardia Civil). Pero el mayor patrimonio español es el ego, que no entiende de nacionalidades ni regiones, y así, llevamos demasiado tiempo ya asistiendo a conflictos más personales que políticos, que han contagiado a tertulianos, periodistas y hasta jugadores de fútbol, que pasan muchas horas ante el espejo arreglándose el tupé. ¿Quién tiene el tupé más largo, Gerard Piqué o Cristiano Ronaldo? Lamentablemente, no creo que sea hoy el tipo de disyuntiva que se plantee en las calles de Barcelona, donde han llegado radicales de toda Europa para montar una gran jarana. La ciudad que ha sido símbolo durante años de lo mejor de la cultura española, hoy no lo será de la libertad, sino de la incultura y el populismo. Y a partir de mañana, todo habrá cambiado para que sigamos exactamente igual. Eso sí, habrá que decidir quién paga las facturas de tanta juerga. ¡Con menuda resaca se van a levantar algunos el lunes tanto en Cataluña como en Madrid!

IDEAL (La Cerradura), 1/10/2017