lunes, 29 de mayo de 2017

Renta básica

En una sociedad donde abunda la miseria siempre hay quien se aprovecha para sacar ventaja. Prestamistas, especuladores, estraperlistas que, amparados en la ley de la oferta y la demanda, aceptan a precio de saldo las herencias familiares. Las calles se han llenado de casas de empeño, de marchantes que compran plata y oro al peso, o cualquier objeto valorable económicamente y al que se le pueda sacar un beneficio. Es algo legal, desde luego, desde la Edad Media, y ya no son los tiempos en los que, con la excusa de la religión, se expulsaba a los prestamistas a los que se les debía dinero, como ocurrió en España con los judíos. Actualmente, el país es de los prestamistas, de los bancos que a través de las instituciones europeas nos obligan a ajustar las cuentas públicas. Y se ve que es algo necesario, si atendemos a la gestión torticera que algunos políticos y empresarios hacen de los recursos y de las subvenciones europeas, de la obsesión de parte de la sociedad de aprovecharse del sistema, de este Estado social y democrático de derecho, como lo define la Constitución española, y que sin embargo ha marginado a buena parte de los ciudadanos. Según datos del INE, el 35,4% de la población andaluza se encuentra en riesgo de pobreza, y el 27,9% en el ámbito nacional. Y eso en un país que presume de batir récords de crecimiento económico, pero donde el sueldo medio ya no alcanza siquiera los mil euros. ¿Mileuristas? Este es ya un término para referirse a una clase privilegiada dentro de la generación de jóvenes que todavía viven en España. Pero ¿habría alguna manera de terminar con tanta desigualad? Yo creo que sí: instaurando el derecho a recibir una renta básica del Estado, que debería estar recogido en las constituciones en el mismo capítulo que establece el principio de capacidad económica como criterio rector del deber de los ciudadanos de contribuir al sostenimiento de los gastos públicos. Y que deberían explicarle también a Cristiano Ronaldo. Para el caso, según vienen avisando los medios, en un futuro próximo la mayoría de los trabajos serán desempeñados por robots. Y si, por otra parte, según Credit Suisse, el 1% de la población mundial dispone del 75% de los recursos económicos del planeta, ¿dónde está entonces el problema? ¡Que repartan un poco! A ese 1% le dará igual que trabajen personas o robots. Lo que no sé es si los prestamistas consentirían que una máquina sustituyese a Cristiano Ronaldo. Para pagar impuestos, claro.

IDEAL (La Cerradura), 28/05/2017

domingo, 21 de mayo de 2017

Marcianos

Los políticos españoles están desorientados, y ven fantasmas por todas partes: ucos, udefs, ufos (unidentified flying object), ovnis, que es como se traduce en castellano a los objetos voladores no identificados. No identificados por los partidos o por los políticos mismos, que cuando los detienen exclaman: “¿Qué es eso de la UDEF?” Pues cualquier ciudadano sabe que se trata de la policía, la pasma, la bofia o los picoletos, aunque, en este caso concreto, sean la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional y la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. A las que, por lo visto, y a pesar de los apelativos, se les tiene mucho más respeto en la calle que en los parlamentos (contando los autonómicos, tenemos dieciocho en España, aunque a menudo nos preguntemos para qué). Y por eso ahora quieren controlar a la policía, como ya se hace con los fiscales y se intenta hacer con los jueces, pues a nuestros políticos no les gusta que les investiguen, ya que creen vivir en un cortijo que llamamos democracia. Así, los que están acostumbrados a meter la mano en las arcas públicas, cuando se les acusa por ello hablan de manos negras, mientras señorías y periodistas hacen cábalas sobre quién sustituirá al juez Velasco y enjuiciará los casos de corrupción “Púnica” y “Lezo”. En un país donde la justicia funcionase de manera independiente, ¿le importarían a alguien las ideas políticas de los magistrados de la Audiencia Nacional? Probablemente sólo a los imputados. Pero aquí le importan a todo el mundo, y todo el mundo cuestiona la actuación policial y judicial, lo que evidencia –además de una ausencia alarmante no ya de formación jurídica, sino de ética- que lo único que nos preocupa de la justicia es poder influir en ella. Algo normal, por otra parte, en quien está acostumbrado a mandar y a ponerse el mundo por montera, que no un tricornio o una gorra con la enseña nacional. Esta semana hemos escuchado a Cristina Cifuentes cuestionar la objetividad de la policía, y también a Isabel Nieto y a José Torres Hurtado, que curiosamente tienen en común ser investigados por los delitos de prevaricación y cohecho por parte de dos cuerpos policiales distintos, tutelados por la fiscalía y la judicatura. Pero a nuestros políticos les preocupa que los cuerpos de seguridad fomenten “el populismo mediático”. Y así todos los días. Quizá tengan en común participar en las mismas cosas de las que nos protegen. ¡Nos atacan los marcianos!

IDEAL (La Cerradura), 21/05/2017

domingo, 14 de mayo de 2017

Pelos

Tengo por costumbre preguntarle a la gente sobre qué escribiría un artículo si tuviera oportunidad, por lo que muchas veces no soy yo quien escoge el tema de las columnas, sino que prefiero seguir el mejor criterio de los demás. En ese sentido, confieso que me decanto por lo tradicional, porque no acudo a Facebook ni a Twitter, sino a las peluquerías del barrio, que suelen ser los lugares donde se habla más abiertamente, quizá porque ya te están cortando –que no tomando- el pelo-. El que está acostumbrado a cortarlo y a tomarlo es el peluquero y, si como es el caso, se trata de un hombre mayor, no tiene pelos en la lengua, que ya te apura los del cogote. Y el repaso que hace de la actualidad es preocupante, tanto por la actualidad en sí como por su visión de lo que ocurre. “Habría muchas cosas que denunciar”, afirma, poniéndose delante de mí y enarbolando las tijeras de un modo amenazador. “Verás como me habla del Valle de los Caídos”, pienso. Y efectivamente. “¿No tiene nada más que hacer la izquierda que exhumar a Franco?” El peluquero deja la pregunta en el aire y vuelve a mi cogote, por lo que me abstengo de contestar, pues el riesgo me parece demasiado grande. La última vez que le llevé la contraria, me hizo una rapada. “Y a ver”, continúa. “¿A quién se le ocurrió que hubiera un metro en Granada? ¿Nadie estudió el trazado? ¿Ahora se han dado cuenta de que hay veinticinco puntos conflictivos?” Carraspeo un poco y hago ademán de contestar, pero, como siento la punta de las tijeras cerca de mi oreja, opto por seguir callado. “Y luego está lo del Granada, claro”, continúa. “¡Que el equipo ya no es de Granada, coña! ¡Que es chino!”, exclama con un cabreo creciente. Por fortuna, el peluquero abre los brazos en ese momento, por lo que mantiene el filo lejos de mi cuello, así que me atrevo a decir: “Lamentable”. Pero el hombre no se calma. “¡La culpa la tenemos los ciudadanos, que lo permitimos!” Y quizá sea el sentimiento de culpa lo que le haga guardar silencio y continuar cortándome el pelo durante un largo minuto. “Esto es muy grande”, concluye, mientras abre la navaja para repasarme las patillas. “¿Se referirá a mi cabeza?”, pienso, y me acuerdo de un refrán que dice: “La habilidad del barbero consiste en dejar patilla donde no hay pelo”. Algún día intentaré contestar a alguna de sus preguntas. O cambiar de peluquero.

IDEAL (La Cerradura), 14/05/2017

domingo, 7 de mayo de 2017

¡A bailar!

Pues resulta que en Granada llevábamos años quejándonos de la conexión ferroviaria por puro vicio. Lo han comprobado los pasajeros del tren Al-Ándalus, que hicieron parada en la estación granadina, como si tal cosa. O como si fueran íntimos de Franco, que solía organizar el transporte público a su antojo. Porque ese tren ha utilizado para su trayecto la inviable línea de Moreda. Y ya nos han cabreado al alcalde, Francisco Cuenca, que se lo ha dicho por carta al ministro de Fomento: “Jo, Íñigo, cómo eres… Comprenderás que no salga de mi asombro al comprobar que esa conexión le sea negada a Granada y se use para otros servicios”. Y no es el único. Pero quizá le haya contestado Íñigo que la gente sigue viajando a Granada vía Antequera. Que no quedan billetes de tren desde Madrid o Barcelona en todo el mes de mayo. ¿Alguien lo entiende? Pues sí. Los empresarios de hostelería, que son ya casi tantos como los camareros que trabajan en la ciudad. Porque museos no tendremos muchos, pero bares… No hay ninguna capital en el mundo con tantas barras por kilómetro cuadrado y, por si no eran suficientes, nuestra mayor alegría esta semana ha sido que han vuelto a sacarlas a la calle en el Día de la Cruz, que ha salpicado de nuevo los barrios de botellones. Y es que estamos tan contentos, que la Federación de Hostelería, que ya se frota las manos pensando en el Corpus, quiere llevar la feria al centro de la ciudad. Pero si aquí vivimos una feria permanente. ¿No se han dado cuenta? Si hasta el New York Times dice que las tapas son nuestra “forma de vida”. Pues alguna virtud tendríamos que tener. Así que Granada ha reducido casi un 12% el paro respecto al mes de abril de 2016, y nos está faltando tiempo para montar las casetas. Que con eso y un espárrago –excelente campaña la de este año- hay 11.732 parados menos. No importa si se trata de contratos temporales, a fin de cuentas, estamos de paso, y como vivimos en un estado transitorio, ¡a bailar, a bailar y a bailar! “Ozú, qué zevillanah maz bonitah”, que es donde va a terminar la sede del TSJA. Es lo que otro amante de las tapas granadinas, el cocinero Jordi Cruz, les dirá a sus becarios: “¿Pero no os dais cuenta de lo que aprendéis trabajando? ¿Para qué queréis cobrar?” Menuda pregunta tonta. Ni que hubiera que pagar las tapas en el bar.

IDEAL (La Cerradura), 7/05/2017