domingo, 25 de octubre de 2015

Disciplina

La apertura de un expediente “informativo” por la dirección de su partido a la concejala de Urbanismo del Ayuntamiento de Granada, Isabel Nieto, resulta sintomática, no sólo de la forma de entender la política en el PP, sino probablemente también en España. Isabel Nieto sólo ha dicho algo de sentido común, que si el AVE llega en superficie a Granada nos quedaremos así con él, pues no se van a hacer obras después para soterrarlo. ¿Y por llevarle la contraria a la ministra de Fomento la llaman al orden? ¿No es lo normal que los ediles municipales defiendan los intereses de su tierra? Ésa es de las pocas gracias que ofrece la organización territorial española, que permite que haya al menos tres administraciones públicas distintas –estatal, autonómica y local- que no por estar gobernadas por un mismo partido político tienen que defender los mismos intereses. A las que habría que sumar una cuarta, la europea, que marca también sus directrices para que las administraciones españolas las apliquen en cascada. El propio alcalde de Granada, José Torres Hurtado, se ha quejado amargamente de las dificultades que tienen los ayuntamientos para cuadrar las cuentas públicas siguiendo las directrices del Gobierno central, y probablemente dirá lo mismo el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, cuando no tenga a Ángela Merkel delante, aunque le bese la cara y las manos en el congreso de los populares europeos y presuma de la fortaleza de la economía española para inaugurar la campaña electoral. Pero toda esta disciplina jerárquica nos resulta casposa, pues según sea quién la exprese no nos remite a una pirámide institucional o normativa, sino más bien celestial, donde el favor no parece ser del presidente o de la dirección de tu partido, sino de un dios que unge o promueve el favor divino. Y a pesar de Rouco Varela, que le lleva la contraria al propio Papa, así se siente también Artur Mas, que se proclama mesías mientras ve cómo entran en la cárcel sus subordinados, por lo que prefiere aspirar a la justicia divina.  Y es que, como la religión, la política es una hija de la esperanza y el miedo que trata de explicarle a la ignorancia lo incognoscible, o algo parecido, pues en este país somos expertos en confundir lo divino con lo humano. ¿No podríamos buscar un presidente de andar por casa? A eso se dedican Pablo Iglesias y Albert Rivera, que saltan a nuestros salones desde los platós de televisión. Ay, la disciplina... Hay que tenerla hasta para poder saltársela.

IDEAL (La Cerradura), 25/10/2015

domingo, 18 de octubre de 2015

Hispanos

La celebración del Día de la Hispanidad nos ha servido al menos para conocer mejor a parte de la clase política que parecía llamada a gestionar el futuro de España. Para que hagan gala de su moral y de su cultura, desde la que juzgan lo que ha ocurrido quinientos años antes con frases como “vergüenza de un Estado que celebra un genocidio”, de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; o del alcalde de Cádiz, José María González “Kichi”, que a estas alturas nos revela que “nunca descubrimos América, masacramos y sometimos un continente y sus culturas en nombre de Dios”, como si no lo hubiéramos aprendido ya de autores como Edmundo O’Gorman (“La invención de América”) o Eduardo Galiano, que hoy día, sin embargo, al hablar de “Las venas abiertas de América Latina”, donde precisamente documenta el expolio de este continente por la colonización de España, entre otros países, reniega de esa –son sus palabras- “prosa de la izquierda tradicional”. Y no porque haya dejado de ser de izquierdas, sino, simplemente, porque una cosa es lo que se piensa en 1971, cuando publicó la primera edición de ese libro, y otra lo que se piensa cuarenta y cinco años después, y no digamos cinco siglos más tarde. Lo curioso es que no hay ningún Día de la Hispanidad, sino un Día de la Fiesta Nacional, que sin embargo se conoce popularmente del primer modo no sólo en España, sino también en Hispanoamérica (y utilizo a conciencia este término y no Latinoamérica, porque para mí hispano es sinónimo de hermano y latino signo de diferencia), donde no hay empacho en celebrar el Día de la Hispanidad como tal, como se ha hecho durante años en países como Argentina o Nicaragua, que ha transformado esta celebración en un día de vindicación de la lucha indígena. Y no pasa absolutamente nada. Porque lo importante es explicar el pasado, y no enorgullecernos o avergonzarnos de él. Sino aprender. ¿No se celebra la Diada o el Carnaval de Cádiz? ¿Por qué no se va a celebrar el día nacional de España? ¡Es que vivimos en España! Y qué decir nuevamente de Willy Toledo que, al parecer, en lo único que no “se caga” es en su propia madre. Pues esta gente es la que más daño le hace a la izquierda. Las ideas se defienden desde la cultura. Y es desde la cultura –lo ha dicho en España José Mújica, exguerrillero y expresidente de Uruguay- como mejor se lucha contra la desigualdad.

IDEAL (La Cerradura), 18/10/2015

domingo, 11 de octubre de 2015

Animales

En mi barrio hay un perro que empieza a llorar y a ladrar todos los días, indefectiblemente, a las siete y media de la mañana. Se ve que es la hora a la que se va a trabajar su dueño, que no tiene otra ocurrencia que dejarlo encerrado en el balcón, pues por algún motivo –que ya se imaginarán- no quiere dejarlo solo en el interior de la casa. Y así, somos los vecinos los que tenemos que soportar los lamentos del perro, que no comprende por qué tienen que castigarlo durante las horas de la jornada laboral de su dueño. Pero si éste no puede cuidarlo, ¿por qué tiene perro? Quizá las asociaciones contra el maltrato animal deberían de fijar su atención en las ciudades, pues muchas casas son como cárceles, donde no pueden producirse rebeliones en la granja. Al parecer, la granja son las calles, y si uno se pasea por algunas partes de Granada, tendrá la sensación de hacerlo por un gigantesco WC, donde los excrementos de los perros están a plena vista y en descomposición, con los problemas de olores e insalubridad consecuentes. Algunos ciudadanos entienden que los parterres de las pocas plazas y calles donde hay plantados árboles son los váteres de sus mascotas, por lo que no es de extrañar que la tierra huela, literalmente, a mierda, cuando la función de las plantas es mejorar la calidad del aire. Y son algunos dueños los que convierten la tenencia de animales en un problema, cuando no en una plaga. Porque tampoco tienen ningún control cuando pasean con ellos, y uno tiene que aguantar que te huelan de abajo arriba y nuevamente abajo, o que se restrieguen contra tus piernas, o que tropieces con la cadena, o que asistas a peleas callejeras, pues hay perros que tienen la autoestima tan baja como sus propios dueños, que no compran animales de compañía, sino bulldogs agresivos que pelean a la mínima ocasión. Pero claro, uno se fija luego en la cara del perro y en la del dueño, y aprecia el raro mimetismo, que en otras ocasiones revelan amabilidad y bondad, desde luego, amistad inquebrantable y fidelidad, virtudes que lamentablemente no encontramos siempre en las personas, y que quienes han tenido un buen perro aprenden de verdad a reconocer y apreciar. Y por eso es una lástima que las decisiones sobre los hábitos de higiene y conducta, sobre la convivencia y la educación, no las tomen esos perros. Porque, a veces, los animales son sus dueños.

IDEAL (La Cerradura), 11/10/2015

domingo, 4 de octubre de 2015

Marmotas

La vida política española es como el día de la marmota, que se va repitiendo una y otra vez. Hasta el domingo pasado, llovieron las declaraciones de los partidos, las noticias en los medios de comunicación, los avisos de ruina. Después de las elecciones catalanas, la naturaleza pareció contagiarse y llovió de verdad durante una noche entera, para que las calles y los garajes se inundaran y la atmósfera se limpiara por fin de polución, de gritos, insultos y malos pensamientos. Pero, calmada la tormenta, volvieron las declaraciones de los partidos, las noticias casi idénticas en los medios de comunicación, los idénticos avisos de ruina. Y la gente, claro, también ha seguido exactamente igual, con los mismos deseos de independencia o de continuidad según quiénes interpretasen los resultados electorales, pero viviendo en el mismo sitio, sin moverse de la silla, tratando de descifrar ese misterio constitucional de la autonomía de las nacionalidades y regiones “dentro de la indisoluble unidad de la nación española”. No se mueven desde luego de los sillones presidenciales Mariano Rajoy y Artur Mas, los grandes artífices de este día de la marmota nacional, atrapados en su propio tiempo, en su propio mundo de sueños identitatiros, que poco tiene que ver con el real. Y el caso es que hay gente que los escucha y les hace caso e incluso los vota, quizá porque también quieran vivir en una realidad paralela, en otro mundo que se encuentra en éste, habitado por seres desquiciados que no utilizan el autobús o el metro para viajar, sino que se deslizan por agujeros negros de una nación a otra. Pero aquí estamos hablando de ellos nuevamente, porque lo que no se ha solucionado en una, dos o tres elecciones tildadas de plebiscitarias, tendrá que solucionarse en una cuarta. Y es que padecemos a políticos-marmotas encantados con tener graves problemas en vez de solucionarlos, porque si no existieran esos problemas tendrían que trabajar de verdad, arreglando los pequeños problemas diarios de los ciudadanos, esos que en ciudades marmotas como Granada no se solucionan nunca, y donde se habla de ellos una y otra vez: que si el Ave y el botellón y el transporte urbano y el nuevo tramo de la A-7 y el Centro Lorca. Y uno ve las noticias repitiéndose una semana y otra semana y otro mes y otro año, y ahí siguen el mismo presidente y el mismo alcalde y el mismo ciudadano que se levanta para revivir, una vez y otra vez, un único día de la marmota.
IDEAL (La Cerradura), 4/10/2015

viernes, 2 de octubre de 2015

VerVersos

Dice Elena Laura (Granada, 1955) que adora las palabras, aunque contemplando sus cuadros podemos decir que también adora los silencios, y el color, y la música, y todo aquello que, del sentimiento a la experiencia, puede detenerse y expresarse en una imagen o contarse en una historia. De hecho, música, color y palabra constituyen los tres ejes en los que ha descansado su pintura hasta el momento, revelándonos un mundo tenso y sensible. Lo pienso viendo la exposición “VerVersos”, que acaba de inaugurar en un lugar tan apropiado como la Biblioteca de Andalucía de Granada, donde estará todo el mes de octubre.
Porque pintar –y escribir, lo que Elena hace con el mismo buen pulso- es saber mirar, y Elena pinta y reescribe acompañada de los poetas a los que lee. Y es que esta exposición puede leerse, y el espectador dejarse llevar por los textos, para pensar quizá, como Octavio Paz, que los pintores parten de la presencia y quieren llegar al signo, a codificar algo; y que los escritores parten del signo, de la codificación, para llegar a la presencia.
Así, pinceles y palabras dan vida en los cuadros de Elena Laura a poemas de Federico García Lorca, Javier Egea, Elena Martín Vivaldi, Luis García Montero, Antonio Carvajal, José Carlos Rosales, Andrés Neuman, Rafael Juárez, Álvaro Salvador, Pilar Mañas, Ángeles Mora, Alejandro Pedregosa, Gracia Morales, Luis Melgarejo, Miguel Ángel Arcas, Daniel Rodríguez Moya, Antonio Praena, Javier Benítez Láinez, Juan Carlos Friebe, Trinidad Gan, Javier Bozalongo y Rosario de Gorostegui.
La pintura de Elena Laura es contemplativa y algo melancólica, como ese hombre que, en versos de “Paseo de los tristes, de Javier Egea, camina por una ciudad-embudo en busca de la liberación, de una nueva calle que le aparte de “esta costumbre vieja de andar erguido y solo”. Pero es un estado de ánimo que nos ayuda a interpretar la realidad, y por eso, el poema que ha elegido de Luis García Montero empieza así: “Por septiembre se te llenan de sótanos los labios y es relativo el cielo después de haberte visto preguntarle a la vida”. El septiembre de la pintura de Elena Laura es un mes sabio, de trazo firme, donde los colores son menos alegres, pero tienen la misma fuerza, la que hay en las llamas de “Amarillo”, homenaje a Elena Martín Vivaldi, y donde no sabemos si son ramas o raíces las que arden, hacia el cielo o la tierra.  
Es la misma ambigüedad de esas manos que descansan sobre una barandilla antes o después del amor, pues a su lado hay un lecho vacío, y siendo la hora de la siesta, decir con Antonio Carvajal que “sólo para tus labios mi sangre está madura, con obsesión de estío preparada a tus besos”, nos suena tanto a invitación como a despedida. Aquí, el trazo del  pincel se mezcla con el trazo de la pluma: “Es lo que necesito para hablar. No el hecho: la inminencia. La palabra dibuja la meta sin el límite”, escribe Andrés Neuman.
Porque no hay certezas en estos cuadros, hay cenizas y hojas que caen, zapatos rojos que calzan locos y sabios en versos de Pilar Mañas, y que en su caída marcan sin embargo la entrada geométrica de otra puerta. Al fin y al cabo, Elena Laura sabe que “todo el futuro es una galerada” (José Carlos Rosales), y yo veo el suyo cargado de experiencias y la sabiduría que espero nos vuelva a transmitir.
Y se lo pido con sus propias palabras, del “Tamiz de las horas”, que acaso puedan resumir el sentido de su vida y de su obra: Pocas cosas me apasionan más que viajar. Pero cuando entro en el taller reconozco el paraíso”.

El Mundo Andalucía (Viajero del tiempo), 2/10/2015