domingo, 27 de diciembre de 2015

Mensajes navideños

En Navidad y entre semana, en estas noches extrañamente suaves, la ciudad ofrece postales mucho más sugerentes que las de las felicitaciones que enviamos estos días. Qué silencio encuentra uno en el Paseo de los Tristes al filo de la madrugada, qué maravillosa soledad al pie de los palacios nazaríes, a pesar de los bodrios del Hotel Reúma y el Rey Chico, monumentos a la ignorancia y el dinero fácil, absolutamente inconcebibles. Son una prueba del poco amor que a esta ciudad suelen tenerle sus dirigentes políticos, aunque se vistan de Papá Noel cuando llegan las elecciones. Uno apenas puede explicarse decisiones urbanísticas tan poco respetuosas con el entorno de la Alhambra, y mucho menos puede explicarlas a los ciudadanos extranjeros que llenan Granada, y que te preguntan incrédulos: “¿Qué hace eso ahí?” Tal vez lo mejor de nuestra cultura se encuentre en el pasado, y por eso existe un interés casi obsesivo por recrearlo, pero es que el presente resulta deprimente. Lo es que después de haber alcanzado “un resultado histórico”, los nuevos partidos digan lo mismo que decían los antiguos, como por ejemplo: “Se ha acabado el bipartidismo”; cuando lo cierto es que van a volver a gobernar el PP o el PSOE, entre otras cosas porque son los dos partidos que han obtenido más votos en las pasadas elecciones. Quizá no sea entonces el problema de los partidos, sino de los políticos, acostumbrados a utilizar un lenguaje demagógico. Porque de lo único que están convencidos nuestros políticos es de ellos mismos, ya sea dentro o fuera de sus partidos. Y hoy en día, en España, parece haber más proyectos personales que políticos, empezando por Pablo Iglesias y terminando con Luis Salvador, que ya se va corriendo al Congreso para hacer lo mismo que ha hecho en Granada: asegurarse su proyecto personal, que no político. El proyecto político es de Ciudadanos y de Albert Rivera, el único candidato que ha hecho una propuesta más o menos sensata después de los resultados electorales: un gobierno de coalición. Y eso es lo que necesita este país, pues la realidad es que no hay ningún partido que pueda gobernar por sí mismo, y una coalición de izquierdas, visto lo visto en Cataluña y la situación de los propios partidos de izquierdas, es un despropósito. La prueba la tenemos en Alberto Garzón, al que han dejado fuera de juego, aunque hubiera sido el mejor candidato para abanderar a la izquierda española. España necesita más políticas y menos políticos. Feliz Navidad.

IDEAL (La Cerradura), 27/12/2015

domingo, 20 de diciembre de 2015

Vándalos



En esta campaña electoral algunos políticos han mostrado lo peor de sí mismos, pero algunos ciudadanos también, con un nivel de violencia que convierte la agresión de Andrés V. F. a Mariano Rajoy en casi una anécdota, sobre todo viendo cómo no era condenada por demasiadas personas que aplaudieron o jalearon al agresor. “Capi, mátalo. Los pulgares en los ojos y escúpele en las cuencas”, escribieron sus colegas en WhatsApp. Un mensaje lamentable que sin embargo se parece demasiado a otros mensajes “tuiteados” por políticos en activo de cuyo nombre no quiero acordarme. Pero no están locos, no. Es el resultado palpable y doloroso de tantas reformas educativas. Y hay agresividad en algunos discursos políticos. Muchos confunden tomar la iniciativa con insultar. ¿Es lo que les aconsejaron que hicieran en su “debate” a Pedro Sánchez y a Mariano Rajoy? ¿Es ésa una prueba de su carisma? ¿Por qué luego nos va a sorprender que un ciudadano haga lo mismo en la calle? ¿Y los escraches, propiciados también por políticos que hoy tienen responsabilidades públicas? ¿Para cumplir con el programa electoral hay que intimidar a las personas que no están de acuerdo con tus ideas o a sus familias? Ni siquiera una política indecente justifica estos comportamientos. Porque una parte de la población parece contener una violencia que espera una ocasión para manifestarse, y los discursos simplistas y demagógicos sólo actúan como espoleta. Nuestros políticos han renunciado a ser didácticos. Prefieren un titular en la prensa que un discurso razonado. Y a la gente se le está olvidando razonar. Se nota en la vida pública y en la vida privada, en nuestros hábitos y costumbres, en cosas básicas como la suciedad en las calles o el maltrato del mobiliario urbano y del patrimonio histórico. Qué descorazonador ha sido ver esta semana en las páginas de IDEAL las pintadas en la Puerta Monaita, uno de accesos más antiguos a la Alcazaba de Granada, el núcleo originario de la ciudad islámica, como explican Juan Castilla Brazales y Antonio Orihuela Uzal en el libro “En busca de la Granada andalusí” (Comares). No creo que sea algo que se haya contado a quienes pintan o hacen botellón en esas murallas. Es más fácil ensuciar y destruir, insultar y calumniar, meter los pulgares en los ojos y escupir al contrario. Y esos son los ciudadanos que estamos formando. No sé si la guerra civil fue un pequeño cambio de impresiones entre los íberos, pero sí que nos hemos convertido en un país de vándalos. ¡A votar!

IDEAL (La Cerradura), 20/12/2015

domingo, 13 de diciembre de 2015

Eufemismos

No es de extrañar que en un país donde para fomentar el empleo se ha promovido la flexibilización de los contratos y el despido libre, donde para mejorar la salud se ha obligado a los ancianos a pagar las recetas de la Seguridad Social, o donde para mejorar la educación se han dejado de conceder becas para el estudio y de contratar a profesores, se trate ahora de combatir la corrupción política cambiado simplemente la denominación de los imputados en una causa judicial. Y este hecho no sería digno de mención si algunos políticos no lo utilizasen para practicar la demagogia. Así, la nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal (ojo al adjetivo de la norma), ha sustituido el término “imputado” por “investigado” en una primera fase del proceso de instrucción –será “encausado” si se mantiene la acusación-, con el argumento de que el imputado “ha quedado vinculado de forma inevitable a la culpabilidad”, como dijo el ministro de Justicia, Rafal Catalá, para justificar la reforma. ¿Y no será porque hay demasiados “culpables” de casos de corrupción, sin salir de su propio partido? Quizá la presunción de inocencia aconseje no estigmatizar a las personas ahora investigadas por prevaricación, pero es que las personas que ejercen de manera meridianamente clara sus cargos públicos no suelen se acusadas por la fiscalía. Otra cosa son las querellas infundadas, para lo que basta que alguien no tenga reparos en malgastar el dinero y los recursos públicos. En Granada, sin embargo, bastó el cambio de denominación en la LEC para afirmar que la concejala de Urbanismo, Isabel Nieto, no estaba imputada, sino investigada, y es verdad. ¿Pero el cambio de denominación cambia también el hecho de que, según la fiscalía, su conducta en relación al “caso Serrallo” pueda ser constitutiva “de los delitos de prevaricación común y prevaricación urbanística” (sic)? ¡No! Me alegraría mucho que en el proceso judicial se demostrase lo contrario, pero lo cierto es que cuando Ciudadanos y el PP firmaron en Granada los pactos de gobierno y anticorrupción, a los investigados –sean el futuro encausados o no- se los denominaba imputados. ¿Y eso lo despachamos diciendo que la retirada del apoyo de este partido al PP en el ayuntamiento forma parte simplemente de la estrategia electoral? El problema es que haya responsables públicos investigados por posibles delitos de prevaricación, y que haya personas y partidos que nos respeten la ley ni los acuerdos firmados. A los votantes nos gustaría que los políticos llamasen a las cosas por su nombre. Ése es el primer paso hacia la responsabilidad.

IDEAL (La Cerradura), 13/12/2015

domingo, 6 de diciembre de 2015

Engañosos

Tal como van las cosas, quizá deberían ser Juanito Rajoy y Alba Rodríguez candidatos a la presidencia del Gobierno.  El primero, menor de dieciocho años, se llevó un capón en directo del actual presidente del Gobierno –su padre- por decir lo que pensaba en la radio. Y a la segunda, de diecinueve, e hija del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, le han dedicado miles de comentarios en las redes sociales y páginas enteras en la prensa impresa simplemente por colgar en YouTube un vídeo de prácticas de la carrera que estudia, Comunicación y Artes Escénicas. A mí lo que me asombra es la atención que medios y público le han prestado a lo que no debería ser más que una anécdota. A Rajoy lo han acusado poco menos que de malos tratos por el capón a su hijo, que en las imágenes salía dolorido y pixelado. Y Alba Rodríguez ha sido objeto de mofas y burlas simplemente por ser la hija de ZP, un político que ha dejado una herencia de cejas y demagogia incluso más grande que la deuda pública debida a su gestión económica. Y como al parecer esto es lo que nos interesa, es preferible que los candidatos salgan en programas de cocina y entretenimiento a que debatan sobre la corrupción, el paro o la guerra. Porque para obtener votos ya no basta con estar sobradamente preparado, como esa generación JASP que efectivamente sólo engrosa la lista del paro, sino que hay que saber cocinar o jugar al futbolín, conducir un todoterreno o volar en globo o parapente, esas cosas que no sé yo si solemos hacer los ciudadanos, pero que sirven para humanizar a los candidatos. Se ve que no son humanos, y por eso, cualquiera que para demostrar lo contrario se exhiba desnudo en Instagram, recibirá más votos que otro que aparezca vestido, serio y responsable. ¿No salió desnudo Albert Rivera en los carteles electorales de Ciudadanos? Para que luego diga Rajoy que carece de experiencia. Pero si de eso se trata, hombre. Qué soponcio nos daría si les diera por hacer lo mismo a los candidatos en Granada, además de enseñarnos su patrimonio. Porque ya no nos interesa la idea o el producto en sí, sino su forma de presentación: llana, cercana, ¿desnuda? Si no recuerdo mal, la publicidad engañosa era aquélla que, de cualquier modo, incluida su forma de presentación, podía inducir a error a su destinatario, modificando su comportamiento económico. Y es también una magnífica definición del modo en que entendemos la política en España.

IDEAL (La Cerradura), 6/12/2015

sábado, 5 de diciembre de 2015

Selvas

La costa de Málaga es una jungla de urbanizaciones y centros comerciales que guarda sin embargo algún que otro paraíso. Entre el laberinto de salidas y rotondas uno puede perderse hasta encontrar una cala inhabitada, un restaurante exquisito, un comercio minúsculo y misterioso que combate con encanto y amabilidad las campañas de Navidad de los grandes almacenes. Pero es indudable que estas poblaciones, dado el poder adquisitivo de sus habitantes, pueden permitirse algunos lujos, y si en Marbella encuentras cualquier cadena comercial o marca que no siempre trabajan en las capitales andaluzas, en Estepona hay un zoo sorprendente, Selwo Aventura, que te ofrece la posibilidad de pasar una jornada familiar en plena naturaleza: una selva, por decirlo así, dentro de otra selva. El primer acierto del parque es la ubicación, en un amplio espacio que se adentra en el valle y la zona montañosa de la localidad, lo que permite reproducir el hábitat de los animales.
Y así, desde el llamado Pórtico de la Naturaleza hasta el Mirador de los Rinocerontes, uno puede caminar varios kilómetros acompañado de guepardos, caimanes, osos pandas rojos, primates, flamencos, hienas o lémures hasta el Cañón de las Aves, donde entre nutrias y linces y bajo la mirada atenta de miles de pájaros con ese sonido característico, bullicioso y atronador de flautas, campanillas y sirenas, uno tiene la impresión de encontrarse en un reducto concentrado del bosque mediterráneo. Contemplando esa mirada intensa de las rapaces o los monos, piensas en filósofos que tratan de penetrar lo absoluto y se preguntan, como tú, cómo es posible que, a pesar del avance del mar de cemento, todavía pueda producirse aquí el milagro de la naturaleza. Después entras en el valle que acoge el Poblado Central y la Reserva de los Lagos, donde viven leones, elefantes, hipopótamos y rinocerontes. Los niños pequeños que nos acompañan apenas creen lo que ven, alternando las exclamaciones con los gritos y los aplausos y, si a veces sienten un poco de miedo, pronto lo supera esa alegría inexplicable de sentirse al menos durante unas horas un poco bestia. Y salen a correr. Al rato, me doy cuenta de que me he quedado solo. Y aquí es donde el día se vuelve raro.
Me parece ver al animal soñado por Franz Kafka, con una gran cola de muchos metros, parecida a la de un zorro. El animal tiene algo de canguro, pero su cabeza es humana; sólo los dientes tienen fuerza expresiva. Y, sin embargo, las cuatro patas son cortas, con garras de color escarlata; el pelo, blanco y sedoso; las orejas caídas, como las de un sabueso. Quizá sea mitad perro, mitad hombre, mitad cordero. Ahora que me fijo, tiene los ojos huraños y chispeantes y la piel suave. Es como si me hablara, y de hecho vuelve la cabeza y me mira para observar el efecto de sus palabras. Salta a mi alrededor y me da la impresión de que espera que yo haga algo. No sé, acaso sea por el cansancio del paseo, pero creo que el animal quiere amaestrarme. O quizá el animal sea yo. En “El libro de los seres imaginarios”, Jorge Luis Borges habla del Baldanders, una estatua de piedra que, al tocarla, toma las formas de un hombre, de un roble, de un puerco, de un salchichón, de un prado cubierto de tréboles, de una flor, de una rama, de una morera, de un tapiz de seda, de muchas otras cosas y seres. Y esa es la sensación tenemos al pasar de una selva a otra. Al salir del parque, volvemos a ser quienes éramos. Pero qué gran excursión.

El Mundo Andalucía (Viajero del tiempo), 4/12/2015

domingo, 29 de noviembre de 2015

Suciedad

Convencido de que somos una gran ciudad turística, el Ayuntamiento de Granada sólo limpia las calles del centro, lo que nos revela su idea de ciudad, formada únicamente por una cruz cuyo brazo más corto va desde el Paseo de los Tristes al Camino de Ronda y el más largo desde la Caleta al Realejo. Así, la gente no puede salirse de ese trazado ni de este martirio, pues si lo hace se precipitará sobre un abismo de mierda. Barrios como la Chana, los Pajaritos o Doctores y calles como Arabial o Gonzalo Gallas deben de estar habitadas por gente de malvivir, esa que no vota al alcalde, y por eso se limpian con suerte cada dos semanas. Y si uno tiene la desgracia de tener por vecino a un cerdo o a varios cerdos que no recogen las cacas de su perro, estará condenado a tener que esquivarlas en la acera al menos durante quince días –los he contado-, o quizá a hacer un estudio biológico sobre la putrefacción paulatina de estos excrementos y otro psicológico sobre los excrementos producidos por la mente humana. Y para qué hablar de las colillas, convertidas en fósiles, como los propios fumadores. En las películas de detectives la investigación de la basura suele proporcionar muchas pistas sobre el sospechoso, y la nuestra revela a seres adictos al tabaco, el plástico y los pañuelos de papel, y que últimamente hacen sus necesidades en la calle, algo que me asombraba en otras partes del mundo menos afortunadas que el sur de España. Porque hay que ser guarro –y cada vez más-, desde el que deja la mierda o el papel en el suelo hasta el responsable último de los servicios de limpieza que no hace o no le dejan hacer su trabajo, toda una cadena de excrementos. Pero es que claro, hay que limpiar el botellódromo todos los fines de semana, y la plaza del Carmen, donde últimamente van a celebrar despedidas de soltero. ¿Será por eso que dicen que está en las últimas el pacto de gobierno? Muy mal tienen que ir las cosas si no hay dinero para cubrir los servicios públicos básicos como la limpieza, esos que justifican la existencia de la corporación municipal. ¿Smart city? ¿Ciudad cultural? ¿Rutas gastronómicas? No sé si una ruta de la mierda tendría valor turístico en alguna feria. Pero tal como anda el mundo, lo mismo alguien viene para revolcarse en ella. Porque, en demasiados aspectos, volvemos a vivir en la Edad Media.

IDEAL (La Cerradura), 29/11/2015

domingo, 22 de noviembre de 2015

Guerra

Desde los atentados de la semana pasada en París la realidad parece haberse suspendido, recordándonos nuestra fragilidad. Pero la realidad es una consecuencia de nuestros actos o de nuestra indolencia, y esta sociedad se ha vuelto acomodaticia, con ciudadanos acostumbrados a que tomen las decisiones por ellos, como sus responsables públicos y los gobiernos europeos, incapaces de responder unánimemente a la llamada de ayuda de Francia, que se ha visto obligada a declarar la guerra al Estado Islámico. ¿No éramos todos Francia? Porque lamentablemente a este terrorismo no se le vence sólo con solidaridad y confianza en los principios democráticos, y el problema de las guerras es que las provocan fanáticos que privan a los demás del derecho a decidir, del derecho a no matar o a vivir pacíficamente, del derecho de decir no a la guerra. No te piden tu opinión para quitarte de en medio. Las discusiones en abstracto se acaban cuando te están apuntando con un arma. Y claro que se combate este terrorismo con bombardeos a las bases en Siria, o mandando tres divisiones si hace falta para evitar que te pongan las bombas en la puerta de tu casa. Y reforzando las medidas de seguridad, y controlando las fronteras. Y no eliminando las humanidades de los planes de estudio, claro, para que los ciudadanos sean tan manejables y moldeables que terminen convirtiéndose no ya en un engranaje más de la cadena de producción, sino en terroristas reclutados por analfabetos que resultan más atractivos por su nihilismo, confundido con religión. Recogemos lo que estamos sembrando, dentro de nuestras sociedades o en Oriente Medio. No vivimos una tercera guerra mundial, como ha dicho el Papa, sino que, desde principios del siglo veinte, no hemos salido de ella. Como mucho, habíamos aprendido a alejarla de nuestras fronteras. ¿De qué huyen los refugiados que ahora entran en Europa? No vas a poder alejar siempre la miseria y el hambre. No va a dejar de tener consecuencias que haya quien se muera de hambre mientras tú te das un festín. De esa inmoralidad básica se alimentan estos fanáticos, pero también los especuladores, los banqueros y los directores de multinacionales e instituciones financieras. Pues esto es lo que hay. Los diputados de la asamblea gala cantando la Marsellesa después de una declaración de guerra. Y miles de ciudadanos emocionados en la puerta de las instituciones esforzándose en cantarla sin saber francés. ¿Cuántos diputados españoles cantarían el himno español en el Congreso? Primero tendríamos que ponernos de acuerdo para ponerle letra.

IDEAL (La Cerradura), 22/11/2015

domingo, 15 de noviembre de 2015

Enmascarados

Convencidos de que ya estamos en campaña electoral, algunos políticos se disponen a aburrir hasta a las piedras, ya que son incapaces de hablar como ciudadanos. Sólo así se explica que repitan mecánicamente la misma retórica para los mismos oídos, las mismas frases hechas que insultan no ya por su falta de inteligencia, sino por su falta de convicción. ¿Cuántos políticos practican la oratoria? La mayoría no saben hablar sin leer el guion en un papel, y los que no lo leen repiten como robots las mismas fórmulas declamatorias. Por llamarlas de alguna manera, claro, pues si uno escucha hablar a Rajoy sobre algo tan grave como el problema catalán, lo primero que piensa es que no es ése el mayor problema que tiene España. ¿Son así? ¿No saben explicar la realidad? ¿Nos mienten? ¿No dan para más? Una de dos, o los políticos que hablan de ese modo están convencidos de que se dirigen a analfabetos o ellos mismos son analfabetos. Y no sé qué es peor, aunque es cierto que hay gente que los vota, tal vez por desesperación, o porque está convencida de que esta clase política es la única posible. El caso de Granada es paradigmático. Llevamos con el mismo alcalde más de doce años. Al parecer, da igual si en su gestión hay sospechas de corrupción, si imputan a la concejala de urbanismo, si se reduce de manera asombrosa una sanción por las irregularidades urbanísticas de un inmueble en la calle Obispo Hurtado del que el propio alcalde, Torres Hurtado –sólo le falta ser obispo-, forma parte de la comunidad de propietarios. Aunque no es nada sorprendente, si pensamos que la persona que estaba llamada a comandar el cambio político en Granada, Luis Salvador –otra vez nos rechina el apellido-, es la que lo mantiene el poder. La misma persona que dijo que Torres Hurtado no iba a continuar siendo alcalde de Granada. ¿Algún granadino que no sea un cínico o un desmemoriado va a votar a Ciudadanos en la provincia, siendo Salvador el número uno de la lista de este partido al Congreso? ¿Cómo puede hablar este hombre de regeneración democrática? ¿La del alcalde o la de él? ¿Se refiere quizá a su deriva política? La primera condición para cambiar la realidad es conocerla. Pero los ciudadanos sólo acertamos a sospechar cuál es la realidad. Entre otras cosas, porque demasiados políticos no hablan de ella. Nos mienten el pasado y nos mienten el presente. Enmascaran la realidad. Pero nos sobran los políticos enmascarados.

IDEAL (La Cerradura), 15/11/2015

domingo, 8 de noviembre de 2015

Reinos

Resulta asombrosa nuestra manera de entender la política, que las ciudades andaluzas tengan que aliarse para vender sus bondades turísticas, formando ejes que siempre pasan por Sevilla y Málaga. Las razones, aparte de una capitalidad mal entendida, es la deficiencia de infraestructuras de ciudades como Granada, tan mal comunicada que a duras penas se entiende la afluencia de turistas, que suelen utilizar para desplazarse su propio vehículo. ¿Romanticismo? Porque si uno necesita viajar en avión o en tren, dependiendo del destino, lo mejor es ir a Málaga, donde la estación de trenes y el aeropuerto sí son dignos de una ciudad turística. Y por eso los turistas extranjeros que viajan a Granada pasan casi obligatoriamente por Málaga. ¿Por qué tienen que mendigar influencia Granada y Córdoba, dos ciudades con un patrimonio histórico y cultural incomparablemente más importante que el de sus hermanas andaluzas? ¿Se trata tan sólo de la nula influencia de nuestros dirigentes políticos? ¿Cómo puede explicarse que se tarden quince años en terminar los últimos tramos de la A-7? ¿Sólo porque conectan las provincias de Granada y Almería? Puestos a hacer demagogia nacional-regional, como se estila ahora en España y se ha estilado también desde la Transición en Andalucía –donde, al menos desde el punto de vista estilístico, hemos aprobado el estatuto más ridículo de la historia, llevando al extremo el lenguaje de género-, yo trabajaría por la independencia del Reino de Granada, que a fin de cuentas es el único reino que ha existido en Andalucía, cuya nacionalidad brilla por su ausencia histórica. De hecho, ni siquiera tendría que haberse convertido en comunidad autónoma, como tampoco el resto de las regiones españolas, fuera de las nacionalidades históricas, Cataluña, País Vasco y Galicia. ¡Cuántas Administraciones públicas, cuántos recursos, pero, sobre todo, cuántos malos políticos nos habríamos ahorrado! Sin embargo, estamos encantados con el invento de los dieciocho parlamentos españoles, tanto, que queremos convertirnos en un Estado federal para solucionar el problema catalán, como si no lo fuéramos ya, con un régimen territorial más virguero, como es el Estado autonómico, que se incluye en toda la literatura científica como una fórmula federal de organización territorial, y probablemente la más descentralizada de Europa. ¿Diecisiete nuevos estados dentro del Estado español? Ya puestos, que sean reinos, para hablarle de tú a tú a la monarquía parlamentaria española. Seguro que encontramos un reyezuelo de rancio abolengo para Granada. ¡Cómo les gustaría a algunos sumar un título nobiliario –que no académico- al coche oficial! Eres el rey de Granada. Toma ya.
IDEAL (La Cerradura), 8/11/2015

sábado, 7 de noviembre de 2015

Pan y cielo

El progreso nos ha traído paisajes que difícilmente pueden explicarse desde el presente. Maravillas de la técnica que hoy nos parecerían atentados contra la naturaleza y que, sin embargo, fundidos ya con el entorno, nos ofrecen espectáculos sobrecogedores. El embarcadero comercial construido por la “Rio Tinto Company Limited” sobre el río Odiel –aunque conocido como el “Muelle del Tinto”- es un ejemplo de ello, pues, al adentrarse en la ría de Huelva, nos permite hacer un viaje en el tiempo y contemplar uno de los atardeceres más bellos que pueden verse en esta provincia. Construido entre 1874 y 1876 para transportar el cobre desde las minas a la ciudad, este puente de 1.165 metros supone uno de los hitos de la actividad de la empresa que transformó un pueblo pesquero en uno de los centros mundiales de la minería. Y es que la historia de la exportación del cobre puede entenderse como una tragedia, pero también como una parábola de la civilización y la lucha por la supervivencia del ser humano en un entorno hostil, casi marciano, como es el de las Minas de Riotinto.
Lo sabe bien Juan Cobos Wilkins, que en la novela “El corazón de la tierra (Plaza y Janés, 2001) convirtió las minas en un territorio mítico, y en cuya obra, desde la narrativa al ensayo o la poesía, siempre ha estado muy presente el paisaje y la historia de Huelva. Curiosamente, en la adaptación de esta novela al cine, realizada por Antonio Cuadri (2007), el “Muelle del Tinto” tiene un macabro protagonismo, pues desde él arrojan al río los cadáveres de los fallecidos en la revuelta de los mineros en 1888 (“el año de los tiros”) contra la “Rio Tinto Company Limited”, y dispersada por soldados del Regimiento de Pavía. Y es a Antonio Cuadri, cuyo abuelo fue alcalde de Trigueros, a quien Juan Cobos Wilkins dedica su última novela, “Pan y cielo” (La isla de Siltolá, 2015), donde a partir de una anécdota tan peculiar como representativa de lo que ha sido y es España –la afiliación de San Antonio Abad a la UGT en 1932 para poder ser sacado en procesión en esa localidad de Huelva-, construye un relato coral e inclasificable, tan divino como humano, de la sociedad en que vivimos.
Porque si San Sebastián y el propio San Antonio Abad se convierten en los narradores de la novela, el mismo Dios es un lector de excepción que asiste a las andanzas de personajes alegóricos y arquetípicos y, sin embargo, vivos, como María España, Cipriano Mandamiento, Palmira, Virginia o el alcalde Juan Colombini, que nos hablan de la sociedad de hoy, pues una de las ventajas de escribir desde el cielo es que en un momento puedes viajar desde 1932 hasta la actualidad y reflexionar con la perspectiva que nos dan los años sobre el sentido de esta –nuestra- historia: “Exacto, Sebastián. Es ahí donde quería llegar. Panes frente a balas. Deseaba que lo descubrieras por ti mismo. Contiene toda una lección de tolerancia, un notable ejemplo de respeto y comprensión. Y si hubiese cundido, acaso no le habría sobrevenido a este país el horror que le aguarda cuatro años después. Lluvia de panes frente al diluvio de balas”.
Y podríamos decir lo mismo de “Pan y cielo”, donde con un gran sentido del humor Cobos Wilkins mezcla el lenguaje culto y el popular para que se expresen unos personajes que son mitad Sancho Panza y mitad Quijote, en un relato que es también poético y surrealista. Y lo hace con una naturalidad pasmosa, porque el trabajo del escritor no se ve. En “Para qué la poesía” (Plaza y Janés, 2012), Juan Cobos Wilkins escribe: “Sobre el mantel azul, mira/ –te digo-/ el azúcar derramada parece la Vía Láctea”. Quizá encontremos en esta novela el pan y el cielo de nuestros días.

El Mundo Andalucía (Viajero del tiempo), 6/11/2015

lunes, 2 de noviembre de 2015

¡Rebelión!

Pues resulta que “Rebelión en la granja”, la novela de George Orwell, no era una sátira despiadada del estalinismo, sino una obra de anticipación. El cerdo Mayor o alguno de sus hermanos ha llegado a la Organización Mundial de la Salud. De ahí el empeño en que sólo comamos algas e insectos. ¡Que nos quieren quitar el jamón! Por fin hemos encontrado un lema revolucionario digno de nuestra época. Tú sí que eres cancerígeno…, le han dicho al funcionario que ha redactado el informe que pretende eliminar la carne y los embutidos de nuestra dieta. Sesenta gramos, sesenta gramos, ¡y dos días a la semana! El pobre debe de estar escuchimizado, comiendo todos los días en esos restaurantes de cocina creativa donde te sirven los platos en una cucharilla de café. ¡Se va a comer las cucarachas tu padre! Que nosotros seguiremos con nuestras tostadas de aceite, tomate y jamón de tu otro pariente. Si es que este mundo ha pasado de “light” al modo gilipollas, que es como va ahora la gente por la calle, mirando el móvil y chocándose con los demás. Si hace unos años nos cuentan que nos íbamos a alimentar fundamentalmente de ondas electromagnéticas no lo hubiéramos creído. ¡Eso sí que es cancerígeno! Tener todo el día pegado un aparato emisor y receptor de radiofrecuencias al cerebro. Y se nota en el discurso de nuestros políticos, que están más unidos que nunca gracias a Artur Mas y a Jordi Pujol, que cuentan las malas lenguas que todos los días desayuna unas lonchas de butifarra. Por eso tiene tanta mala leche y ha robado a los catalanes un tesoro digno de un rey. ¡Viva la independencia! Y es que la vida se convierte en una cosa muy triste si no tenemos un par de chorizos en la actualidad o en el plato, aunque yo soy más de morcilla. A ver, el lunes la acompañé con huevos fritos y papas a lo pobre, el martes comí un San Jacobo y el miércoles un chuletón de Ávila, el jueves lomo adobado y el viernes pescaíto frito, para no abusar. Huelga decir que ayer sábado comí de tapas, en las que había una amplia variedad de embutidos, sobre todo en La Cueva, donde me pusieron salchicha blanca y queso de cerdo. No sé si fue entonces cuando brindé por el verraco Mayor y canté: “¡Bestias de todo país y clima! ¡Oíd mis gozosas nuevas que cantan un futuro feliz! ¡Todos los animales son camaradas!” Menudo grito de guerra.
IDEAL (La Cerradura), 1/11/2015

domingo, 25 de octubre de 2015

Disciplina

La apertura de un expediente “informativo” por la dirección de su partido a la concejala de Urbanismo del Ayuntamiento de Granada, Isabel Nieto, resulta sintomática, no sólo de la forma de entender la política en el PP, sino probablemente también en España. Isabel Nieto sólo ha dicho algo de sentido común, que si el AVE llega en superficie a Granada nos quedaremos así con él, pues no se van a hacer obras después para soterrarlo. ¿Y por llevarle la contraria a la ministra de Fomento la llaman al orden? ¿No es lo normal que los ediles municipales defiendan los intereses de su tierra? Ésa es de las pocas gracias que ofrece la organización territorial española, que permite que haya al menos tres administraciones públicas distintas –estatal, autonómica y local- que no por estar gobernadas por un mismo partido político tienen que defender los mismos intereses. A las que habría que sumar una cuarta, la europea, que marca también sus directrices para que las administraciones españolas las apliquen en cascada. El propio alcalde de Granada, José Torres Hurtado, se ha quejado amargamente de las dificultades que tienen los ayuntamientos para cuadrar las cuentas públicas siguiendo las directrices del Gobierno central, y probablemente dirá lo mismo el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, cuando no tenga a Ángela Merkel delante, aunque le bese la cara y las manos en el congreso de los populares europeos y presuma de la fortaleza de la economía española para inaugurar la campaña electoral. Pero toda esta disciplina jerárquica nos resulta casposa, pues según sea quién la exprese no nos remite a una pirámide institucional o normativa, sino más bien celestial, donde el favor no parece ser del presidente o de la dirección de tu partido, sino de un dios que unge o promueve el favor divino. Y a pesar de Rouco Varela, que le lleva la contraria al propio Papa, así se siente también Artur Mas, que se proclama mesías mientras ve cómo entran en la cárcel sus subordinados, por lo que prefiere aspirar a la justicia divina.  Y es que, como la religión, la política es una hija de la esperanza y el miedo que trata de explicarle a la ignorancia lo incognoscible, o algo parecido, pues en este país somos expertos en confundir lo divino con lo humano. ¿No podríamos buscar un presidente de andar por casa? A eso se dedican Pablo Iglesias y Albert Rivera, que saltan a nuestros salones desde los platós de televisión. Ay, la disciplina... Hay que tenerla hasta para poder saltársela.

IDEAL (La Cerradura), 25/10/2015

domingo, 18 de octubre de 2015

Hispanos

La celebración del Día de la Hispanidad nos ha servido al menos para conocer mejor a parte de la clase política que parecía llamada a gestionar el futuro de España. Para que hagan gala de su moral y de su cultura, desde la que juzgan lo que ha ocurrido quinientos años antes con frases como “vergüenza de un Estado que celebra un genocidio”, de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; o del alcalde de Cádiz, José María González “Kichi”, que a estas alturas nos revela que “nunca descubrimos América, masacramos y sometimos un continente y sus culturas en nombre de Dios”, como si no lo hubiéramos aprendido ya de autores como Edmundo O’Gorman (“La invención de América”) o Eduardo Galiano, que hoy día, sin embargo, al hablar de “Las venas abiertas de América Latina”, donde precisamente documenta el expolio de este continente por la colonización de España, entre otros países, reniega de esa –son sus palabras- “prosa de la izquierda tradicional”. Y no porque haya dejado de ser de izquierdas, sino, simplemente, porque una cosa es lo que se piensa en 1971, cuando publicó la primera edición de ese libro, y otra lo que se piensa cuarenta y cinco años después, y no digamos cinco siglos más tarde. Lo curioso es que no hay ningún Día de la Hispanidad, sino un Día de la Fiesta Nacional, que sin embargo se conoce popularmente del primer modo no sólo en España, sino también en Hispanoamérica (y utilizo a conciencia este término y no Latinoamérica, porque para mí hispano es sinónimo de hermano y latino signo de diferencia), donde no hay empacho en celebrar el Día de la Hispanidad como tal, como se ha hecho durante años en países como Argentina o Nicaragua, que ha transformado esta celebración en un día de vindicación de la lucha indígena. Y no pasa absolutamente nada. Porque lo importante es explicar el pasado, y no enorgullecernos o avergonzarnos de él. Sino aprender. ¿No se celebra la Diada o el Carnaval de Cádiz? ¿Por qué no se va a celebrar el día nacional de España? ¡Es que vivimos en España! Y qué decir nuevamente de Willy Toledo que, al parecer, en lo único que no “se caga” es en su propia madre. Pues esta gente es la que más daño le hace a la izquierda. Las ideas se defienden desde la cultura. Y es desde la cultura –lo ha dicho en España José Mújica, exguerrillero y expresidente de Uruguay- como mejor se lucha contra la desigualdad.

IDEAL (La Cerradura), 18/10/2015

domingo, 11 de octubre de 2015

Animales

En mi barrio hay un perro que empieza a llorar y a ladrar todos los días, indefectiblemente, a las siete y media de la mañana. Se ve que es la hora a la que se va a trabajar su dueño, que no tiene otra ocurrencia que dejarlo encerrado en el balcón, pues por algún motivo –que ya se imaginarán- no quiere dejarlo solo en el interior de la casa. Y así, somos los vecinos los que tenemos que soportar los lamentos del perro, que no comprende por qué tienen que castigarlo durante las horas de la jornada laboral de su dueño. Pero si éste no puede cuidarlo, ¿por qué tiene perro? Quizá las asociaciones contra el maltrato animal deberían de fijar su atención en las ciudades, pues muchas casas son como cárceles, donde no pueden producirse rebeliones en la granja. Al parecer, la granja son las calles, y si uno se pasea por algunas partes de Granada, tendrá la sensación de hacerlo por un gigantesco WC, donde los excrementos de los perros están a plena vista y en descomposición, con los problemas de olores e insalubridad consecuentes. Algunos ciudadanos entienden que los parterres de las pocas plazas y calles donde hay plantados árboles son los váteres de sus mascotas, por lo que no es de extrañar que la tierra huela, literalmente, a mierda, cuando la función de las plantas es mejorar la calidad del aire. Y son algunos dueños los que convierten la tenencia de animales en un problema, cuando no en una plaga. Porque tampoco tienen ningún control cuando pasean con ellos, y uno tiene que aguantar que te huelan de abajo arriba y nuevamente abajo, o que se restrieguen contra tus piernas, o que tropieces con la cadena, o que asistas a peleas callejeras, pues hay perros que tienen la autoestima tan baja como sus propios dueños, que no compran animales de compañía, sino bulldogs agresivos que pelean a la mínima ocasión. Pero claro, uno se fija luego en la cara del perro y en la del dueño, y aprecia el raro mimetismo, que en otras ocasiones revelan amabilidad y bondad, desde luego, amistad inquebrantable y fidelidad, virtudes que lamentablemente no encontramos siempre en las personas, y que quienes han tenido un buen perro aprenden de verdad a reconocer y apreciar. Y por eso es una lástima que las decisiones sobre los hábitos de higiene y conducta, sobre la convivencia y la educación, no las tomen esos perros. Porque, a veces, los animales son sus dueños.

IDEAL (La Cerradura), 11/10/2015

domingo, 4 de octubre de 2015

Marmotas

La vida política española es como el día de la marmota, que se va repitiendo una y otra vez. Hasta el domingo pasado, llovieron las declaraciones de los partidos, las noticias en los medios de comunicación, los avisos de ruina. Después de las elecciones catalanas, la naturaleza pareció contagiarse y llovió de verdad durante una noche entera, para que las calles y los garajes se inundaran y la atmósfera se limpiara por fin de polución, de gritos, insultos y malos pensamientos. Pero, calmada la tormenta, volvieron las declaraciones de los partidos, las noticias casi idénticas en los medios de comunicación, los idénticos avisos de ruina. Y la gente, claro, también ha seguido exactamente igual, con los mismos deseos de independencia o de continuidad según quiénes interpretasen los resultados electorales, pero viviendo en el mismo sitio, sin moverse de la silla, tratando de descifrar ese misterio constitucional de la autonomía de las nacionalidades y regiones “dentro de la indisoluble unidad de la nación española”. No se mueven desde luego de los sillones presidenciales Mariano Rajoy y Artur Mas, los grandes artífices de este día de la marmota nacional, atrapados en su propio tiempo, en su propio mundo de sueños identitatiros, que poco tiene que ver con el real. Y el caso es que hay gente que los escucha y les hace caso e incluso los vota, quizá porque también quieran vivir en una realidad paralela, en otro mundo que se encuentra en éste, habitado por seres desquiciados que no utilizan el autobús o el metro para viajar, sino que se deslizan por agujeros negros de una nación a otra. Pero aquí estamos hablando de ellos nuevamente, porque lo que no se ha solucionado en una, dos o tres elecciones tildadas de plebiscitarias, tendrá que solucionarse en una cuarta. Y es que padecemos a políticos-marmotas encantados con tener graves problemas en vez de solucionarlos, porque si no existieran esos problemas tendrían que trabajar de verdad, arreglando los pequeños problemas diarios de los ciudadanos, esos que en ciudades marmotas como Granada no se solucionan nunca, y donde se habla de ellos una y otra vez: que si el Ave y el botellón y el transporte urbano y el nuevo tramo de la A-7 y el Centro Lorca. Y uno ve las noticias repitiéndose una semana y otra semana y otro mes y otro año, y ahí siguen el mismo presidente y el mismo alcalde y el mismo ciudadano que se levanta para revivir, una vez y otra vez, un único día de la marmota.
IDEAL (La Cerradura), 4/10/2015

viernes, 2 de octubre de 2015

VerVersos

Dice Elena Laura (Granada, 1955) que adora las palabras, aunque contemplando sus cuadros podemos decir que también adora los silencios, y el color, y la música, y todo aquello que, del sentimiento a la experiencia, puede detenerse y expresarse en una imagen o contarse en una historia. De hecho, música, color y palabra constituyen los tres ejes en los que ha descansado su pintura hasta el momento, revelándonos un mundo tenso y sensible. Lo pienso viendo la exposición “VerVersos”, que acaba de inaugurar en un lugar tan apropiado como la Biblioteca de Andalucía de Granada, donde estará todo el mes de octubre.
Porque pintar –y escribir, lo que Elena hace con el mismo buen pulso- es saber mirar, y Elena pinta y reescribe acompañada de los poetas a los que lee. Y es que esta exposición puede leerse, y el espectador dejarse llevar por los textos, para pensar quizá, como Octavio Paz, que los pintores parten de la presencia y quieren llegar al signo, a codificar algo; y que los escritores parten del signo, de la codificación, para llegar a la presencia.
Así, pinceles y palabras dan vida en los cuadros de Elena Laura a poemas de Federico García Lorca, Javier Egea, Elena Martín Vivaldi, Luis García Montero, Antonio Carvajal, José Carlos Rosales, Andrés Neuman, Rafael Juárez, Álvaro Salvador, Pilar Mañas, Ángeles Mora, Alejandro Pedregosa, Gracia Morales, Luis Melgarejo, Miguel Ángel Arcas, Daniel Rodríguez Moya, Antonio Praena, Javier Benítez Láinez, Juan Carlos Friebe, Trinidad Gan, Javier Bozalongo y Rosario de Gorostegui.
La pintura de Elena Laura es contemplativa y algo melancólica, como ese hombre que, en versos de “Paseo de los tristes, de Javier Egea, camina por una ciudad-embudo en busca de la liberación, de una nueva calle que le aparte de “esta costumbre vieja de andar erguido y solo”. Pero es un estado de ánimo que nos ayuda a interpretar la realidad, y por eso, el poema que ha elegido de Luis García Montero empieza así: “Por septiembre se te llenan de sótanos los labios y es relativo el cielo después de haberte visto preguntarle a la vida”. El septiembre de la pintura de Elena Laura es un mes sabio, de trazo firme, donde los colores son menos alegres, pero tienen la misma fuerza, la que hay en las llamas de “Amarillo”, homenaje a Elena Martín Vivaldi, y donde no sabemos si son ramas o raíces las que arden, hacia el cielo o la tierra.  
Es la misma ambigüedad de esas manos que descansan sobre una barandilla antes o después del amor, pues a su lado hay un lecho vacío, y siendo la hora de la siesta, decir con Antonio Carvajal que “sólo para tus labios mi sangre está madura, con obsesión de estío preparada a tus besos”, nos suena tanto a invitación como a despedida. Aquí, el trazo del  pincel se mezcla con el trazo de la pluma: “Es lo que necesito para hablar. No el hecho: la inminencia. La palabra dibuja la meta sin el límite”, escribe Andrés Neuman.
Porque no hay certezas en estos cuadros, hay cenizas y hojas que caen, zapatos rojos que calzan locos y sabios en versos de Pilar Mañas, y que en su caída marcan sin embargo la entrada geométrica de otra puerta. Al fin y al cabo, Elena Laura sabe que “todo el futuro es una galerada” (José Carlos Rosales), y yo veo el suyo cargado de experiencias y la sabiduría que espero nos vuelva a transmitir.
Y se lo pido con sus propias palabras, del “Tamiz de las horas”, que acaso puedan resumir el sentido de su vida y de su obra: Pocas cosas me apasionan más que viajar. Pero cuando entro en el taller reconozco el paraíso”.

El Mundo Andalucía (Viajero del tiempo), 2/10/2015

domingo, 27 de septiembre de 2015

La (in)dependencia del fútbol

Pues resulta que el debate más serio sobre la independencia de Cataluña se ha producido en la prensa deportiva. Esta semana, con las prisas y los miedos, nos han planteado el gran problema: ¿Y si el Barcelona no juega en la liga española? Lo podían haber dicho antes. Eso sí que merece un encuentro al máximo nivel entre el presidente del Gobierno español y el presidente del Gobierno de la Generalitat de Cataluña, escoltados por Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Porque si no tenemos el gran somnífero del Barca-Madrid (con permiso del Granada y del Atleti), sí que se joroba España. Es por eso que las elecciones suelen convocarse los domingos, para que la gente cofunda la política con el fútbol y se debata entre victoria y derrota. Aunque también podría ser un empate, claro, y a ver entonces lo que vamos a hacer; en Cataluña, me refiero. Lo suyo es que lo decidan Messi y Cristiano con una tanda de penaltis. Al fin y al cabo, el uno es argentino y el otro portugués, y si se fastidia la liga española se irán tan contentos a jugar a Francia o Inglaterra, países donde se toman más en serio las cosas del comer. Porque han tenido que decirlo el presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal, y el presidente de la Liga Profesional de Fútbol, Javier Tebas, para que la gente se preocupe de verdad por lo que está pasando en España. ¿Qué vamos a hacer sin derbis? Eso sí que es un problema identitario, tú, no poder gritar nunca más “Hala Madrid” o “Visca el Barça” precisamente contra el Barça o contra el Madrid. La defensa de los colores provoca reflexiones de calado, y he leído magníficos artículos sobre fútbol de Javier Marías o Luis García Montero, que no por casualidad son del Real Madrid. El gran problema, en realidad –lo ha sido siempre, deben reconocerlo de una vez-, es para los hinchas del Barcelona. A mí, personalmente –que, por fortuna, también soy del Madrid-, la idea de que el Barcelona se convierta en un Ajax no me incomoda, siempre que vuelva a jugar en él Johan Cruyff. De hecho, podría llevarse a Guardiola, independentista convencido a quien nadie conocería si no hubiera jugado primero y entrenado después a un equipo de la liga española. ¡Ay! Para mí que esto no lo han pensado bien. Lástima que los votos no rueden como un balón y las urnas no sean porterías. Aunque quién sabe. Los ciudadanos, como los forofos del fútbol, a veces tenemos sentido común.

IDEAL (La Cerradura), 27/09/2015

lunes, 21 de septiembre de 2015

Fanáticos

Cada día se ofician en España nuevos funerales por la cultura, y cada vez son más las ciudades que no tienen ni una sola librería a la que los lectores puedan acudir a encontrar un buen libro: Atlántida, en Granada; Sintagma, en El Ejido; Negra y Criminal, en Barcelona, son ya sólo recuerdos de una época pasada. Pero se ve que es algo normal, ya que si uno escucha lo que dicen algunos políticos, periodistas o incluso artistas en los medios de comunicación, se pregunta en qué país se educaron, si no fue en éste. Algunas frases asombran no sólo por el desconocimiento que traslucen, sino también por la frustración y el odio, tanto que parecen proferidas por personas desequilibradas. El premio de esta semana se lo ha llevado el actor Willy Toledo, cuando ha afirmado que la independencia de Cataluña  “podría ser una grieta importante en el régimen español, que nos ha tenido sometidos a los catalanes, a los vascos, a los andaluces y a los madrileños como yo desde que he nacido”. Ese tipo que se veía tan simpático en comedias como “Al otro lado de la cama”, parece que ha tenido una vida traumática, de opresión y dictadura, cuando la realidad es que nació en Madrid en 1970, por lo que, desde que tuvo uso de razón, ha vivido en una democracia. ¿Dónde está el sometimiento de los catalanes, vascos, andaluces y madrileños en la Transición española? La generación de Willy Toledo y la de los que vivieron su adolescencia en los años 80, es una generación felizmente amnésica, a cuyos miembros ciertamente no les explicaron todo lo que había ocurrido en España, pero que, a diferencia de sus padres y abuelos, pudieron hacer siempre lo que les dio la  gana. Y precisamente por eso, cuando años después descubren la política, parecen sufrir una especie de iluminación que los convierte en fanáticos. Así, el deseo legítimo de independencia de una parte de la sociedad catalana está sirviendo para enmascarar otro tipo de intereses individuales y colectivos, empezando por la corrupción de una parte de la clase política que no aspira a una nueva administración tributaria, sino a administrar una justicia propia que los libre de la española. Es decir, a un nuevo régimen –ese sí- donde puedan actuar con absoluta impunidad. Mientras, en Europa se discute el número de refugiados que acogerá España. Quizá ellos puedan explicarnos lo que significa tener que huir de su país y de la guerra para que valoremos nuestra democracia.

IDEAL (La Cerradura), 20/09/2015

domingo, 13 de septiembre de 2015

Un día perfecto

Una vez me aconsejaron que viera comedias en el cine como medio infalible para estar de buen humor, y aunque no siempre cumplo el consejo, esta semana he visto “Un día perfecto”, ambientada en la guerra de Bosnia, pero rodada en Granada. La película, dirigida por Fernando León de Aranoa, cuenta un día de la vida de un grupo de cooperantes, interpretados por unos magníficos Tim Robbins, Benicio del Toro, Olga Kurylenko, Mélanie Thierry y Fedja Stukan (quien nació en Sarajevo y vivió la guerra), que tratan de sacar un cadáver de un pozo de agua potable. La cuerda con la que izan el cadáver se rompe, y los cooperantes tendrán que buscar otra por un país destruido. Sin embargo, a ritmo de rock, la tragedia se convierte en comedia, porque la humanidad y el sentido del humor no necesitan de géneros, que todo lo cosifican. Pero si uno logra abstraerse de la ficción, reconocerá perfilándose en el horizonte el pico del Veleta, Cumbres Verdes, las carreteras de la Zubia, las minas de Alquife; y pensará que la realidad puede tener muchas caras y hay otras vidas posibles. Es de lo que parece haberse dado cuenta Europa al asomarse a la ventana de esta vieja casa para contemplar la soledad, la desesperación, la vergüenza y la muerte. Y ha abierto la puerta. Lo piensan cientos de miles de refugiados que ahora se apresuran a entrar. Aunque lo que aparentemente es un día perfecto, encubre trabas administrativas, burocráticas, los prejuicios y el miedo de ciudadanos en el paro y la pobreza que ven cómo a otros aún más desgraciados les ofrecen vivienda y trabajo, y de dirigentes que ven a seres humanos de primera o de segunda, según sean sirios, iraquíes o afganos. Pues el reparto planeado por la UE es para los primeros y los segundos, pero no para los terceros. Hasta en la ruina más absoluta hay clases. Y así, uno escucha las declaraciones de Ángela Merkel, convertida de pronto en un hada madrina dispuesta a acoger a 500.000 refugiados, frente a François Hollande, que prefiere intervenir en la guerra de Siria, y a Mariano Rajoy, que propone un nuevo Plan Marshall en aquel país para que sus habitantes no vengan a éste. Mientras, los refugiados rompen sus papeles en las fronteras porque, antes que ser deportados, prefieren ser nadie. Y es que, como en la canción de Lou Reed, si logramos olvidarnos de los prejuicios domingueros de nosotros mismos, algunos días pueden ser perfectos.

IDEAL (La Cerradura), 13/09/2015

domingo, 6 de septiembre de 2015

Populistas

Algunos políticos se empeñan en dejarnos frases memorables, sacadas del pasado, de películas de serie B o de su educación traumática, quién sabe. La de Xavier Albiol, candidato a la presidencia de la Generalitat de Cataluña, resume bien la política del PP respecto al problema regional español: “Se acabó la broma”. ¿Se la habrá oído a Charles Bronson? ¿A Clint Eastwood? ¿A Anacleto? Y eso, refiriéndose a la última propuesta legislativa del Gobierno español que, por su parte, pretende convertir al Tribunal Constitucional en una especie de Rambo mezclado con Terminator. ¿O serán Mortadelo y Filemón? Porque la idea de dotar al Tribunal Constitucional de potestad sancionadora para ejecutar sus sentencias parece un chiste, si no fuera porque revela que quienes gobiernan no creen vivir en un Estado de derecho, sino en un Estado policial, capaz de transformar también a Artur Mas (el penúltimo presunto corrupto) en Mariana Pineda. Este Gobierno crea problemas en vez de solucionarlos, y confiar en la demagogia en vez de en un buen programa para ganar las elecciones no es la mejor opción, como tampoco adoptar medidas populistas, ese concepto que denuestan. Convertir al máximo intérprete de la Constitución española en un órgano sancionador significa no respetar los principios democráticos ni los derechos fundamentales, quedándose en la literalidad de la expresión “el imperio de la ley”, pero desconociendo su significado: un parlamento donde se debaten y se aprueban las normas, un gobierno que las ejecuta y un poder judicial independiente que las interpreta en caso de conflicto. Ése es el sistema en un Estado de derecho. Y precisamente lo que se hace en los regímenes populistas es saltárselo, reformando la Constitución y las leyes para perpetuarse en el poder o las principales instituciones para que actúen a imagen y semejanza de quien gobierna. Pero una cosa es la teoría y otra la práctica. Ante la peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial y ante la pasividad del Gobierno, las iniciativas para atender a los refugiados han partido de ciudades como Barcelona, Madrid y Cádiz, o de comunidades autónomas como la Valenciana, gobernadas por responsables públicos tildados de populistas. Una red de ciudades de acogida respaldada por ciudadanos que ofrecen sus propias casas. Pues eso es la política. Esta mañana he visto cómo una mujer de unos sesenta años, que iba con su carrito de la compra, ha robado el pan que habían dejado en la puerta aún cerrada de un comercio del barrio. Supongo que la mujer tenía hambre. Eso es lo que está ocurriendo en España.

IDEAL (La Cerradura), 6/09/2015