domingo, 28 de junio de 2015

Cambios

Resulta evidente que, desde el 15-M, ha cambiado la manera de hacer política en España. Lo que demuestra que la gente es capaz de transformar la realidad cuando se lo propone. Las movilizaciones lograron que nacieran nuevos partidos políticos que ya gobiernan en comunidades autónomas y ayuntamientos, y que, por primera vez, nuevos y viejos hablen en España de transparencia y de perseguir la corrupción, ya sea en Madrid, Sevilla o Granada. Es un cambio importante, del que deberían enorgullecerse los ciudadanos. Porque uno empieza por barrer su casa, y quién sabe lo que puede ocurrir después. Lo mismo el vecino sigue tu ejemplo, y el vecino de tu vecino. Y en un plis plas se limpia la ciudad, el país y el mundo. Las nuevas costumbres son una suerte de revelación, como la que han sentido los niños que esta semana ocupaban las calles porque no tenían que ir al colegio. Veías al padre o la madre seguidos de uno, dos y hasta tres churumbeles y te acordabas del cuento del Flautista de Hamelin, pues hay que esperar hasta las vacaciones para que haya un poco más de alegría en las calles. Sólo hace falta que alguien toque la flauta. Así se siente Pedro Sánchez, después de presentar su candidatura a la presidencia del Gobierno ante una bandera de España. Y eso en un país que se avergüenza de sus símbolos, de su pasado, de sí mismo. A mí me ha gustado el gesto de Sánchez, casi al mismo tiempo que Chaves, Griñán y Zarrías eran imputados por el Tribunal Supremo. Porque la manera en que se han gestionado las Administraciones públicas es lo primero que tiene que cambiar. Los partidos políticos no las han respetado, sino que las consideraban una prolongación de sí mismos, y de ahí el fraude y el clientelismo. No se ha facilitado información a los ciudadanos, ni se han rendido cuentas, las decisiones se han tomado como si se tratase de organizaciones secretas. ¿Cómo van a confiar los ciudadanos en ellas? Sin embargo, los pactos que se han producido tras las elecciones municipales y autonómicas han vuelto a evidenciar que algunos siguen pensando que mantenerse o acceder al poder es como obtener un premio o un botín. En eso, al parecer, no hemos cambiado. Desde luego no en Granada, donde después del susto inicial no han variado ni las políticas ni las formas del Ayuntamiento. Pero ya sabemos que en esta ciudad cambiar sólo consiste en mudar de opinión y de partido.

IDEAL (La Cerradura), 28/06/2015

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