domingo, 15 de enero de 2017

Twitterías

En las redes sociales, cualquier novedad se convierte pronto en un tópico. A fuerza de repetirlos, lo términos se vacían de contenido, y los “hastag” son como cachivaches que vagan por la red, si es que alguna vez tuvieron utilidad y sentido. En este principio de año ha ocurrido con el término “posverdad”, neologismo que el Diccionario de Oxford había señalado como palabra del 2016, y que tiene un significado tan ambiguo como: “Denota circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que los llamamientos a la emoción y a la creencia personal”; y que algunos pronunciaban –o tecleaban más bien- con una solemnidad que hacía saltar las lágrimas. Como si no hubieran existido siempre la verdad y la mentira. Como si no hubieran sido grandes mentiras las que han cambiado la historia, en España, sin ir más lejos, un país parcialmente amnésico, donde desde la Transición se nos miente diariamente. Con el rescate bancario, por ejemplo, que aunque según el presidente y la vicepresidenta del Gobierno y el ministro de Economía nunca se ha producido, el Tribunal de Cuentas ha cifrado en más de 60.000 millones de euros, de los cuales 40.000 los han aportado los ciudadanos españoles vía impuestos, concretamente 899,4 por cabeza. Es el timo de la crisis económica. Made in Spain. O el concepto populismo, que significa una cosa u otra según quien lo utilice, desde Mariano Rajoy a Pablo Iglesias, que a día de hoy resultan igual de populistas. Y es que el ámbito de la política y el de las redes sociales se asemejan mucho, de ahí que Podemos las haya utilizado hasta la extenuación para hacer política, y de ahí también que su discurso se haya vaciado por completo. Porque aquí la peña no para de hablar, pero ¿dice algo sensato? Mariano Rajoy, que tiene esta palabra siempre en la boca, la identifica con recortes, subida de impuestos y sacrificios, que curiosamente siempre tienen que hacer los mismos. Sí lo parece Sebastián Pérez cuando afirma que Granada es una ciudad sucia, aunque el PP tuviera igual de descuidados los barrios. Sólo hay que pasear por el de los Pajaritos, lleno de excrementos, no sabe uno si de los perros o de sus dueños. Tal vez porque está al lado de los juzgados de la Caleta, donde se airea la corrupción municipal. La gente no tiene tiempo para nada, pero sí para twittear que no tiene tiempo. Menudos pájaros. Del pico cerrado no salen twitterías.
IDEAL (La Cerradura), 15/01/2017

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