lunes, 28 de octubre de 2019

España zombi


El deseo de cambiar la historia resulta bastante ridículo –ya hemos exhumado y paseado a la momia, para enterrarla de nuevo y resucitar quizá en el futuro al fantasma de Franco en otra campaña electoral- y sería mucho más útil para la sociedad tratar de explicarla, sin ningún matiz político. Y esto es posible en países maduros democráticamente, cosa que no es el nuestro. Aquí se estila más la demagogia, los desfiles para el Hola de una familia que debería devolver al Estado los títulos y bienes que robó el dictador y los vítores de Antonio Tejero y otros muertos vivientes que todavía jalean sin pudor a un genocida. Por eso se explica también que en nuestro país haya partidos que, defendiendo una ideología zombi, obtengan hoy día representación parlamentaria. Pero es que los muertos vivientes abundan en la derecha y en la izquierda, todos los que votaron o se abstuvieron en la decisión de desenterrar al dictador, refrendada por los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, una extraña unanimidad. Con los zombis ya se sabe, recuerdan u olvidan según el menú del día, si encuentran o no por la calle carne fresca. Y menos mal que la carne puede ser simplemente un puñado de votos, porque si no el próximo Halloween podría convertirse en una bacanal. Hubiera sido un buen día para celebrar las elecciones, a las que hubiéramos acudido disfrazados con la máscara de los candidatos, o del fantasma de Queipo de Llano, al que también quieren desenterrar, vayamos a que no esté bien muerto el hombre, o de Boabdil, al que creo que quiere ir a exhumar a Fez una nutrida expedición de políticos y empresarios granadinos, que se pagan el viaje con no sé qué fondos europeos. Eso sí que tendría sentido, traerse al último rey moro de Granada para enterrarlo en la Alhambra y aprovechar la ceremonia solemne para declarar la independencia de Andalucía Oriental. Y no se trata de una broma, no, todo se andará, que la prensa española cada vez se parece más a un TBO. ¿Certificó la ministra de Justicia, como Notaria Mayor del Reino, que Franco estaba muerto? ¿Llegó a abrirse el féretro? Lo mismo estaba vacío, y hemos desenterrado y vuelto a enterrar al fantasma causante de nuestras más sangrientas pesadillas. Porque se ve que el dictador camina todavía por las calles de España, siendo, cuarenta y cinco años después de su muerte, el símbolo con el que unos y otros pretenden movilizar a los votantes. España está zombi.
IDEAL, 27/10/2019

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