lunes, 27 de septiembre de 2021

Pajaritos

La fiesta empezó a las cinco de la tarde, aunque la policía no llegó hasta las cinco de la mañana. Mientras tanto habíamos tocado la batería, bailado reguetón y cantado por las ventanas, aunque el momento álgido fue cuando Manolo se enfrentó con un vecino y, al inclinarse sobre la barandilla para gritarle a gusto, se cayó por el balcón, menos mal que vivimos en un segundo. Esto tiene otras ventajas, pues cuando se nos acaba la bebida no tenemos que acudir a “Glovo” si no queremos salir de casa, sino que nos basta con echarle una cuerda y un cubo al chino de la tienda de abajo. Total, si era jueves y al día siguiente no teníamos clase en la universidad. Que nosotros trabajamos mucho a pesar de lo que dicen, pero no durante los fines de semana, aunque es verdad que en esta época son cada vez más largos, pues las fiestas en el piso duran ya la mitad de la semana. ¿Se acortarán cuando se acerquen los exámenes? Depende. Mario está dispuesto a dejarse unas cuantas asignaturas, pues no quiere terminar la carrera. “¿Qué voy a hacer cuando no sea estudiante?”, suele decir. “Si no hay trabajo. Prefiero seguir estudiando hasta que mejoren las cosas”. Y Natalia ha decidido tomarse directamente un año sabático, y eso que tampoco ha terminado Psicología, que ya lleva matriculada cinco años. Cómo le gusta psicoanalizarnos cuando se lía esos petardos que parecen puros. “Esta hierba tiene usos terapéuticos”, dice convencida. Y qué bien se entendió con la policía, menudo palique, aunque quizá ellos no entendieran nada, porque cuando Natalia fuma emite una especie de balbuceo que sube y baja. Yo, por mi parte, soy mucho más metódico, y sólo estudio una semana en los períodos de exámenes, en enero y febrero, junio y julio, entre los que me reparto aritméticamente las asignaturas obligatorias y optativas; es decir, un mes entre los dos semestres, lo que puede no parecer mucho, pero exige concentración entre tanta fiesta. Lo peor ha sido la denuncia y quizá la multa que nos pongan, aunque si la pagamos a pachas tampoco será para tanto. Hoy es domingo. Manolo tiene el pie escayolado y no se puede mover del sofá. Natalia no se ha levantado de la cama y Mario lleva cuarenta y ocho horas desaparecido. Yo, no sé, creo que voy a poner un poco de música y a echarle el cubo al chino. Y mañana ya veremos. Qué alegría nos da que las clases vuelvan a ser presenciales.

IDEAL (La Cerradura), 26/09/2021

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