lunes, 4 de marzo de 2024

Ciudades temáticas

La falta de imaginación política lleva a convertir las ciudades en parques de atracciones donde exprimir el dominio público y cobrar una entrada por su utilización, como puede ocurrir con la Plaza de España en Sevilla o con el Paseo de los Tristes en Granada, y no quiero dar ideas. Vivimos en la superficie de la realidad, mediática y cambiante, y a falta de una oferta cultural sólida, lucimos el pétreo patrimonio, que mirar y admirar, aunque haya quien opte por irse de tapas. En Granada se ha disparado el precio de los alquileres, pues los propietarios, convencidos de su papel en FITUR, prefieren a los turistas que a los estudiantes, y se trata de sacarle el máximo partido a la inversión inmobiliaria. Las comunidades autónomas y los ayuntamientos, convertidos en promotores del ocio, quieren hacer lo mismo, sólo que como administraciones cobran tributos sobre los establecimientos turísticos o nuevas tasas por la prestación de servicios o el aprovechamiento del dominio público. Así, el vecino que vivía en el centro opta por irse, ya que no puede pasear tranquilamente por las calles y plazas del que era su barrio. Benditos pueblos del área metropolitana, donde todavía se contempla la vida con algo de relajación (cuando no celebra el consistorio todas las fiestas del santoral) y no se respira la contaminación que ya empieza a asfixiar en Granada. Sería mucho más consecuente aspirar a la capitalidad turística que a la cultural. Las ciudades andaluzas no parecen pensar en otra cosa. Además del festival de cine, en Málaga se ha inaugurado este fin de semana la temporada de playa, que gracias al cambio climático ya dura ocho meses, desde el mes de marzo a septiembre incluidos. Nuestros sueños se han convertido en pesadillas y pronto viviremos en un verano perpetuo. ¡Vacaciones! ¿Quién va a trabajar? Por mucha inteligencia artificial que haya siempre harán falta camareros y cocineros, que ya se aprecian mucho más que los doctores en Filosofía o en Derecho. ¿De qué nos sirven las instituciones culturales o los museos si no es para colocar a alguien del partido? Si Lorca levantara la cabeza de su tumba (si es que se encuentra), quizá en vez de una pluma enarbolara un lanzallamas para purificar todas las instituciones que llevan su nombre y que confunden la cultura con la política. Ay, las instituciones. Se pone al frente a un títere, se cobra una entrada y pelillos a la mar. A fin de cuentas, ya podemos bañarnos hasta el invierno que viene, que será todavía más corto.

IDEAL (La Cerradura), 3/04/2024

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