Me
alegra que la Conferencia Episcopal Española defienda los derechos humanos. Es
lo mínimo exigible a cualquier institución con un papel social en el Estado
democrático. “Un xenófobo no puede ser un verdadero cristiano”, ha dicho el
arzobispo de Tarragona Joan Planellas. Eso por añadidura. Pero son los
ciudadanos los que no deberían ser xenófobos, algo incompatible con la
civilización y el sentido común, o con los seres humanos a secas. Que la
Iglesia católica y otras organizaciones sociales estén exentas de pagar impuestos
o reciban ayudas del Estado (entre otras cosas, porque muchos católicos rellenan
la correspondiente casilla en la declaración del IRPF) tiene todo el sentido,
precisamente por realizar labores sociales o de ayuda a los necesitados. Lo que
no lo tiene es que las reciba un partido político como Vox, que no sé si merece
esa denominación, pues sus planteamientos son contrarios a los valores
democráticos. En la democracia no cabe todo. A pesar de lo que se dice, eso no
hace una democracia más grande, sino más pequeña. Lo estamos viendo en USA, con
un “terminator” dispuesto a asaltar el Capitolio si no es él quien gobierna.
Podemos verlo en España, donde también abundan los desengañados de la política.
Y aquí entra la responsabilidad de los grandes partidos, que con su destrucción
sistemática de la educación y los servicios sociales están abonando el camino
para los antisistema. Hay muchas formas de entender el cristianismo –y ahí
tenemos a Santiago Abascal, luciendo crucifijos y medallas de la Virgen, que en
contacto con su piel deben echar humillo-, pero sólo una básica de entender el
Estado social y democrático. O se defienden los derechos humanos y las
libertades públicas o no. Es lo que hace posible la convivencia,
independientemente de las creencias o la ideología de cada uno. Y resulta
curioso que haya sido la Iglesia católica la que lo haya dicho tan claro.
¿Dónde están nuestros políticos? ¿Qué hace el PP apoyando mociones xenófobas en
Jumilla o en los parlamentos autonómicos? ¿Y dónde está el PSOE que no siga a
pie juntillas las decisiones del líder carismático? No veo respuestas
contundentes de los demócratas contra las propuestas radicales. Quizá porque
los partidos sólo están pendientes de la intención de voto. “A los temporeros se
les pagan las horas extras y se les da de alta en la Seguridad Social”, ha
dicho en su homilía el cura de Valdepeñas. Pues va a resultar que la política
ya no se hace en el Parlamento, sino en las iglesias.
IDEAL (La Cerradura), 17/08/2025
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