lunes, 13 de julio de 2020

El runrún


Los negocios de la costa están al cincuenta por ciento, y hay un mantra que se repite entre restauradores y hosteleros: “Hay que aguantar”. El horizonte es el otoño, pero entre la gente hay un runrún sobre encierros y rebrotes. Vivimos en la provisionalidad, y para salir de ella no ayudan los miedos ni las advertencias que vienen del ministerio de Sanidad. ¿Van a confinarnos de nuevo? Mientras tanto, hay quien ha entonado el “carpe diem”, y vive como si el mundo fuera a acabarse mañana, lo que no contribuye a mejorar las cosas, ya que prescinden de mascarillas y otras medidas higiénicas. “Las mascarillas son de maricas”, ha dicho el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que si no muere de coronavirus lo hará de estupidez congénita, como su colega Donald Trump, que ha logrado que el país más desarrollado del mundo sufra como uno subdesarrollado la pandemia. Los virus no distinguen entre prejuicios e ideologías, pero en una época como ésta tener a embaucadores como presidentes es la mayor de las tragedias. ¿Cómo se puede coordinar así una respuesta mundial? Trump arrambla con las reservas de antivirales del mundo, pero antes de las elecciones los ciudadanos no tienen medios para curarse de él. En Andalucía, el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla, no descarta los confinamientos parciales, y en Granada, donde se han producido diez rebrotes, la incertidumbre es mayor. ¿Huimos a la playa? ¿Nos vamos al campo? ¿No nos movemos del cinturón? Se ha disparado la demanda de casas con jardín y piscina, y hay quien ya se construye un búnker en el patio. ¿Sobreviviremos a la paranoia? Crecen los rebrotes y los enanos de la política, que no contribuyen al optimismo. ¿Subida de impuestos? ¿Congelación de salarios? ¿Quién va a pagar la factura sanitaria? España ha puesto sus esperanzas en el Fondo de Recuperación europeo, pero países como Holanda no están por la labor. “En Bruselas no hay amigo ni enemigo pequeño”, dicen los diplomáticos, que no son capaces de arrancar un acuerdo de colaboración para salvar de la ruina a España e Italia, los países que más han sufrido la Covid-19. Es la comidilla del Eurogrupo, donde se ha estrellado esta semana Nadia Calviño. ¿Nos rescatarán? El runrún será el éxito musical del verano, pero, como cantaría la Casa Azul, podría ser peor: “Va a costar/hacer ver que no hay dolor, que todo sigue igual,/ esconder los desperfectos y disimular/. Qué bonita es la felicidad”. Vendrán el virus y el rescate. Y bailaremos.
IDEAL (La Cerradura), 12/07/2020

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