lunes, 14 de junio de 2021

Sesos fritos

Lo del alcalde de Granada causa más vergüenza ajena que preocupación. ¡A lo que le lleva a uno su gran cabeza! No hay comisiones municipales suficientes para tanto afán de protagonismo. Total, solo o acompañado ya ha conseguido ser el peor alcalde de esta ciudad, y mira que se lo habían puesto difícil comparativamente hablando, empezando por Torres Hurtado, del que debió aprender mucho en aquella famosa comida, pierna de cordero y pescado para celebrar la alegría de la política personal. Así, es comprensible que le de igual gobernar con dos concejales contándose a sí mismo que con once. Se trata de aparentar, confundir la política con las redes sociales, pasear por la ciudad con el Rey, aunque éste, acostumbrado al papel de pasmarote, te mire como si fueras un marciano. ¿Habrán tomado nota los ciudadanos de las personas y los partidos a los que han votado? Porque, ¿qué hacen ahora el resto de los concejales, los 25 que permiten que continúe el esperpento? ¿No van a ser capaces de llegar a un acuerdo para gobernar? Si uno atiende a las crónicas políticas, esto es imposible, pues se ve que la ciudad y el país está dividido en zonas que tienen más que ver con el color político que con la geografía o los proyectos reales. Los íberos somos de bandos, como ya mostramos en la guerra civil, en la dictadura y seguimos empeñados en demostrar en la democracia. No se libra ni la selección de fútbol, a la que hay quien no quiere que se vacune, aunque represente a España. La polarización de la política en cada ayuntamiento, comunidad autónoma y en el Estado central es el símbolo de un suicidio colectivo. Un país así no va a ningún sitio, sino que periódicamente irá repitiendo los mismos disparates. Da pereza tener que escribir de esto, casi tanto como dimitir le da a la gran cabeza municipal. Me recuerda al Mago de Oz, en la película clásica, hablando desde el interior de una careta gigante con un micrófono. Será el calor, bastante para derretir los sesos, si alguien los tuviera, como clamaba Don Quijote. Pero nos esperan cien días de bochorno, según alertan los meteorólogos. Escribía John Steinbeck que una ciudad se parece mucho a un animal. Tiene un sistema nervioso, una cabeza, unos hombros y unos pies. Está separada de las otras ciudades, de tal modo que no existen dos idénticas. Y es además un todo emocional. Pero en Granada nos sobran cabezudos y nos faltan cabezas.

IDEAL (La Cerradura), 13/06/2021

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