lunes, 5 de septiembre de 2022

Loterías

Mientras los dirigentes europeos nos avisan de que se acabó (nuevamente) la época de la abundancia, en nuestra bandeja de entrada se acumulan los mensajes que nos anuncian que somos propietarios de fortunas fabulosas, fondos inmobiliarios o nos proponen inversiones en bitcoin o empresas de rentabilidad garantizada. En tiempos de incertidumbre nos hacemos el cuento de la lechera, después de habernos fundido en el verano todo lo que habíamos ahorrado encerrados por la pandemia. Si hubiera una centésima parte de verdad en esos mensajes tendríamos dinero suficiente para vivir varias vidas, y por eso la gente sigue cayendo en timos y estafas, por miedo a esa incertidumbre, ambición y deseo de dinero fácil, alentados por la sociedad de consumo y el viejo sueño de poder vivir sin trabajar. ¿Limitará también el presidente del Gobierno la subida de los tipos de interés de las hipotecas? ¿Impedirá con otra bajada selectiva del IVA la ruina familiar? Sería mejor asegurar por decreto-ley que nos toque al menos una vez la lotería primitiva o la nacional, que a fin de cuentas depende de una sociedad estatal adscrita al Ministerio de Hacienda, ya que éste no se da prisa en abonar las declaraciones negativas del IRPF. ¡Queremos el bote! ¡O si no que se boten! ¡O si no queremos unas nuevas elecciones para votar! Lo que hacen los juegos de palabras. Uno se va entusiasmando y pasa de bajar los impuestos a eliminarlos, como quiere Isabel Díaz Ayuso, otra persona que suele vivir en un dudoso equilibrio entre la ficción y la realidad. Menos mal que en el Ayuntamiento de Granada tienen las cosas claras y se han centrado en exprimir a la que entienden que es la mayor industria granadina: el turismo. El problema es que la mal llamada “tasa turística” es en realidad un impuesto, para cuya creación no tiene competencias la corporación local. Así que antes de anunciar reuniones con los empresarios para ver a dónde se destina el dinero recaudado, habría que convencer a la Junta de Andalucía para crearlo, como en Cataluña o Islas Baleares. Otra opción sería hablar con el Gobierno del Estado, para que lo incluya en la Ley Reguladora de las Haciendas Locales como un impuesto potestativo para los ayuntamientos, idea que cedo sin necesidad de contraprestación. Lo demás es como jugar a la lotería, esa bendición que no nos sirve de nada hasta que nos toca. Aunque sí es otra forma de recaudar. Ha llegado el mes de septiembre y vuelven a abrirse las apuestas.

IDEAL (La Cerradura), 4/09/2022

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