lunes, 27 de enero de 2025

Estado de derecho

Resulta sorprendente que una misma persona pueda rasgarse las vestiduras porque Donald Trump perdone a quienes asaltaron el Capitolio y no porque Pedro Sánchez y el Gobierno de España promuevan una amnistía para quienes fueron condenados por la justicia a causa del proceso soberanista de Cataluña. Al negar la aplicación de la ley vigente y la actuación judicial, en los dos casos se debilita el Estado de derecho. Pero parece que es la ideología de derechas o de izquierdas la que legitima una posición al respecto. En el simplismo dominante, si eres de izquierdas no puedes criticar al Gobierno español, y si eres de derechas estarás encantado con la vuelta al poder de Trump. Pero se critican las conductas, no las ideologías ni a las personas. Es precisamente esa mentalidad de opuestos la que nos llevó a vivir la Guerra Civil y la dictadura en España y ha traído una dictadura encubierta en USA y tal vez un conflicto con España, ya que dadas las nociones de geografía de Trump, que nos ha confundido con Sudáfrica y acusado de pertenencia al BRICS, puede que nos imponga unos aranceles del 100%. Conmigo o contra mí. Pues no. La gracia del Estado democrático es poder pensar por ti mismo y obrar en consecuencia, sin tener que reírle necesariamente la gracia al líder carismático. En la sociedad actual se trabajan mucho la imagen personal y las relaciones sociales, pero muy poco las razones profundas de las cosas. Perfiles, instituciones y cargos parecen existir para el autobombo, pero bajo la superficie hay un erial que han sembrado los oligarcas de las nuevas tecnologías. Ellos han contribuido a que nos convirtamos en replicantes con una memoria reimplantada, voluble y maleable. Los que llegan al poder dicen siempre que es por la libertad, pero cuando una persona ejerce la libertad suele estar quitándosela a otra. Dicho de un gobierno, implica imponer su voluntad a millones de personas, que si creen en el sistema acatarán esa voluntad. En USA, sin embargo, Trump se ha saltado el sistema y ha vuelto al poder con el voto de millones de ciudadanos que creen más en el presidente que en la democracia. El caudillismo se apodera de los líderes a un lado y otro del Atlántico. En España, las reformas legales anunciadas que afectan a ámbitos tan sensibles como la prensa y el poder judicial (ay, la separación de poderes) huelen a chamusquina. Hay que darle la voz al pueblo, que también tiene derecho a equivocarse.

IDEAL (La Cerradura), 26/01/2025

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