domingo, 24 de noviembre de 2019

Consumidores


El ciudadano se ha convertido en un consumidor que no ejerce sus derechos, sino que emite señales electrónicas a través del móvil que luego son analizadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE). También son vendidas, no por el INE (no es la función del Gran Hermano todavía), sino por las empresas a las que les facilitamos nuestros datos personales y todo tipo de información sobre nuestros gustos, costumbres e ideas políticas. ¿Pensamos o dirigen nuestras inquietudes? ¿Elegimos lo que consumimos, incluso lo que votamos? Los programas electorales se elaboran ya como folletos publicitarios, y por eso no nos extraña que los políticos cambien tanto de opinión, como si se tratase de nuestros gustos, si es que son nuestros gustos. Esto podría explicar que las grandes novedades políticas en los últimos años hayan sido en España Podemos, Ciudadanos y Vox, formaciones que, a priori, representan opciones muy distintas entre sí. Pero ¿cuántos de los primeros votantes de Podemos habrán votado a Vox en las últimas elecciones? ¿Cuántos habrán votado alguna vez a Ciudadanos? ¿Qué talla tienen los candidatos? Sí, probablemente sus asesores piensen más en la ropa que otra cosa, si la compran en Inditex o en Carrefour, que para el caso no son más que marcas comerciales, como parecen actualmente los propios partidos políticos. Porque también la política ha sido absorbida por el marketing, que niega hasta el tiempo, convirtiendo el Black Friday en una semana y las Navidades en todo el invierno, por lo que el consumidor, si quiere estar a la altura de la oferta publicitaria, deberá endeudarse e hipotecar su tranquilidad futura. El futuro no existe sino como miedo y esperanza presentes, el pasado meramente como recuerdo, pero lo cierto es que los intereses crecerán y alguien tendrá que pagarlos, aunque el mismo mundo parezca creado hace tan sólo un rato por una campaña publicitaria o una política ilusoria. España no termina de salir del bucle electoral, y si el ciudadano ya estaba aturdido por tantos anuncios y proclamas, ahora lo estará un poco más, pues las ciudades han empezado a iluminar las calles con las luces de otra carrera que quizá termine en el día de Reyes. ¿Tendremos un gobierno para entonces? Quizá nuestro tiempo de ciudadanos haya transcurrido ya y sólo nos quede el tiempo de ser consumidores con empresas en vez de gobiernos; sin política, pero con ofertas y demandas. Aunque claro, vivimos en España y contamos con Cataluña. Para que haya gobierno, Pedro Sánchez tendrá que tragarse una gran oferta publicitaria.
IDEAL (La Cerradura), 24/11/2019

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