lunes, 31 de octubre de 2022

Artificiales

Elon Musk alerta sobre los riesgos de la inteligencia artificial. “Hasta que la gente no vea a los robots matar a personas por la calle no se entenderán los peligros de la IA. Los robots podrán hacer todo mejor que nosotros”, ha afirmado. Y eso después de presentar a “Optimus”, su robot humanoide, y convertirse en el tuitero jefe. Si no se limita, avisa, dentro de poco los softwares dirigirán la vida en la tierra, o lo que quede de ella, como en “Matrix”. Ése podría ser el escenario de otra guerra mundial. De hecho, Vladimir Putin ya dijo que quien controlase la inteligencia artificial controlaría el mundo. No debe de poder dormir el hombre, con tantos planes y tantos métodos de dominación y aniquilamiento masivo. Tampoco se duerme en Granada, candidata a ser la sede de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial, cuando ve cómo se multiplican las candidaturas de otras ciudades españolas: Tenerife, La Rioja, Palma de Mallorca, Alicante, Burgos, Ávila, Santiago de Compostela, Orense, La Coruña, Zaragoza, Gijón, Guadalajara… Que aspiran a recibir los cinco millones de euros que tiene de presupuesto la creación de un organismo que velará por evitar los peligros “que puede traer la inteligencia artificial en campos como la seguridad, la intimidad y la salud de las personas, así como los demás derechos fundamentales”. Menos mal que tenemos a la UGR. La incertidumbre nace de lo que se desconoce, y vivimos en una permanente zozobra por las continuas alertas de seguridad, ya sea por la evolución de la guerra, el coronavirus, el cambio climático o por el uso de nuestras cuentas de correo o el acceso a nuestros dispositivos móviles. Me imagino al ejército de ingenieros rusos intentando desactivarnos digitalmente y borrando todos nuestros avatares y hologramas, todas las fotografías, audios y mensajes de WhatsApp, que se ha caído esta semana para desesperación de miles de personas. ¿Podríamos vivir? Desde luego, quién sabe sin mejor o peor, enfrentados al silencio o la música de nosotros mismos. El concepto inteligencia artificial parece un oxímoron, sobre todo si las máquinas o sistemas deben imitar la conducta humana, que suele ser contradictoria. ¿Es inteligente Vladimir Putin? ¿Es artificial? Lo que lleva a una persona a tomar determinadas decisiones con frecuencia no tiene nada que ver con la lógica, sino con pulsiones autodestructivas que, dependiendo de la influencia del sujeto, no sólo afectan a quien está más cerca, sino que lamentablemente pueden tener un alcance global. Los androides quizá sueñen con humanos eléctricos.

IDEAL (La Cerradura), 30/10/2022

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