Si
tenemos que hacer caso a los eslóganes de los partidos y a las afirmaciones de
los candidatos, el próximo 2 de diciembre viviremos en Andalucía una especie de
resurrección para que al día siguiente –me temo- todo continúe exactamente
igual. “Un tiempo que amanece”, “un tiempo nuevo”, “más Andalucía que nunca”, “ha
llegado nuestro tiempo”, “Andalucía adelante”, “ahora sí…” La realidad es que
en Andalucía el reloj se detuvo hace casi cuatro décadas, y por eso continúa
siendo la comunidad autónoma con mayor desempleo y menor número de empresas. Sin
embargo, Susana Díaz ha presentado al PSOE-A en Granada como modelo de gestión,
comparándola con la del alcalde Francisco Cuenca, que quizá se tragó un par de
sapos económicos cuando la escuchó, aunque no se le agriara por eso su
permanente sonrisa. Y es que el optimismo de nuestros políticos parece una
enfermedad congénita, aunque luego la verdad estadística te aclare que 7 de
cada 10 empresas granadinas declaran pérdidas, y el 73% en Andalucía. Y también
parece ser una enfermedad el cinismo, pues Susana Díaz presumió de que el AVE
ha llegado ha Granada gracias a la gestión del alcalde con el Gobierno del
PSOE, cuando nadie ha visto aún a ese fantasma mecánico por ninguna parte.
(“Que viene el AVE”, le dicen las abuelas ahora a los niños que no quieren
dormirse. Y se duermen de aburrimiento, claro.) De hecho, Granada sigue siendo
una ciudad prácticamente incomunicada con el resto de Andalucía y España, y uno
no puede coger, por ejemplo, un autobús para viajar por la noche de Málaga a
Granada. No hay. ¿Y un tren? No hay. Si uno llega de un vuelo internacional a
Málaga (porque no puede viajar desde Granada) a las diez y media, tendrá que
esperar hasta el día siguiente, a no ser que pague 150 euros a un taxista o
utilice el vehículo particular. Y será por eso por lo que el Gobierno central
ha decidido eliminar los vehículos diésel y de gasolina para el año 2040. Como
tenemos unas Administraciones públicas tan previsoras y que invierten tanto en
infraestructuras, dejaremos de viajar, simplemente, porque la otra opción será
ir andando. ¡Qué gran medida para frenar el cambio climático! Por eso también
el Ayuntamiento de Granada, que es práctico y previsor, ha decidido que las
bicicletas vayan por la calzada y no por las aceras. En Granada, ¡serán los
únicos vehículos en circulación! Y los ciudadanos seremos sanos y felices, eso
sí. Pues, para ser nuevos tiempos, parecen bastante viejos.
IDEAL (La
Cerradura), 18/11/2018
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