lunes, 25 de abril de 2022

Cubrebocas

La gente se resiste a quitarse la mascarilla. Es normal. Porque el coronavirus nos había dado una excusa perfecta para ponernos una máscara. ¡Qué alegría sienten algunos de poder ir por la vida con la cara tapada! El vecino que aprovechó las circunstancias para cumplir un sueño de la infancia y convertirse, por fin, en agente secreto. El cuñado silencioso que de pronto se había vuelto locuaz, porque la mascarilla le ayudaba a ocultar esos dientes de vampiro. El hipócrita que podía disimular la sonrisa falsa cuando hablaba, y esos tics de mentiroso compulsivo que le deformaban la boca. Y las que habían renunciado al maquillaje y el pintalabios para ahorrar. A ver quién se atreve a decir las cosas a la cara. ¡Cubrebocas!, se gritan algunos. Pues eso lo serás tú. Porque ahora toca sincerarse o decidirse a contradecir al jefe con la cara descubierta. Incluso hay que afrontar la actualidad política sin protección alguna, como ese raro software que al parecer ha utilizado el Gobierno para espiar los teléfonos de sesenta nacionalistas. Total, ¿para qué? Uno puede imaginarse perfectamente el mensaje predominante de WhatsApp, como una contraseña para cruzar una frontera: “P… España. Viva Cataluña”. Se ve que hay que incentivar la inversión en I+D, y por eso Granada presume de ser atractiva para convertirse en la sede del Centro Nacional de Inteligencia Artificial, aunque la inteligencia de andar por casa haya brillado por su ausencia a nivel político en los últimos años. En fin, todo sea por redescubrir que seguimos siendo seres humanos que sonreímos y todo, que podemos ahuyentar los temores y la desconfianza. A la gente le cuesta reconocer a quienes han visto siempre con mascarilla, y con la llegada de la primavera se da cuenta de que él o ella eran más guapos de lo que parecían. O lo contrario, claro. Pero tan felices estamos de recuperar el lenguaje facial que nos sentimos dispuestos a pasarlo por alto. Ya no seducimos, amamos u odiamos sólo con los ojos, que a medias son el espejo del alma. ¿Me están sonriendo o me está insultando? Hay que lavarse la cara, desempolvar las expresiones, dejar la inseguridad a un lado y afrontar la verdadera historia de nuestra cara. ¿Nos atreveremos a tirar las mascarillas? Sanidad da por hecho que toda la población terminará contagiada de la variante ómicron, que no será más que un resfriado, una nueva dosis de recuerdo para una inmensa mayoría vacunada y que actúa con responsabilidad. ¿Cubrebocas? No, gracias. Las cosas se dicen a la cara.

IDEAL (La Cerradura), 24/04/2022

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