El alcalde de Granada quiere acabar con las tapas gratis, pues son
alta gastronomía. Menudo sacrilegio. Porque gratis no son, ya que pagas la
bebida, y según la ciudad a la que vayas esta puede costarte un ojo de la cara.
En esta ciudad no, lo que compensa un poco la malafollá reinante, que suele
verse también en la hostelería. “¿Quiere usted una tapa, con la inflación
disparada al 10%? ¿Le doy también un riñón?” Granada, Sevilla, Córdoba y Málaga
se alían para atraer turistas, pero luego se pelean para que se queden a
dormir. Prefieren que sean extranjeros y con un alto poder adquisitivo. No
podemos pagar el recibo de la luz, pero no podemos renunciar a unas cañas. ¡Con
tapa! Que se las cobren a los turistas. El carné de granadino sería un buen invento
para la hostelería. Desde que Manuel Fraga acuñara el eslogan “Spain is
different”, nuestro país no ha cambiado mucho, y sigue vendiendo las playas y
el sol, el flamenco y el esquí. Granada vende la Alhambra y la puesta de sol
más bonita del mundo, aunque su mejor embajador continúa siendo Federico García
Lorca, que decía que en esta ciudad eran muy bonitos el cielo y el suelo y que
lo peor era el entresuelo. ¿No es eso malafollá? Los hosteleros desean que nos
quitemos por fin las mascarillas, y Vox y Ciudadanos lo han pedido esta semana
en el Congreso. “Paso a paso”, dicen desde el Ministerio de Sanidad, como si
fuera un anuncio de la Semana Santa, que se espera por el sector turístico como
un maná. ¿Se cumplirán las cifras de la prepandemia? “Spain is beautiful and
different. Visit Spain”, decían los carteles de la época. Y lo mismo podría
decirse de Granada. Que África no empieza en los Pirineos. ¿Saben ya los suecos
que aquí no se cazan leones y que las mujeres no van vestidas de gitana? Los
extranjeros pensaban que las mujeres llevaban un puñal en la liga, y que todos
los días había procesiones. Ahora los puñales se llevan al Congreso, y si te
descuidas te los clavan por la espalda. Pedro Sánchez creía que esta semana iban
a recibirlo con vítores después de lograr que la Unión Europea reconozca
efectivamente que España es diferente, al menos en lo que al consumo de energía
se refiere. Pero cuando llegan los recibos, no hay consuelo que valga. Salvo vivir
en Granada y poder tomarte una cerveza con su tapa. ¡Ay, las cosas que dicen
los alcaldes! Granada is different.
IDEAL (La Cerradura), 3/04/2021
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