Tal
y como evoluciona el sistema educativo en España, lo que se conoce como el
“salto generacional” puede convertirse en una barrera infranqueable. Porque
además de las hormonas, los años, etc., lo que separa hoy día a las
generaciones –con excepciones manifiestas- es un problema de lenguaje. De
pobreza en el uso del lenguaje, concretamente, como cualquier profesor de
bachillerato o de universidad podrá corroborar. Y no se trata de la forma de
pensar, sino de la manera de razonar y de estructurar el pensamiento. Porque es
el propio lenguaje quien estructura el pensamiento, y basta echar un vistazo a
las redes sociales para darse cuenta de que a una buena parte de los usuarios
les faltan recursos lingüísticos para poder articularlo, como los animales –que
no animalistas- que se han alegrado por la muerte del torero Víctor Barrio. Y
tampoco hay que recurrir a las declaraciones de Messi en el juzgado para
corroborarlo –delincuente condenado, por cierto, con la colaboración necesaria
de su club, que ahora hace demagogia para exculparlo: la expresión más
lamentable de ese nacionalismo catalán que confunde el Estado de derecho con la
evasión fiscal-, ni a los gritos de celebración de Tarzán-Cristiano Ronaldo. En
casi cualquier ámbito podemos encontrarnos hoy a alguien incapaz de construir
correctamente una sola frase, y cuyo discurso –por llamarlo de alguna manera-
está construido únicamente con interjecciones y exclamaciones. Sin duda Belén
Esteban y compañía y quienes pagan su presencia en los platós de televisión han
contribuido a ello, pero también nuestros responsables públicos, empezando por
el aún presidente en funciones, Mariano Rajoy, cuya frase más brillante en un
informativo en plena campaña electoral, fue: “A quien Dios se la dé, San Pedro
se la bendiga”. Y resulta que, una vez vistos los resultados, San Pedro se la
ha bendecido a él, aunque yo todavía no sé el qué. Pero hay unos cuantos
millones de españoles que sí lo entienden, pues lo han votado. Pues “a quien
Dios se la dé, San Pedro se la bendiga”, que decía Don Quijote, aunque es una
lástima que luego no muestren tanto sentido común como Sancho Panza. Así, ¿a
alguien le extraña que los partidos políticos no lleguen a un acuerdo de gobierno?
No sé si antes de que termine el verano habrá investidura, pero antes que al
Congreso de los Diputados, los candidatos deberían volver al colegio. Para
lograrlo, podrían aprovechar sus vacaciones de no hacer nada para rellenar unos
cuantos cuadernos Santillana de la serie “Comunicación política y buen gobierno”.
IDEAL
(La Cerradura), 17/07/2016
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