domingo, 10 de julio de 2016

Extranjeros

El otro día, paseando por la avenida de la Constitución, me pasó algo curioso. Vi a un hombre de unos treinta años, árabe y vestido con una túnica blanca, que portaba una pancarta donde podía leerse en el anverso: “Estoy harto de abusos”; y en el reverso: “Quiero libertad y paz en el mundo”. Lo sé porque el hombre se paró a enseñármela, y después me dijo: “Soy musulmán, pero no de los que salen en la televisión matando a la gente”. El hombre iba repitiendo la ceremonia con cada transeúnte que se encontraba, que reaccionaba con compresión o estupor, según. Y debe de ser terrible encontrarse en su situación, pertenecer a un colectivo cuyos miembros más radicales, los yihadistas, matan en nombre de tu dios, causando el mayor daño posible. A los creyentes islámicos de buena fe les amargan las noticias sobre el terrorismo, y más que algunos ciudadanos los consideren cómplices de los asesinos. Pero la gente no suele ser comprensiva con los extranjeros, o con los que tienen una religión diferente. Esta semana IDEAL publicaba la noticia sobre el motín producido en el centro de acogida Ángel Ganivet, que acabó con diez menores detenidos, dos huidos y tres policías heridos. Al parecer, todo empezó porque uno de los menores se negó a ser trasladado a otro centro del que había escapado. Armados con cristales de las ventanas, se enfrentaron a la policía. La mayoría de esos menores son de origen marroquí, y formaban una pandilla en las calles de Melilla, donde sobrevivían como podían, “todo ello sin el amparo de la familia y con la única ley en la mano que conocen bien, la de la calle, donde casi todo vale y sólo sobrevive el más fuerte”, según contaba José Ramón Villalba. A mí me han llamado la atención los comentarios racistas de los internautas: “Esos moros son menores y pronto saldrán a la calle para delinquir. Si ya están dando problemas, ¿por qué no los expulsamos a su país?” A ciudadanos como éste, orgulloso de su condición de español, nadie les ha explicado el concepto de derecho, y que no se puede expulsar sin más a la gente, extranjera o no, porque eso equivaldría a aplicar “la ley de la calle”. Pero es fácil decir este tipo de cosas cuando uno tiene una casa y un estatus jurídico que puede ejercerse con mostrar simplemente el DNI. No creo que estas personas salgan espontáneamente a manifestarse para denunciar abusos y pedir paz y libertad.

IDEAL (La Cerradura), 10/07/2016

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