Siempre
he sospechado que en los lectores españoles han influido mucho más los tebeos
que el ensayo o la novela. Eso explicaría el carácter de los grandes éxitos del
cine español de los últimos años, de las novelas más vendidas o de los
programas de televisión más vistos. Porque se nota que hay lectores de tebeos a
los que nunca les dijeron: “¡Es una broma! ¡La gente no se comporta así en la
realidad! ¡Uno no puede comerse una tubería dentro de un trozo de pan, como
hacía Otilio! ¡Ni tampoco utilizar atajos como Anacleto!” Pero confieso que me
ha sorprendido descubrir que todo un ministro de Interior, como Jorge Fernández
Díaz, es un lector empedernido de Mortadelo y Filemón. Porque parece que el
ministerio es una especie de TIA (Técnicos de Investigación Aeroterráquea), y
que él es el Superintendente Vicente. Quizá sea por eso que quiera introducirse
allí Pablo Iglesias (ya tienes un argumento para el próximo número, Francisco
Ibáñez), deseoso de controlar a los espías, aunque sean tan desastrosos como
Mortadelo y Filemón. ¿Para hacer lo mismo que Fernández Díaz con la Oficina
Antifraude de Cataluña? ¿Para obtener información personal de los
contribuyentes y poder amenazarlos, como hacía Cristóbal Montoro? A la larga
lista de villanos de la TIA (Chapeau el “Esmirriau”, el “Bacilón”, Rodolfo Cobardino,
Bruno el “Megavatio” o el “Tirano”), habría que sumar al “Coletas”, que es como
llaman en el PP a Pablo Iglesias, que, sin embargo, podría ser a partir de
mañana (la TIA no lo permita) el próximo presidente del Gobierno de España.
¿Estará ahora Mariano Rajoy con los cascos puestos esperando el resultado de la
votación? En las mesas electorales no suele escucharse ni un zumbido, aunque
quizá ese “Bzzzzz” característico sean las interferencias que provocan las
escuchas de Mortadelo y Filemón. Porque, según las grabaciones filtradas, las
palabras del Súper lo dicen todo: “El presidente del Gobierno lo sabe”; y: “Yo
se lo dije a él; es un hombre discreto donde los haya. Su mano derecha no sabe
lo que hace su mano izquierda. Lo conozco muy bien desde hace años”. Lo peor es
que estas grabaciones se realizaron gracias a un micrófono instalado en el
despacho del ¡ministro de Interior! Y todo, al parecer, porque hay una guerra
entre los espías que trabajan en el propio edificio de la TIA: filtran
información, conspiran contra otros mandos, deciden cuál será la próxima bomba
informativa. Porque esto sólo le pasa al Súper. Estoy deseando leer el próximo
número de Mortadelo y Filemón.
IDEAL
(La Cerradura), 26/06/2016