En
el siglo XXI, se lleva el hombre cavernícola: barbudo y desgreñado, como antes
era lampiño, metrosexual o googlesexual, esos misterios de la moda. Lo peor es
que hay quien se lo toma al pie de la letra, y su perfume embriagador delata
que hace tiempo dejó de lavarse, además de esa barba descuidada y larga, a lo
talibán, como la que luce Leonardo DiCaprio, que no debe conocer a un barbero como
el de Ambrose Bierce: “Salvaje cuya laceración de nuestras mejillas pasa
inadvertida ante el tormento superior de su conversación”. La gente se deja
barba por vagancia y con la esperanza, quizá, de cambiar de cara. Porque debe
ser terrible para un barbudo contemplar a diario la insolencia natural de
nuestra caradura. Mariano Rajoy, por ejemplo, renunció hace muchos años a
afeitarse. ¡Menudos sustos se llevaba! Desde entonces, utiliza las tijeras lo
mismo para acicalarse un poco que para gobernar, y así vamos los españoles por
la vida, de elecciones en elecciones. En Andalucía, sin ir más lejos, hay mucha
gente a la que le sale barba de esperar a que el PSOE pierda unas. Susana Díaz,
que no la lleva, pensó sin embargo en un viejo refrán para adelantar las
elecciones: “Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”.
Pero ahora se encuentra con que Podemos y Ciudadanos le exigen las cabezas –con
o sin barba- de Chaves y Griñán para votarla o abstenerse en la investidura.
Personalmente, me gusta más la interpretación que hizo el gran Forges del
refrán a propósito del rescate de Chipre: “Cuando los ahorros de los chipriotas
veas merkelear saca los tuyos del banco y ponlos bajo el sofá”. Pero se ve que
los andaluces son mucho más conservadores de lo que parecen, y por eso siguen
votando mayoritariamente al PSOE: no soportan los cambios. Creen que un nuevo
presidente o una nueva presidenta pueden cambiar su trabajo, sus rutinas, sus
costumbres, el sabor de la manzanilla y el taquito de jamón que se toman de
aperitivo. Hasta a ser la región menos desarrollada de Europa se acostumbra uno
si al día siguiente vuelve a salir el sol. Quizá Pablo Iglesias deba afeitarse
o cortarse la coleta si no quiere que pase lo mismo en España. Aunque la
versión del refrán que más me gusta es la argentina: “Cuando las barbas de tu
vecino ardan, bueno sería dejar las tuyas en remojo”. Me han dicho que el
alcalde de Granada va a dejarse barba.
IDEAL
(La Cerradura), 29/03/2015