Elon Musk alerta sobre los riesgos de la inteligencia artificial. “Hasta
que la gente no vea a los robots matar a personas por la calle no se entenderán
los peligros de la IA. Los robots podrán hacer todo mejor que nosotros”, ha afirmado.
Y eso después de presentar a “Optimus”, su robot humanoide, y convertirse en el
tuitero jefe. Si no se limita, avisa, dentro de poco los softwares dirigirán la
vida en la tierra, o lo que quede de ella, como en “Matrix”. Ése podría ser el
escenario de otra guerra mundial. De hecho, Vladimir Putin ya dijo que quien
controlase la inteligencia artificial controlaría el mundo. No debe de poder
dormir el hombre, con tantos planes y tantos métodos de dominación y
aniquilamiento masivo. Tampoco se duerme en Granada, candidata a ser la sede de
la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial, cuando ve
cómo se multiplican las candidaturas de otras ciudades españolas: Tenerife, La
Rioja, Palma de Mallorca, Alicante, Burgos, Ávila, Santiago de Compostela,
Orense, La Coruña, Zaragoza, Gijón, Guadalajara… Que aspiran a recibir los
cinco millones de euros que tiene de presupuesto la creación de un organismo
que velará por evitar los peligros “que puede traer la inteligencia artificial
en campos como la seguridad, la intimidad y la salud de las personas, así como
los demás derechos fundamentales”. Menos mal que tenemos a la UGR. La
incertidumbre nace de lo que se desconoce, y vivimos en una permanente zozobra
por las continuas alertas de seguridad, ya sea por la evolución de la guerra,
el coronavirus, el cambio climático o por el uso de nuestras cuentas de correo
o el acceso a nuestros dispositivos móviles. Me imagino al ejército de
ingenieros rusos intentando desactivarnos digitalmente y borrando todos
nuestros avatares y hologramas, todas las fotografías, audios y mensajes de
WhatsApp, que se ha caído esta semana para desesperación de miles de personas. ¿Podríamos
vivir? Desde luego, quién sabe sin mejor o peor, enfrentados al silencio o la
música de nosotros mismos. El concepto inteligencia artificial parece un
oxímoron, sobre todo si las máquinas o sistemas deben imitar la conducta
humana, que suele ser contradictoria. ¿Es inteligente Vladimir Putin? ¿Es
artificial? Lo que lleva a una persona a tomar determinadas decisiones con
frecuencia no tiene nada que ver con la lógica, sino con pulsiones
autodestructivas que, dependiendo de la influencia del sujeto, no sólo afectan
a quien está más cerca, sino que lamentablemente pueden tener un alcance
global. Los androides quizá sueñen con humanos eléctricos.
IDEAL (La Cerradura), 30/10/2022