IDEAL
(La Cerradura), 29/07/2018
domingo, 29 de julio de 2018
Legión
domingo, 22 de julio de 2018
Alienados
Si
uno atiende a los testimonios de los vecinos del Realejo, algunos okupas son
capaces no sólo de transgredir las leyes penales, sino también las de la
física. Porque el edificio del antiguo Hotel Colombia, en el Carril de San
Cecilio, tiene las ventanas tapiadas con ladrillo, las puertas cerradas con
candados y planchas metálicas, pero se trata de una casa tomada por seres
capaces de introducirse por un único punto débil: un agujero cuadrangular sobre
la acera. Lo que sería quizá un desagüe o un ventanuco para la ventilación se
ha convertido en la puerta improvisada por la que los últimos inquilinos del
edificio deben arrastrarse para entrar. Y ahora viven encerrados en una
fortaleza. Hay personas empeñadas en convertir las ciudades en un espacio
inhóspito. Renuncian a las normas sociales y se sitúan tan al margen que llegan
a transformarse en reptiles, o en fantasmas que ululan en antiguos edificios. Su
rastro es reconocible en cualquier barrio, pues aprovechan cualquier grieta
para vivir en un mundo paralelo que, sin embargo, también se encuentra en éste.
Pero no son Morlocks o vampiros que se oculten de la luz del día, sino que de
día y de noche vegetan en una vida parásita que se ampara en las injusticias
sociales para vivir a costa de los demás. Personalmente, estoy harto del
discurso catastrofista de algunos colectivos que no están en la realidad, y que
simplemente han renunciado a la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso,
que es como define Steven Pinker la Ilustración en un ensayo que debería ser
una lectura obligatoria: “En defensa de la Ilustración” (Paidós). Porque la
realidad es que vivimos en sociedades con los mejores índices de calidad de
vida de la historia, aunque sin duda sigan existiendo desigualdades lacerantes,
como las que llevan a miles de migrantes a viajar a nuestras costas. Pero qué
gran diferencia hay entre el que nace en la pobreza y se juega la vida en busca
de un futuro mejor, y aquel que, teniendo todas las posibilidades para llevar
una vida plena, decide vivir en los márgenes de ella. En un mundo feliz
orwelliano de terrorismo, drones, capitalismo, bandas, neoliberalismo, tráfico,
refugiados, desigualdad, abusos y delitos de odio que, sin embargo, sólo le
sirve para justificar su propia pobreza. Y es que, como dice Pinker, la
modernidad no ha conseguido que la vida sea demasiado dura y peligrosa, sino
demasiado agradable y segura. Y por eso hay quien prefiere renunciar a ella.
Ésa es la verdadera alienación.
IDEAL (La Cerradura),
22/07/2018
domingo, 15 de julio de 2018
El último prófugo
La
noticia más comentada esta semana ha sido el fichaje de CR7 por la Juventus de
Turín, aunque casi nadie cuenta que el futbolista ha huido de España después de
no declarar a Hacienda más de treinta millones de euros. Total, si eso es lo
que va a cobrar por temporada en Italia, país que ha reformado su legislación
fiscal para atraer a grandes fortunas –que tributarán por una cuota de fija de
100.000 euros independientemente de los rendimientos que obtengan en el
extranjero-, y donde sólo los trabajadores de la FIAT han mostrado algo de
dignidad, declarándose en huelga. Porque la familia Agnelli tiene el 29% de las
acciones de la FIAT y el 63% de la Juventus, pero mientras ficha al futbolista
portugués obliga a los trabajadores de la fábrica de coches a que se aprieten
el cinturón. “¿Es normal que una persona gane millones mientras que miles de
familias no llegan a fin de mes?”, se preguntan. “La empresa debería invertir
en modelos de automóviles y no en futbolistas”. No sé. Para el caso, hablamos
de un futbolista con un motor de 34 años, y que ha corrido revolucionado los
últimos nueve en el Real Madrid, que lo ha amortizado mejor que a un automóvil
de alta gama. ¿No deberían fabricar los trabajadores de la FIAT a un nuevo
Cristiano Ronaldo? Un replicante modelo CR7 que marque goles y grite: “¡Sííí!”
No debe de ser tan difícil. Aunque más complicado fue el entramado societario
que montó el futbolista de carne y hueso para no tributar por el IRPF. Concretamente,
las cuotas que, según la fiscalía, dejó de ingresar el jugador portugués por
este impuesto (las cantidades no declaradas eran mucho mayores) fueron de 1.393.906 euros en 2011, de 1.665.304 en 2012, 3.201.266 en 2013 y de 8.508.419 en
2014. Así, CR7 habría cometido un delito fiscal en 2011 y otros tres delitos
fiscales agravados en 2012, 2013 y 2014 al superar las cuotas dejadas de
ingresar los 600.000 euros. Y es que, jugando al fútbol, se puede aprender
Derecho Financiero y Tributario. Pero también Derecho Penal, porque cada delito
lleva aparejado una pena de uno a dos años de prisión, lo que sumarían unos
siete años, por lo que el futbolista ha propuesto aceptar una pena de dos años
y pagar una multa de casi veinte millones de euros, en vez de los treinta que reclamaba
la abogacía del Estado. ¡Peccata minuta! Lo mismo tendría que jugarse en el
patio de la cárcel la próxima final de la Champions.
IDEAL (La Cerradura),
15/07/2018
domingo, 8 de julio de 2018
Estrecho
Esta
semana he viajado entre Motril y Melilla, en plena “Operación Paso del Estrecho”;
y la verdad es que todo ha resultado “estrechante”, desde la espera de una hora
para la salida con retraso del ferry,
hasta el viaje en el propio barco de la Compañía Naviera Armas, demasiado
pequeño para los viajeros y sus familias, que en una especie de competición
buscan el mejor sitio para acomodarse, cuando no tumbarse, pues actualmente el
trayecto de 92 millas náuticas entre la península y el continente africano no
puede hacerse en menos de –con suerte- seis horas. Los prejuicios sobre la
inmigración deben de haber influido en la empresa naviera, que trata a los pasajeros
como si fueran de tercera. Probablemente será mejor –y más rentable- viajar
entre las islas Baleares o entre las islas Canarias, pero que yo sepa Melilla
sigue siendo una ciudad española, donde las leyes y los servicios públicos que
se prestan en el resto del país deberían ser exactamente los mismos. Sin
embargo, el panorama autonómico y provincial español es en este sentido
catastrófico. La descentralización de los servicios públicos no ha contribuido
a mejorarlos ni al bienestar de los ciudadanos, sino a una competición sobre la
privatización y el abaratamiento de dichos servicios, aunque al mismo tiempo
las comunidades y corporaciones locales no dejen de pedir mayores recursos.
Esta semana hemos leído que el ministerio de Hacienda pretende ceder a los
ayuntamientos las competencias para los servicios de dependencia. ¿Se ha
pensado antes cómo van a financiar los municipios esta prestación social? Porque
la cesión de las competencias en educación o sanidad a las comunidades
autónomas, por ejemplo, no ha mejorado la prestación de estos servicios en la
totalidad del territorio español, sino que, muy al contrario, ha generado
situaciones de desigualdad despendiendo de la comunidad de que se trate, como
también desigualdades fiscales en los tributos cedidos para poder financiarlos.
¿Y qué decir de la educación? Si la educación siguiera siendo una competencia
estatal nos habríamos ahorrado el problema catalán, donde, hace diez años, sólo
una parte residual de la población aspiraba a la independencia. ¿Y el País
Vasco, donde desde las instituciones se ha llegado a apoyar a ETA? Tenemos una
extraña idea de lo que es el progreso. Y quizá deberíamos cruzar más el Estrecho
para darnos cuenta, en un viaje de ida y vuelta. Porque nuestras sociedades
serán sin duda multiculturales y multirraciales, pero únicamente tan pobres
como nos empeñemos en que lo sean. Y la marginación sólo genera pobreza.
IDEAL (La Cerradura),
8/07/2018
domingo, 1 de julio de 2018
Pensamiento pantalla
Vivimos
en una sociedad que se traga todo con los ojos cerrados. Salvo excepciones,
apenas existe una reflexión sobre los sucesos que, por el mero hecho de ser
noticiosos –y por muy condenables que sean- hay a quien le parecen dignos de
emulación. Después de las manifestaciones en las calles por la puesta en
libertad de los miembros de La Manada, la policía ha detenido por violación
de una menor en Gran Canaria a otros cinco animales que no han dudado en
llamarse La Nueva Manada, término que gritaban eufóricos en la misma
comisaría donde eran interrogados. ¿Qué sociedad estamos creando? Para algunos
la realidad es un videojuego donde no hay noción del bien y del mal, y quizá
contribuya a esta confusión general el tratamiento sensacionalista que las
televisiones públicas y privadas les dan a estos delitos. ¿Le importan a la
opinión pública las declaraciones de un violador? ¿Tienen los periodistas que
esperar o perseguir a los criminales a la puerta de su casa o del juzgado? ¿Son
estrellas de cine? ¿Tienen algo que aportar? De los condenados o puestos en
libertad por decisiones judiciales los medios de comunicación deberían decir
poco, y no contarnos su vida y sus costumbres, que no nos interesan. Pero al
parecer hay a quien sí le interesan, y entonces da igual si se trata de
personas condenadas por la sociedad o por el poder judicial, sino de si salen
en los medios de comunicación o en las redes sociales, y que según el
pensamiento débil se han convertido en famosos cuyo comportamiento hay que
imitar. Porque lo que importa es aparecer en una pantalla a cualquier precio, y
por eso las jaurías han grabado las violaciones y las vejaciones y las han
compartido, como hacen muchos adolescentes españoles, que graban los abusos que
comenten en el colegio o en el instituto, porque es un comportamiento que han
aprendido bien, como otros adolescentes norteamericanos convertidos en asesinos
y deseosos de inmortalizarse después de asesinar a sus compañeros. ¿Exagero?
Cuando uno camina por la calle, lo raro ya es encontrarse con alguien que mire
por dónde va. Porque la mayoría va mirando la pantalla del móvil, leyendo,
supongo, el mensaje que no puede esperar, la imagen asombrosa y el vídeo
divertidísimo, el selfi que te diga quién eres. El comportamiento social, como
el pensamiento, se ha vuelto plano y digital. Estamos sustituyendo la razón y
los sentimientos por simples emoticonos. Pero hasta los emoticonos pueden
convertirse en meras muecas, cuando no en calaveras.
IDEAL (La
Cerradura), 1/07/2018
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