Al
tiempo que los precios se disparan, asistimos a un adelanto del verano, que va
camino de convertirse en perpetuo. “El calor extremo se apropia de Europa”,
leemos en titulares, y los expertos hablan de “estrés climático”. Pero, para
estrés, el del ciudadano, que no gana para crisis sanitarias, económicas o
climáticas. ¿Quién se atreve a hacer planes? Según el Servicio de Cambio
Climático Copernicus, dependiente de la Comisión Europea, las temperaturas en
Europa están aumentando el doble de la media mundial, más rápido que en
cualquier otro continente. Así que no se trata sólo de la temperatura política,
gracias a Putin y compañía. Las olas de calor y las sequías son paralelas a las
olas políticas internacional y nacional, donde los sofocos se alternan con la
aridez de las propuestas, tan secas como el Parque Nacional de Doñana, adonde
ha corrido el presidente Pedro Sánchez en el Falcon, acaso para contribuir a
frenar el cambio climático. Eso sí que es estrés hídrico. ¿Quién tiene razón,
la Junta de Andalucía o el Estado? ¿Se regará con el agua de los pozos o con la
de futuros trasvases? ¿De dónde va a terminar viniendo el agua, de Galicia? ¿Se
trata de una metáfora sobre el futuro político de Núñez Feijóo? Nuestro clima
está cambiando, aseguran los científicos, y los expertos demoscópicos añaden
que el clima político también. Aunque este último es aún más imprevisible,
salvo para el presidente del CIS, José Félix Tezanos, que siempre vaticina lo
mismo. Este hombre no sufre estrés térmico ni político. ¿Sentirá los efectos de
la radiación solar? Hay gente que sigue siempre a lo suyo, como el rey emérito,
que caiga quien caiga se va a Sanxenxo para cantar la Canción del pirata de
Espronceda (“con cien cañones por banda, viento en popa a toda vela…”), aunque
quien caiga pueda ser su hijo, el actual monarca, y tal vez la monarquía
española, que ya se cayó del guindo de la dictadura. Y esto es lo que tienen en
común la subida de las temperaturas climática y política: que dan dolor de
cabeza. Sobre todo cuando no tenemos claro lo que generan las crisis climáticas
o las institucionales. Mientras tanto, los precios de los productos básicos
como el aceite suben hasta el 50%. ¿Toda la culpa la tienen la crisis
energética y la guerra de Ucrania? Casi al mismo ritmo crecen las desigualdades
sociales, pero hay quien aumenta su riqueza. Nos toman el clima y el pelo.
Tezanos verá peladas la Tierra y nuestras cabezas.
IDEAL (La Cerradura), 23/04/2023