lunes, 25 de octubre de 2021

Enmascarados

Al parecer, la mascarilla se ha convertido en un símbolo, y el Gobierno quiere que la sigamos llevando (como hace el presidente Pedro Sánchez para aprobar los presupuestos, dirán algunos, para pactar con Otegui, por ejemplo, que siempre se ha escondido tras la misma máscara siniestra), aunque la realidad es que ya podemos quitárnosla en bares y discotecas. La ministra de Sanidad ha dicho que la mascarilla ha llegado para quedarse, y que nos la continuaremos poniendo mientras sigan presentes “los virus de la gripe y otros”, es decir, los que han existido siempre, más los nuevos que vayan naciendo y los que se van metamorfoseando, con ayuda humana o no. La ministra quiere que nos volvamos japoneses, algo que a mí, personalmente, no me importaría, aunque no sé lo que pensará al respecto Santiago Abascal, de cuya voluntad, según dicen los sondeos, dependerá el color del próximo gobierno. ¿Adelantará las elecciones Pedro Sánchez como le aconseja su ex Iván Redondo? ¿Aprovechará que aún llevamos la mascarilla? Por lo que observo, mucha gente pasa ya de la careta olímpicamente, porque resulta absurdo que puedan quitársela para comer con diez personas en un local cerrado (todos los restaurantes están llenos, la nueva normalidad es una fiesta permanente) y luego tengan que ponérsela para salir a fumar, aunque cada vez se pueda fumar menos. Canarias ha prohibido que se fume en terrazas o cuando se va andando por la calle si no se cumple la distancia de seguridad, pues ya deben tener bastante humo con el volcán. Si aplicáramos los mismos criterios en Granada no podría fumar nadie, pues con los niveles de contaminación existentes varias generaciones tienen asegurado el cáncer de pulmón. Pero no por eso prescindimos del coche. Los atascos en la circunvalación son dignos de estudio. Una ciudad pequeña que vive con un nivel de estrés comparable al de cualquier capital con varios millones de habitantes, hablando sólo de la población, claro, no de nuestros políticos, cuya única preocupación es el juego de las sillas musicales (el reguetón ha llegado también a los congresos de los partidos). Para la contaminación y la política sí hace falta llevar una mascarilla, incluso para la contaminación política. Pero no para la covid-19, si tenemos puesta la vacuna. ¿O es que no sirve siempre la vacuna? ¿Nos hace falta una tercera dosis? ¿Tendremos que vacunarnos todos los años? Con esto de los virus, siempre hay una incertidumbre en el ambiente. Vivimos sobre fallas sísmicas y sobre fallas víricas. Y el miedo es un ser enmascarado.

IDEAL (La Cerradura), 24/10/2021

lunes, 18 de octubre de 2021

Diversidad

En un contexto europeo, en el que uno de los lemas de la UE es la unidad desde la diversidad, el tratamiento de los problemas nacionales como el de la financiación autonómica debería afrontarse desde una óptica diferente a la que nos tienen acostumbrados los barones y baronesas autonómicos. Primero, por los condicionantes de la propia política presupuestaria europea derivados del pacto de estabilidad; segundo, porque no pasa nada por reconocer las diferencias geográficas, sociales y políticas de las distintas regiones españolas. Pues no es lo mismo vivir en Castilla la Mancha que en Canarias, en Madrid que en Cataluña, en Andalucía que en Melilla. La dispersión territorial y la insularidad, la renta per cápita y la coexistencia de las lenguas oficiales, la población o la presión migratoria, por ejemplo, todos son criterios válidos dentro del sistema de financiación autonómica. A los ciudadanos, independientemente de dónde vivan, les preocupa lo mismo: que los servicios públicos esenciales, sanidad, educación y servicios sociales sean iguales en cualquier parte del territorio español. A partir de ahí, pueden reconocerse los hechos diferenciales, como ya preveía la Constitución, que distingue entre comunidades de régimen común, y las singularidades de los territorios forales, País Vasco y Navarra (donde podría incluirse a Cataluña), de las Islas Canarias y las Baleares y de las tan olvidadas ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, y a las que pueden sumarse el resto de las comunidades autónomas españolas, que aspiran legítimamente a recibir un tratamiento singular pero igualitario. Algo posible si hubiera más pedagogía y menos demagogia, que es precisamente lo que ocurre en el ámbito de la Unión Europea, a cuyas instituciones nuestros políticos suelen acudir sin embargo más tranquilos y civilizados, más solidarios e incluso más políticos, si es que puede decirse esto, por las cuentas que les trae. Porque se trata de eso, de hacer cuentas, de repartir los recursos europeos y nacionales de la manera más eficiente y atendiendo a las necesidades de los ciudadanos, no de las baronías de determinados partidos, acostumbrados a jugar al Monopoly español, también llamado Reinos de Taifas. Si cuando se habla de Europa, nadie duda de las ventajas de una integración económica, fiscal, presupuestaria, jurídica, civil, ciudadana y democrática, que es lo que convierte a la UE en una potencia mundial y en un oasis social, resulta ridículo que ese mismo planteamiento no sea también la directriz de España. Un país autonómico, federal o plurinacional en sentido material, porque la denominación es lo menos importante. Lo importante es adónde va.

IDEAL (La Cerradura), 17/10/2021

lunes, 11 de octubre de 2021

400 euros

Mi hijo se ha llevado un chasco al saber que el Gobierno no le va a dar a él 400 euros cuando cumpla 18 años. “Es una medida que va en la ley de presupuestos de 2022”, le digo con el tono grave de la cruda realidad, “por lo que se los darán a los que los cumplan el año que viene. Pero lo mismo sí te puedes beneficiar de la ayuda de 250 de alquiler para los que quieren independizarse”, le dejo caer. “Ja, ja”, se ríe irónicamente, por lo que deduzco que a él le hacía ilusión tener pasta para libros y pelis, pero no tanto irse de casa. Está bien que, a falta de tradición cultural y democrática, Pedro Sánchez quiera volvernos europeos a golpe de talón. O quizá vikingos, pues en los países nórdicos te dan ayudas y un piso cuando alcanzas la mayoría de edad. ¡E incluso te dan trabajo!, que es un detalle importante para poder ganarse la vida. Porque entre la renta básica y ayudas varias, hay quien cree que ya no va a tener que dar nunca un palo al agua. ¡Qué suerte tienen los que cumplan 18 años en el 2022! De la generación Ni-ni (ni estudia ni trabaja) vamos a pasar a la generación Pa-pa (paga papá Estado). Todo lo que sea ayudar a los jóvenes es positivo, pero quizá también habría que preocuparse por desarrollar proyectos a largo plazo, como transformar un mercado que ahora sólo les ofrece trabajos eventuales, sueldos irrisorios y muy pocas perspectivas en un país que sigue sin invertir lo suficiente en ciencia y conocimiento, desarrollo industrial y tecnológico, y cuyo mayor incentivo para el capital extranjero siguen siendo la especulación inmobiliaria y el turismo. De los 458.970 millones de euros de gasto público presupuestados para el año 2022, el 53% irá para las pensiones, las prestaciones por desempleo, el sueldo de los funcionarios y los pagos en intereses de la deuda. ¿Y el futuro? Políticos y partidos deberían trabajar por un modelo de país, independientemente de quién gane las elecciones. En cuestiones básicas como sanidad, educación y derechos sociales, y también sobre la organización territorial y economía, debería haber un pacto de Estado. No es ninguna quimera, pues este país ya hizo ese pacto en la transición democrática, que hay que renovar. Lamentablemente, en España no solemos poner en valor lo que hacemos bien, algo de lo que sí están deseosos esos jóvenes. Mientras no se haga, esos 400 euros serán como los 400 golpes.

IDEAL (La Cerradura), 10/10/2021

lunes, 4 de octubre de 2021

Carne

La preocupación por la salud y el cambio climático genera debates dialécticos. “Bicicleta, esto es una acera”, leo en el camino de las Vacas. “Vete a la carretera”, concluye el mensaje, escrito en el suelo con pintura negra. “¿Esto no es un carril bici?”, ha escrito otro justo después con pintura roja, a quien imagino pedaleando furiosamente. Al menos se resisten al chuletón al punto. No como el presidente Sánchez que, para mediar entre el ministro de Consumo, Alberto Garzón, y el de Agricultura, Luis Planas, no se ha decantado por uno ni otro, sino por la carne. Es comprensible, aunque Garzón haya pedido reducir su consumo para frenar el cambio climático. ¿No habría que reducir también la producción masiva de corporaciones y países, las emisiones de dióxido de carbono, los mensajes tóxicos que emiten algunos políticos como si fueran volcanes? La lava del de la Palma va a ampliar el territorio español, que seguramente esté presto a defender Santiago Abascal, quien tiene pinta de comer muchas proteínas. Y es que en esto no se ponen de acuerdo científicos y médicos. Los huevos son excelentes. O no. Una copa de vino al día es muy buena para la salud. O no. Las grasas son malas para el organismo. O no. Porque la mayor parte del cerebro humano está formado por materia grasa, por lo que habría que comer jamón con su tocino. ¿Quién puede renunciar en España al jamón serrano? Este podría ser un buen lema para unir a los partidos. Incluso a las comunidades autónomas, si lo comemos con “pan tumaca” y un poco de butifarra, como hacía Jordi Pujol. También el deporte puede ser bueno o malo para la salud según como se practique, y fuera de las guerras entre ciclistas y andarines en la Vega de Granada hay un espacio personal que se encuentra entre el placer y el esfuerzo, aunque haya quien altere el orden y corre diez kilómetros para luego tomarse unas cervezas con sus tapas variadas sin cargo de conciencia. La carne y el ejercicio siempre han formado un círculo vicioso. Cuanto más ejercicio, más hambre y, dependiendo del ejercicio, más bocas que alimentar. Yo no lo tengo claro, salvo porque cada uno es hijo de su tiempo y es muy difícil cambiar los hábitos con los que te has educado. Pero, para cambios, los climáticos. Dicen que los volcanes acabaron con los dinosaurios, para los que los seres humanos no seríamos más que un aperitivo. ¿Nuestro mundo se acaba? Carpe diem.

IDEAL (La Cerradura), 4/10/2021