Entendida
la política como un chiringuito, en el Ayuntamiento de Granada tendremos un
alcalde, un vicealcalde y seis tenientes de alcalde de un total de once
concejales que apuntalan el establecimiento. Pero, entre tantos jefes de
cocina, ¿dónde están los cocineros y los camareros? ¿Quién hace los espetos de
sardinas? Total, si sólo son unos cuantos miles de euros más en el presupuesto
municipal por razón de cargos para que cada uno pueda estar a gusto consigo
mismo. Y a esto hay quien lo llama regeneración política, que termina
pareciéndose a la nueva cocina: menos comida y más superficialidad. Lo saben
bien la mitad de los andaluces, que no podrán irse de veraneo. De hecho, en
esta comunidad el 38,2% de la población se encuentra en riesgo de pobreza,
según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE); y en Granada, lo está el
40,2% de la población infantil. ¿Formarán parte de la “Gran Granada” y de la “Ciudad
Elegida”? Me temo que no, ya que hay una gran diferencia entre el concepto de
ciudad inteligente y cultural que tienen nuestros políticos y el que tienen los
ciudadanos (que no el partido). Para los ciudadanos, empieza por la dignidad
personal. Y respecto a nuestros políticos, la percepción más amable es de bochorno
general. “A los políticos se les está yendo la pinza”, dice el juez Emilio
Calatayud. “Abundan las reuniones secretas, los pactos secretos, los documentos
secretos. ¿Qué fue de la luz y los taquígrafos? Vamos a ver, que ya no somos
niños: la democracia no puede ser secreta”. Y añade: “Ahora que creíamos que
teníamos una democracia adulta, resulta que está sufriendo una regresión a la
adolescencia. Al final vamos a tener que juzgar a los políticos los jueces de
Menores”. Todo se andará. ¿Será por dinero? Entre la cultura española no está
la contribución al sostenimiento de los gastos públicos, sino gastar a costa
del erario. Y ni siquiera la publicación de la lista de morosos por la Agencia
Tributaria reduce el número de defraudadores a la Hacienda Pública. Total,
acostumbrados a desnudarnos en las redes sociales, ¿quién siente vergüenza?
Onofre Miralles, portavoz de Vox en el Ayuntamiento, ha definido el acuerdo
entre Cs y PP como “el pacto de Cantarriján, donde tanto al PP como a
Ciudadanos se les han visto las vergüenzas”. ¿Se habrá convertido también el
consistorio en una playa nudista? Pues va a ser un poco incómodo trabajar en
ese chiringuito, a pesar del nuevo acuerdo salarial. A ver si con una moción de
censura nos refrescamos un poco.
IDEAL (La Cerradura), 30/06/2019