El
discurso del Rey fue como el villancico de Pablo Iglesias: “San José es
republicano y la Virgen socialista, y el niño que está en la cuna es
marxista-leninista, ande, ande, ande…” La corona y la política nos entretienen,
aunque prefiero a Tirso de Molina: “¡Válgate Dios por chicote,/ por pesebre y
por portal!/ ¿Vistes tal zagal?/ Lindo es, ¡voto a mi capote!” En estas fiestas
de luces tristes y calles vacías, hay quien vive ajeno a las restricciones
sanitarias y se empeña en no modificar sus costumbres y celebrar con los amigos
el año funesto que se va. Grupos de jóvenes ocupan las terrazas de bares y pubs
mientras los médicos siguen luchando por salvar vidas y circulan rumores sobre
las urgencias desbordadas, notificaciones a las residencias de ancianos para
que no los lleven a los hospitales o decisiones de no atender en la UCI a los
mayores de setenta años. Pero cantamos villancicos, como en el siglo XV: “Venida
es, venida/ al mundo la vida./ Venida es al suelo/ la gracia del cielo/ a
darnos consuelo/ y gloria cumplida”, escribió Juan Álvarez Gato. La Navidad es
una época en la que nos empeñamos en que no pase el tiempo, aunque celebremos
la Nochevieja y la llegada del nuevo año, que será el de las vacunas. Queremos
seguir siendo un niño que no tenga que enfrentarse al trabajo y la enfermedad,
y decir con Luis Cernuda: “No es menor maravilla; si yo vivo,/ bien puede un
Dios vivir sobre nosotros./ Mas nunca nos consuela un pensamiento,/sino la gracia
muda de las cosas”. El vientre es el encargado de cumplir con las grandes
solemnidades, escribía Larra, pues el ser humano tiene que recurrir a la
materia para pagar las deudas del espíritu. ¡Argumento terrible en favor del
alma! Y así, el misterio de la Navidad es esa mezcla de alegría y melancolía
que los días traen consigo, de celebración cristiana, pero también pagana: “Te
soñé como un ángel/ que blandiera la espada/ y tiñera de sangre/ la tierra
pálida”, escribió José Hierro. “¿Han de alimentar el alma/ Vengador, tus roncos
sones,/tus negras alas, tu paso/ helado? ¿Negros crespones/ adornan la
dolorida/ soledad del hombre?” Por las redes sociales circulan felicitaciones
mientras la gente recorre los centros comerciales como almas en pena,
rascándose el bolsillo. Es lo que cantan los camioneros de Murcia: “Este año a
Pedro Sánchez le ha subido la bilirrubina y dentro de seis meses estaremos en
la ruina”. Como diría Pablo Casado: “¿Tanto les cuesta celebrar la Navidad?” Bueno,
feliz Covidad.
IDEAL (La Cerradura), 27/12/2020