lunes, 26 de junio de 2023

Subterráneos

Sorprende que todavía existan discursos racistas contra la inmigración en los países europeos, y concretamente en España, pues quienes los proclaman en plena campaña electoral no se dan cuenta de la sociedad en que viven, con un alto porcentaje de la población que es marroquí o subsahariana, de países del Este, de China o de América Latina. Es completamente normal, y si hay quien se niega a ver la evidencia en ciudades como Granada, para comprender el futuro presente sólo tiene que darse una vuelta por Madrid o Melilla o Francia. Es una población que trabaja en muchos casos de manera subterránea para el resto de la sociedad y las sucesivas hordas de turistas internacionales a los que no les hacemos ascos y pretendemos desplumar. Se nota precisamente en la hostelería, donde en las cocinas y en las barras ya se hablan otros idiomas y no predomina el español de puertas adentro, sino el árabe, para hacer trabajos que ya no quieren los nativos, que aspiran al parecer a otras actividades más contemplativas como las pantallas. Pero también hay estudiantes que sacan un dinero extra y enriquecen su currículum con otro tipo de experiencias, aunque cada vez sean menos. Según informaba Mercedes Navarrete en IDEAL, cubrir determinados empleos es un problema generalizado en España. Y en Granada, camareros, cocineros, peones agrícolas, trabajadores de cuidados a domicilio, albañiles, médicos de Familia, enfermeros y médicos especialistas son las plazas donde hay más vacantes, según el Informe del Mercado de Trabajo 2023 publicado por el SEPE. Una provincia donde, sin embargo, hay actualmente 76.589 personas en el paro. Al parecer, son los desacuerdos en las condiciones laborales por salarios, horarios y tipos de jornada, las carencias formativas y la falta de especialización las causas de esta contradicción, que quizá revele un problema más profundo, donde la formación no casa con nuestro modelo productivo, más interesado en la pandereta que en la investigación. ¿Lo solucionarán los políticos de la oposición parodiando Verano Azul y el presidente del Gobierno programas de entrevistas con sus ministros? ¿Habrá una política sumergida, como ocurre con la economía? Lo subterráneo a veces emerge a la superficie, y ojalá se trate de una sociedad más integradora. No obstante, los expertos aseguran que, dentro de pocos años, el 80% del trabajo será desarrollado por máquinas. ¿Podría ganar unas próximas elecciones Robocop? No sabemos quiénes viven en la superficie y quiénes en el sótano, pero alguien tendrá que hacer el trabajo sucio, que no tiene que ser necesariamente artificial ni insustancial.

IDEAL (La Cerradura) 25/06/2023

lunes, 19 de junio de 2023

El futuro pasado

A pesar de la inteligencia artificial, el futuro podría ser el pasado. Impera el radicalismo político, el nacionalismo se hace fuerte dentro de la Unión Europea, en España podría haber un gobierno del PP y Vox. Las series –las novelas de hoy, según Bret Easton Ellis- hablan de realidades paralelas, de viajes en el tiempo, de vivir en otros mundos que se encuentran en éste, donde nos atrapan monstruos que nacen de nuestro interior. Puede que en España el ministerio de Igualdad se transforme en el ministerio de la Familia y la violencia de género en intrafamiliar, que se niegue el cambio climático, que se privaticen servicios sociales básicos, la sanidad y la educación, si no desaparecen. En el futuro pasado imperará la ley del más fuerte y empuñaremos armas como en USA para defendernos de los peligros reales o imaginarios. La legión española patrullará por las calles y la cabra presidirá los desfiles y quizá alguna mesa, si es que no se halla condimentada en el plato. Porque si uno atiende a la batalla mediática desatada en esta campaña electoral ya permanente, con la mayoría de las cabeceras informativas perfectamente alineadas en bandos, España va a votar entre dos bloques y dos modelos de sociedad y éstas van a ser las elecciones más decisivas de la democracia. ¿A qué nos sonará todo esto? Es como si viviéramos en un bucle temporal, y aunque nos apresuremos a decir que la Guerra Civil, la dictadura y la transición son cosa del pasado, a falta de otros argumentos enarbolamos las banderas que se tiñeron con la sangre de nuestros abuelos. Qué país más cansino y carpetovetónico. Como si efectivamente estuviéramos rodeados de muertos vivientes que no se comen a nadie, sólo el tesoro público, pero encabezan las listas electorales después de haberse comido, eso sí, a sus contrincantes. Todo para poder obtener un escaño en el parlamento y seguir con la gresca durante al menos otros cuatro años. ¿Y dónde está el modelo de país o de sociedad? En las hemerotecas. Si al menos acudiéramos a ellas con humildad y espíritu crítico e hiciésemos una lectura reflexiva, ya adelantaríamos mucho. Pero no tenemos tiempo. Van pasando los días y los demagogos los consumen contando el tictac del reloj que corre en sentido inverso, cuando no mostrando sus miserias en TikTok. Los bloques ya pueden verse en los ayuntamientos y al parecer no ha pasado nada nuevo. Sólo lo de siempre: trifulcas, amenazas y alguna torta. Mejor con pan.

IDEAL (La Cerradura), 18/06/2023

lunes, 12 de junio de 2023

Cábalas

Quizá sea una cuestión de trascendencia política, pero resultan algo ridículas las quejas de tertulianos y periodistas sobre la fecha de las próximas elecciones generales del domingo 23 de julio. Que si nos van a fastidiar las vacaciones, que si los trámites del voto por correo son engorrosos, que si nos vamos a asfixiar en los colegios electorales, que si ese día solemos estar en el chiringuito… “Es el peor día posible para unas elecciones”, afirman categóricamente, aunque no creo que piensen lo mismo las generaciones que no pudieron votar durante la dictadura y que apreciarán que se valore su opinión para algo por lo menos una vez cada cuatro años. “En mi casa ni eso”, dirán algunas personas, que tampoco podrán elegir el lugar de veraneo. Estamos acostumbrados a que nos lo den todo masticado, y a mucha gente le gustaría poder votar con el móvil para luego tuitear alguna simpleza o compartir con sus seguidores alguna foto sacada en el baño, esos contrasentidos de la intimidad artificial, que no la inteligencia. Con el móvil abrimos la puerta del garaje o de la casa, navegamos, trabajamos y compramos, e incluso hablamos por teléfono, con lo que basta con piratearle a uno el terminal para borrarlo de la existencia. Menuda crisis de ansiedad nos causa no poder consultar el aparato cada dos minutos y deslizar el dedo por la pantalla como si fuera la piel de la que parece ser nuestra verdadera pareja. Pues algo así les provoca a muchos tener que ir a votar recurriendo a un procedimiento tan analógico como introducir un trozo de papel en una urna. Algunos partidos temen la abstención y otros la celebran, y hay quien le atribuye al maquiavélico Pedro Sánchez superpoderes, pues cree que el presidente ha tenido en cuenta las costumbres de todos los españoles. Según los datos del CIS (si resultan creíbles), más de la mitad de la población española no piensa o no puede irse de vacaciones, y de la otra mitad habrá quien las cancele por la subida de precios, que no tiene mucho que ver con la intención de voto. Pero más de la mitad de la mitad que sí veraneará tiene previsto irse a la playa, y no creo que afecte mucho a sus costumbres la decisión del presidente del Gobierno, que quizá sólo quiera asegurase el voto de la mitad de la mitad de la otra mitad. Algo así. Porque, para algunos ciudadanos, votar en el mes de julio será como decidirse entre Karl o Groucho Marx.

IDEAL (La Cerradura), 11/06/2023

lunes, 5 de junio de 2023

Plebiscito

No se le puede negar al presidente Pedro Sánchez su capacidad para volver locos a políticos y periodistas, que apenas han tenido tiempo de digerir la debacle electoral en las municipales y autonómicas de los partidos en el Gobierno para que ya tengan que pensar en las elecciones de julio. Hasta a Alberto Núñez Feijóo le han fastidiado las clases de inglés que tenía previstas, por lo que si llega a convertirse en presidente será chapurreando espanglish como ha sido tradición en los presidentes del PP, aunque al parecer José María Aznar hablaba una especie de mejicano cuando iba a fumar puros a USA con George Bush Jr. Pedro Sánchez podría haber previsto incluso las elecciones locales y autonómicas como una primera vuelta de las generales para que la gente desahogara parte de su hartazgo y meditase un poco más en la segunda vuelta. Si fuera sí, Pedro y sus asesores se habrían estudiado bien “El príncipe” de Maquiavelo, pero no sé si todo cuela en sociedades democráticas y superficiales como la nuestra. Al PSOE le falta un discurso claro y una idea de España, que PP y Vox sí tienen, aunque esté anclada en el pasado. Pero un ancla es un ancla, y el único argumento no puede ser enarbolar la bandera del miedo a la derecha. El partido socialista se ha visto lastrado en su acción de gobierno por Unidas Podemos y compañía, que ya se precipitan hacia la insignificancia electoral. La gente parece haberse hartado de los experimentos y, si Ciudadanos ha desaparecido, lo mismo podría pasar con el partido morado, como ha ocurrido en el Ayuntamiento de Granada, donde el bipartidismo es un hecho y el tercero en discordia es Vox, tan cercano a nivel institucional con el PP que va a costar diferenciarlos. Esa es la esperanza de Pedro Sánchez, que el voto de la izquierda se concentre en el PSOE, y que si no logra mantenerse en el Gobierno al menos obtenga un buen número de escaños para aguantar en la oposición y volver antes o después al poder. Aquí en Granada, debemos celebrar que Marifrán Carazo sea la primera mujer que gana la alcaldía, y ojalá pueda consolidar un modelo de ciudad universitaria y cultural sin convertirse en satélite de Málaga y Sevilla. Con que lograra mejorar las conexiones aéreas y ferroviarias de la provincia y sacarla de su aislamiento, podría pasar a la historia. Por el momento, nos dirigimos cuesta abajo y sin frenos hacia unas nuevas elecciones. En patinete.

IDEAL (La Cerradura), 4/06/2023