lunes, 29 de noviembre de 2021

Infiernos

Pablo Casado no gana para disgustos. Después de denunciar un aquelarre en Valencia por la reunión de unas mujeres presuntamente de izquierdas, acude a un congreso del PP en Granada y acaba en una misa dedicada a Franco y José Antonio Primo de Rivera. “¡Qué será el infierno!”, se preguntará el hombre, rodeado de brujas, brujos y fantasmas. A mí lo que me llama la atención es que alguien le dedique una misa a un dictador y que no se trate de una misa satánica. Pero se ve que se trataba de una misa católica, y que se celebra todos los años en la iglesia del Sagrario, y que luego hay quien canta en la puerta el Cara al Sol. Lo de los bucles temporales es algo que ha dejado siempre patidifusos a los filósofos. ¡Pensar que haya de repetirse todo tal y como lo hemos vivido ya, y que incluso esa repetición haya de repetirse hasta el infinito! Pues ahí tenemos a la Fundación Francisco Franco para conseguirlo, y amparada por un Estado que se autodenomina democrático. La educación es una cuestión familiar, no exactamente de partido, pero hay cosas que deberían estar ya fuera de la democracia, de la sociedad, de las ciudades, de las calles y dejarlas en el infierno. Porque no fue precisamente el favor divino lo que convirtió a Franco en un genocida, no. En fin, son cuestiones de concepto. Condenar las dictaduras e investigar los crímenes de lesa humanidad. Respetar la memoria histórica, que no ha sido democrática, y no tratar de cambiar el pasado, sino aprender de esos errores para construir el futuro. Pero España parece incapaz de superar el pasado, como constantemente nos recuerdan la oposición y el Gobierno, que hasta cuando discuten la aprobación de los presupuestos se remontan a la guerra civil. Hay hechos que se quedan enquistados, atrapados en un agujero negro, como los coches en la circunvalación de Granada, otro verdadero infierno. ¿Qué brujo habrá pronunciado el conjuro para que todos los días y a la misma hora se produzcan atascos y accidentes? Según informaba IDEAL esta semana, en un único control de tráfico realizado en ese otro lugar maldito 49 conductores fueron denunciados por conducir con una tasa de alcohol superior a la permitida y ocho más por conducir drogados. ¿Vendrían todos de la misa de Franco? ¡Ay, las cosas que no pasen en Granada! Esta ciudad gloriosa y al mismo tiempo infernal. Alguien debería haber avisado de donde se metía al bueno de Pablo Casado.

IDEAL (La Cerradura), 29/11/2021

lunes, 22 de noviembre de 2021

Medievales

En España, seis de cada diez personas ingresadas en UCI por coronavirus están sin vacunar, pero en las calles hay un runrún sobre la celebración de las Navidades y la incidencia de la pandemia, abandonado demasiado pronto el sueño de la nueva normalidad (para qué hablarías, Pedro). La gente no se atreve a comprar, a poner la calefacción, a hacer planes a medio o largo plazo. Ve la mosca detrás de las orejas alemanas, francesas, italianas o inglesas, y ya vuelve a pensar en colgar el traje de fiesta, aunque el traje más probable que deberemos llevar este invierno es el de estar vacunados contra la covid-19. Yo, cuando miro el mar, no soy capaz de distinguir si se trata de olas de tormenta o de una pequeña brisa, como algunos expertos, sino que suelo abstraerme en la superficie del agua como en la arena, hasta que se pierde la vista. Entre la playa y el mar debe existir alguna verdad, pero yo sólo sé si el viento viene de poniente o de levante. Con el 90% de la población vacunada, nuestro país ha hecho los deberes, frente al 68% de países como Alemania, o Bélgica, Francia e Italia, que están por debajo del 75%. Sin embargo, incompresiblemente, en España hay más de cuatro millones y medio de personas que aún no se han vacunado, y las comunidades autónomas quieren impedirles que participen en las comidas de Navidad o que entren en los locales de ocio. ¿Quién teme al coronavirus? En nuestras sociedades abundan los suicidas, pero el problema es cuando se pone en riesgo la vida de los demás. Frente a los peligros de lo invisible, y en el siglo XXI, mejor redimirse con la ciencia que empeñarse en vivir en la Edad Media, a pesar de políticos como Pablo Casado, que cuando ve reunirse a unas cuantas mujeres progresistas habla de aquelarres. ¡Vade retro! ¿Se subirá el presidente del PP en una escoba? ¿Se convertirá en un macho cabrío?  Si algo ha demostrado esta crisis sanitaria es que las Administraciones deben ser las garantes de la prestación de los servicios públicos esenciales. Si los Estados no pueden crear las vacunas, al menos deben garantizar que se vacune toda la población. Para eso necesitamos científicos y buenos administradores, no a retrógrados que confundan la política con la brujería. Hay que invertir en sanidad y educación, incluso en educación política. A la población no la salvará ningún milagro, fuera de una atención médica y eficaz y un comportamiento responsable.

IDEAL (La Cerradura), 21/11/2021

lunes, 15 de noviembre de 2021

Guerras frías

Según Josep Borrell, los ciudadanos europeos no saben que están en peligro, aunque hayan recibido 750.000 millones de la UE para paliar los estragos de la covid-19. Bielorrusia amenaza a Polonia y a sus socios con cortar el suministro de gas, además de contar con la amistad del presidente ruso, Vladimir Putin, que a estas alturas parece sacado de una novela de John le Carré, “El espía que surgió del frío”. Porque claro, uno se acostumbra a cargarse a los enemigos, y después de la Perestroika da igual que se trate de un opositor político o de un país opositor. Aquí lo vemos a pequeña escala, en partidos como el PP, donde el alcalde de Madrid y la presidenta de la misma comunidad son enemigos íntimos. “Va”, pues le cortamos la cabeza para que no sea presidente/a. “Te lo juro por Aznar el resucitado y por Snoopy el olvidado”. No ganamos para disgustos, y después de afrontar la guerra vírica lo mismo tenemos que enfrentarnos a una guerra convencional, eso que pensábamos que era cosa de los abuelos fanáticos. Menos mal que ahí tenemos a Europa que, entre tanta incertidumbre, nos riega con maná. Al fondo “Next Generation UE” se han acogido todos los países europeos con los brazos abiertos. No es para menos, si hasta hemos congelado la estabilidad presupuestaria. Ni déficit ni reglas de gasto. Aquí estamos para pagar lo que haga falta. ¿Alguien se acuerda ya del debate que generó la reforma del artículo 135 de la Constitución Española? Entonces se dijo que la constitucionalización de la obligación de las Administraciones públicas de tener que dar prioridad absoluta en sus presupuestos al pago de los intereses y del capital de la deuda pública sobre otras inversiones sacrificaba derechos constitucionales como la protección social. Que se trataba de dotar de dinero al capital financiero y que implicaba que cualquier proyecto progresista alternativo al neoliberalismo quedaba fuera de la Constitución, etc. A veces la cruda realidad desmonta cualquier previsión, y eso ha ocurrido con el control del déficit y la deuda pública, que eran un modo de garantizar la sostenibilidad económica y social de los países europeos. ¿Nos habíamos equivocado antes o nos equivocamos ahora? ¿O sólo nos adaptamos a las circunstancias? De estas cosas debería hablarse más en el parlamento y trasladarlas al debate público, más allá de la reforma laboral, la aprobación de la ley de presupuestos o el cálculo de las pensiones. ¿Una guerra con Putin? Anda ya. Antes viene Santiago a cerrar España.

IDEAL (La Cerradura), 14/11/2021

lunes, 8 de noviembre de 2021

Metaversos

Si todos los recursos que invertimos en perseguir quimeras o crear realidades paralelas los invirtiéramos en la realidad que vivimos, en la de andar por casa en pantuflas, quizá desaparecerían muchos de nuestros problemas. Mark Zuckerberg ha prometido crear un nuevo paraíso virtual en la tierra, pero si analizamos la experiencia de Facebook quizá se trate de un mundo descerebrado y bronco, donde no es que una imagen valga más que mil palabras, sino que palabras e imágenes se vacían de contenido y las personas se convierten en carcasas. Personas que seguirán necesitando servicios públicos, ir al médico, vacunarse, escuelas para educar a sus hijos, actividades para las que es esencial el contacto humano, la presencialidad, el cuerpo, con sus dolores y placeres. Eso, que resulta tan evidente si uno se detiene un momento a pensarlo, no lo es cuando la prisa, la sobreinformación y tantos incentivos virtuales eliminan de tu vida el sosiego y la reflexión. Pero las empresas ya quieren participar en el metaverso de Zuckerberg. Porque esperan que pronto todos destinaremos nuestros recursos a vestir y alimentar a nuestros avatares, que necesitarán casas y coches en ese universo paralelo donde les estará permitido todo lo que les está vedado en éste. ¿Saldrán así de la pobreza, vivirán más tiempo, se librarán de la vejez y las enfermedades? Como diría Greta Thunberg, “bla, bla, bla, bla”. La COP26 que se celebra estos días en Glasgow es otra prueba de las contradicciones entre superficie y realidad. ¿Alguien duda a estas alturas de las consecuencias del cambio climático? Los líderes mundiales sólo han cambiado los tonos de sus discursos, copiando el de la activista sueca, pero son incapaces de ponerse de acuerdo en lo más básico. “Bla, bla, bla, bla”. Pero ¿qué pasaría si por una vez políticos y empresarios coincidieran con los científicos y decidieran invertir en las necesidades esenciales? Asegurar los bienes vitales de la población mundial es un objetivo al alcance de las organizaciones internacionales y de los países que realmente respetan y creen en el futuro de sus ciudadanos. Según David Beasly, director del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, bastaría con un 0,36% del patrimonio de multimillonarios como Elon Musk, Jeff Bezos o el propio Mark Zuckerberg para acabar con la hambruna. Ahí tienen un objetivo realista y al alcance de sus manos. Porque, para metaversos, los de Jorge Manrique: “Recuerde el alma dormida,/ avive el seso y despierte/ contemplando/ cómo se pasa la vida,/ cómo se viene la muerte/ tan callando”.

IDEAL (La Cerradura), 7/11/2021

lunes, 1 de noviembre de 2021

Noche de miedo

En el puente de Halloween –que parece ya más español que la Noche de Difuntos, a tenor de todas las fiestas organizadas en pueblos y ciudades con dinero público- la gente se ríe del miedo.  No queremos saber nada de virus ni de apagones, de facturas de la luz ni de la inflación, tampoco de terremotos y volcanes. Porque hasta la ONU ha elegido a un dinosaurio virtual como mascota para avisarnos de los riesgos del cambio climático, probablemente porque las generaciones que se verán más afectadas son las que crecieron viendo “Jurassic Park”. Es curioso cómo cambian los discursos y los símbolos. En esta sociedad infantilizada hemos pasado de las reprimendas de Greta Thunberg a las de un ser creado por la inteligencia artificial. Quizá porque cada vez resulta más artificial hablar de inteligencia en una sociedad que va consumiendo los recursos del planeta como si no existiera el día de mañana. Es otra de las características del miedo, “quemar las naves”, “que me quiten lo bailao”, por lo que pueda pasar. Y por eso salimos de fiesta y cambiamos la mascarilla quirúrgica por una de vampiro o de zombi mientras celebramos en ciudades turísticas como Granada el lleno de los hoteles y que la Alhambra recupere el 100% de aforo. Las calabazas las dejamos para el Gobierno, que sin embargo ha impedido el colapso de la economía, a pesar del Tribunal Constitucional. Porque hay que reconocer que el aumento de la demanda, del PIB y de la recaudación tributaria no se explican sin los ERTE y el incremento del gasto público, que han compensado en parte la caída de la renta de las familias causada por la pandemia. Al césar lo que es del césar. Y estaría bien que la clase política explicase estas cosas en el parlamento, que implicarán aumentar la deuda pública para las generaciones futuras, en vez de ponerse la máscara del terror. Porque con el cambio de hora llega el del tiempo climático, frío y nubarrones, gripes y resfriados, pero también hay buenas perspectivas. El desarrollo de las vacunas y la vacunación masiva traen consigo la recuperación económica, lo cual debería convencernos de que el futuro pasa por la investigación científica y la eficacia de los servicios públicos. Esas son las inversiones que deberían encabezar el programa de cualquier gobierno. También los discursos de la vicepresidenta Yolanda Díaz, que en la clausura del Congreso Confederal de Comisiones Obreras ha superado incluso los “miembros y miembras” de Bibiana Aído. ¿Autoridades y “autoridadas”? Qué miedo.

IDEAL (La Cerradura), 31/10/2021