No sé si ser andaluz depende del empadronamiento, pero sí sé que
vivir en Salobreña imprime un carácter especial, que tiene que ver con la brisa
del Mediterráneo, largos paseos hasta el Guadalfeo, e incluso un salto al agua
desde el peñón para los más intrépidos. La política debe de ser también así,
asomarse al vacío, vencer el miedo y tener la determinación de lanzarte, aunque
nunca estés seguro de lo que te encontrarás abajo. Porque hay que bajar al
ruedo, mezclarse con la gente, escuchar y aprender. Nuestros problemas son
básicos, y nos gustaría que en las campañas electorales hubiera menos palabras
gruesas. Puestos a elegir, yo me habría empadronado también en Salobreña, como
Macarena Olona. Quién quiere Málaga o Sevilla o Jerez de la Frontera teniendo
un pueblo que se desliza desde el castillo a la Costa Tropical como si
realizaras un viaje en el tiempo para zambullirte en la actualidad. “Salobreña,
monte sin leña, mar sin pescao…” Y ya no me acuerdo de qué más decían. Pero no
creo que a nuestros políticos haya que hacerles un examen de cultura general.
¿Qué más da donde vivan? Macarena Olona ha denunciado a la alcaldesa de su
nuevo pueblo por querer sacarla del padrón, lo que parece un rifirrafe entre
vecinos. “La alcaldesa tiene cara de condenada”, ha dicho. ¿Cómo se puede tener
esa cara? Según la candidata de Vox, lo que ha hecho la alcaldesa es “prostituir
las instituciones y las potestades públicas municipales”, algo muy parecido a
lo que le dijo hace poco a la presidenta del Congreso. Con amigas así, ¿quién
necesita enemigos? Deberían disfrutar la playa y de unos espetos de sardinas.
En el restaurante el Peñón o en la Bahía se come divinamente. ¿Llegará a
celebrar allí Macarena de España ser la nueva presidenta de la Junta? Según los
sondeos, Andalucía se está haciendo de derechas, aunque hasta hace poco esto
fuera poco más que una herejía. ¡Andaluces, levantaos! “La bandera blanca y
verde vuelve, tras siglos de guerra, a decir paz y esperanza, bajo el sol de
nuestra tierra”. Es que se me saltan las lágrimas. La gente confunde el padrón
con la residencia fiscal, y hay quien vive en Andalucía como si lo hiciera en
un paraíso, Gibraltar, las Islas Caimanes, Hong Kong, Santa Lucía o Antigua y
Barbuda. ¿Quién nos representará realmente en las elecciones? “¡Sea por
Andalucía libre, España y la humanidad!” Empadronarse puede ser también un acto
de fe. Qué alegría debe dar poder vivir en Salobreña.
IDEAL (La Cerradura), 29/05/2022