Como
no tenemos suficientes conflictos en el mundo, nuestra clase política los crea
artificiosamente en torno a la universidad. Más que preocuparnos por la calidad
de la educación, ya sea en instituciones públicas o privadas, creamos dos
bandos para polarizar a la opinión pública. Durante el mandato de Juan Manuel
Moreno se han creado cuatro universidades privadas en Andalucía, todo un récord
que ha sido criticado por los rectores de las universidades públicas andaluzas,
que han visto en peligro su financiación. El argumento de la Junta ha sido
ampliar la oferta educativa para que los estudiantes andaluces que no pueden
acceder a las plazas de las universidades públicas tengan que marcharse a otra
comunidad. Pero es un argumento engañoso, pues podría invertirse mucho más en
la universidad pública para aumentar el número de plazas. Y es compatible
respetar la iniciativa privada con ser rigurosos en los requisitos exigidos
para la creación de instituciones universitarias, como pretende el Gobierno de
España, pues como ha señalado el rector de la UGR, Pedro Mercado, a las
universidades públicas y privadas hay que aplicarles las mismas reglas. Lo
importante es la calidad de la educación, que puede encontrarse en el sector
público y en el privado. La diferencia estriba en que se trata de un servicio
público esencial, por lo que lo lógico es que lo presten las administraciones
públicas que tienen su competencia, como es la Comunidad Autónoma Andaluza.
¿Procuramos la prestación de un servicio mejor si autorizamos la creación de
centros privados? No necesariamente. Pero sale más barato, pues no tenemos que
invertir ni en infraestructuras ni en nóminas y, por supuesto, en el pago de la
matrícula, del que ya se harán cargo mamá y papá, que quizá anden desesperados
porque sus hijos obtengan un título universitario que resulte útil en la
actualidad, como experto en drones. Ese es el debate, si realmente creemos en
la educación pública. ¿Es lo que les preocupa al Gobierno de España o al de la
Junta de Andalucía? Curiosamente, Pedro Sánchez y Juan Manuel Moreno tienen en
común haber obtenido sus títulos en la rama de las ciencias económicas y
empresariales en universidades privadas, lo que no sé si habrá influido en sus
ideas políticas. Sin embargo, la actual ministra de Hacienda y próxima
candidata a la Junta, María Jesús Montero, es licenciada por la pública en
Medicina y Cirugía. Uno se queda perplejo. Quizá por eso escribiera Ambrose
Bierce que la educación es lo que revela al sabio y oculta al necio su falta de
entendimiento.
IDEAL (La Cerradura), 6/04/2025