Las redes sociales echan humo por la subida de las pensiones, del
sueldo de los funcionarios y del salario del presidente del Gobierno, Pedro
Sánchez (90.000 euros), que hay quien considera disparatado. Sin embargo, no es
el sueldo más alto que paga el Estado, pues está muy lejos de lo que cobran el
rey, la reina, la reina emérita (al rey emérito le retiró su hijo la asignación
en marzo de 2020, como castigo a las trastadas de su padre), el presidente del
Tribunal Constitucional, el presidente del Tribunal Supremo, el Fiscal General
del Estado o la presidenta del Consejo de Estado, por citar algunos cargos
institucionales y sin entrar a valorar los méritos y el trabajo de unos y
otros, loterías de las herencias y el nacimiento aparte. También está muy lejos
del sueldo de los consejeros delegados de las grandes empresas, por no hablar
de los de las entidades financieras. ¿Está bien pagado Pedro Sánchez? ¿Le va a
afectar la inflación galopante? Si echáramos en una hucha los salarios de
nuestros políticos prescindibles, nos daría para sacar de la quiebra a la
Seguridad Social, pero no creo que sea el caso del presidente del Gobierno, que
entre pandemias, guerras y crisis energéticas se está ganando el jornal.
Incluso está llevando un poco de sentido común a la Unión Europea para que no
se olvide de las políticas sociales, de las que Pedro Sánchez está haciendo su
santo y seña. En ese sentido, se podrá estar de acuerdo o no, pero no se le
pueden negar el trabajo y la iniciativa, desde las ayudas familiares a la “ley
trans”, que tantas ampollas levanta en ciertos sectores, esos que consideran
una chiquillada que en una residencia universitaria un gorila grite por la
ventana “putas ninfómanas, salid de vuestras madrigueras” y sea jaleado
inmediatamente por el resto de la manada. “¡Ay, la educación!”, exclamarán los
padres. “Ni con los 1.200 euros que me cuesta al mes la residencia saco al niño
de la etapa primate”. Resulta una caricatura preocupante de una clase social
española que al mismo tiempo reniega del ingreso mínimo vital o del sistema
nacional de salud, y que se ve que forma parte de la especie “Lupus Ahujus
Hispanorum”, según la definía Pablo Casado cuando residía en el colegio mayor
en cuestión. Sería anecdótico si no fuera porque ese pensamiento retrógrado tiene
representación en el Parlamento. Pero la política se expresa realmente en los
Presupuestos Generales del Estado, donde podemos valorar si nuestros
gobernantes se ganan el salario o no.
La Cerradura, 9/10/2022
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