lunes, 12 de abril de 2021

Desnudos

El ser granadino se ha transmutado esta semana entre el reino nazarí y Mánchester. No porque los granadinos hayan viajado a la pérfida Albión, sino porque el Granada CF ha puesto la ciudad en el mapa futbolístico, que actualmente parece ser el más importante. “Hablan de nosotros los tabloides británicos!”, exclamaban los que todavía van al bar. “¡Que por fin me han puesto la vacuna!” (aunque sea inglesa), decían otros. La gracia estriba en poder ser internacional sin moverte de casa, y sentado ante el televisor dar una patada a un balón capaz de recorrer miles de kilómetros en la imaginación de los aficionados. El resultado es lo de menos. Si ya habíamos saboreado la victoria cientos de veces antes de que el árbitro pitara el comienzo del partido. Pero el caso es que el partido empieza. Y en el minuto 10 de la ensoñación aparece un tipo que, en pelotas (este de verdad), se revuelca por el campo. “Con lo frío que tiene que estar el césped”, piensa uno. “Y con lo que tiene que picar en ciertas partes íntimas”, dice otro. “Qué asco. Se está embadurnando con los gapos que escupen los jugadores”, señala un tercero. “¿Quién habrá dejado entrar en el estadio a este tío?” Nadie, ésa es la realidad, que siempre suele colarse por algún sitio, concretamente una lona donde el exhibicionista estuvo escondido catorce horas para lograr un minuto de gloria. ¿Quién tiene más pelotas? El Granada, desde luego, que con todo su presupuesto no podría pagar el sueldo de tres jugadores del Mánchester, ciudad industrial, rica y fea en comparación. Pero habrá que viajar allí y ganarles, aunque sea con un tipo desnudo escondido en la maleta. Porque la desnudez, como el fútbol, suspende durante el lapso que el balón circula por el césped la realidad, y hay quien aprende geometría y estrategia en la disposición de los jugadores y los cuerpos en el campo. Los filósofos griegos tenían fijación por la desnudez y las figuras geométricas. ¿Qué es más importante, lo que se ve o lo que no se ve? La metafísica del fútbol estaba en la cara de sufrimiento de Bruno Fernandes cuando se disponía a tirar el penalti sobre la portería de su compatriota Rui Silva. “Este me lo para”, pensó el jugador del Mánchester. Casi. El balón se le escurrió entre los dedos al cancerbero antes de entrar en la portería. Pero los símbolos emergen entre lo que la luz oculta y lo que deja ver. Veremos la victoria del Granada CF.

IDEAL (La Cerradura), 11/04/2021

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