Acostumbrados
a que parte de nuestra clase política confunda el sistema representativo con la
irresponsabilidad durante cuatro años, casi resulta extraordinaria la dimisión
de la consejera de Salud de la Junta de Andalucía, Rocío Hernández, por la mala
gestión del programa de cribados del cáncer de mama. Pero no es nada
extraordinario si se tiene en cuenta el deterioro de la sanidad pública
andaluza, que aunque cuente con mayor presupuesto, según señala el presidente
Juan Manuel Moreno Bonilla, no se destina a mejorar los programas de prevención
o reforzar las plantillas, sino a realizar conciertos con el sector privado,
como han denunciado los sindicatos. Si es verdad que el Gobierno andaluz ha
tenido conocimiento del problema en el programa por boca de las propias
afectadas, muchas cosas deberían cambiar. Pero es incompatible anunciar la
rebaja de impuestos y el aumento de deducciones fiscales con el incremento de
los recursos que se destinan a los servicios públicos. En la Junta parecen
convencidos de que educación y sanidad estén en manos privadas. Así, el primer
grado en IA en Andalucía lo impartirá una universidad privada de nueva creación,
la Alfonso X el Sabio, y no la UGR. Por la misma regla de tres, no me
extrañaría que la presunta mejora en la prestación de servicios sanitarios como
los programas de prevención del cáncer de mama consistiera en externalizarlos. En
este contexto, no me sorprende tampoco que haya quien prefiera no ir al médico.
Tengo un amigo que debe de ser una bendición para la sanidad andaluza. Curiosamente
se llama Juanma, como el presidente andaluz, y cuando enferma, pide cita en el
servicio Salud Responde (no siempre), que se la suele asignar para unos quince
días después. En ese intervalo le da tiempo a automedicarse y a ponerse bueno,
claro, por lo que termina cancelándola. Aunque yo creo que le basta con pensar
que tiene que ir al médico para curarse. Y así lleva años, con una salud de
hierro, alternando en la hostelería, que es lo que más se disfruta en Granada.
Lo bueno es que si le pasa algo este fin de semana, seguramente se encontrará
en los bares y restaurantes a alguno de los 5.000 médicos que estos días
celebran un congreso en nuestra ciudad y que han agotado las reservas. ¿Los
galenos serán como mi amigo, se tomarán una pastilla y tampoco irán al médico? Si
estamos enfermos, lo mejor que podemos hacer es depositar nuestra confianza en
un médico. Y del sistema sanitario andaluz. Incluso si te llamas Juanma.
IDEAL (La Cerradura), 12/10/2025
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