domingo, 9 de junio de 2019

Ascensos


El ascenso del Granada a la primera división del fútbol español hace más interesante conocer al próximo inquilino de la alcaldía, pues le dota de atributos redondos como un balón. ¡Pero qué bien va a quedar en el palco con Florentino Pérez! Me consta que esto ha hecho cambiar la estrategia de los partidos y la actitud de los candidatos. Ahora tienen unas energías renovadas para negociar, casi tantas como las de los hinchas del equipo nazarí, que todavía andan celebrando la gesta del presidente John Jiang y de unos jugadores que no nos importa de dónde sean, porque ahora son más granaínos que Chorrojumo. Chorrojumo, rey de los gitanos y señor de los bosques de la Alhambra, murió fulminado por un rayo cuando subía por la cuesta de los palacios. El hombre era un buscavidas, y lo mismo que posaba para Mario Fortuny, vendía a los turistas postales con su retrato. Todo, para no ejercer de herrador. Algo parecido a lo que hacen nuestros políticos actualmente, que suelen dejar la política para las redes sociales, aunque luego demasiados proyectos se queden vacíos de contenido. John Jiang también sería un buen candidato a la alcaldía, pues ha conseguido que la euforia de los hinchas granadinos haya durado casi una semana. Y qué decir de Diego Martínez Penas. Si nos tomásemos la política tan en serio como el fútbol, Granada, como ciudad, ascendería también de categoría. En este mes de junio, marcaremos el día 5 y el día 26 para la historia, pues los hinchas podrán subirse en el AVE para tomar las capitales europeas antes de que el equipo gane la Champions League, que todo se andará. Visto, lo visto, lo mejor será llorar un poco, para compensar. Y para ello, lo mejor es dirigir la imaginación hacia uno mismo, como diría Cortázar, y si esto nos resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mudo exterior, pensemos en Sebastián Pérez, a quien probablemente Onofre Miralles aparte de la alcaldía. Porque no creo que el concejal electo de VOX apoye a quien acaba de denunciar por revelar datos de carácter personal. Y es que el resultado de un partido no se sabe hasta que el árbitro pita el final. ¿Dónde es más arriesgado convertirse en árbitro, en el fútbol o en la política? En los dos ámbitos siempre hay jugadores traicioneros, dispuestos a amañar un resultado. Ante la duda, mejor creer en el Granada. Como diría Diego Martínez, lo hicimos porque no sabíamos que era imposible.
IDEAL (La Cerradura), 9/6/2019

No hay comentarios:

Publicar un comentario