lunes, 8 de agosto de 2022

Energéticos

Si se cumple el decreto-ley de medidas de ahorro energético aprobado por el Gobierno, los centros comerciales dejarán de ser esos paraísos polares donde la gente se refugia en verano. “Si pongo el aire acondicionado a 27 grados la gente no notará la diferencia y no querrá entrar a comprar”, se queja algún comerciante. Hombre, teniendo en cuenta que fuera, según la hora, puede haber más de 40, sí que debe notarse. El asunto en cuestión es que se cumpla la normativa, que es competencia de las comunidades autónomas, por lo que hay también quien confía en que la Junta de Andalucía haga la vista gorda. Pero, tal como van las cosas, los inspectores climáticos están al caer. Velarán por que se cumpla la normativa estatal, y pondrán multas de 60.000 euros. Si no se rebelan las autonomías, claro, empezando por Madrid, donde su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, ya ha dicho que allí no se cumplirá con el plan. A eso se le llama solidaridad española y conciencia cívica. ¿Le servirá el aire acondicionado a la presidenta para pensar las cosas con frialdad? A la gente le molesta que le digan lo que tiene que hacer, y más cuando el Gobierno ha tomado la costumbre de regular por medio de decretos-leyes, previstos en la Constitución para casos de extraordinaria y urgente necesidad. Desde que apareció el coronavirus, todo son necesidades y urgencias, y cuando los gobernantes llegan a decretar un estado de alarma para encerrar en las casas a los ciudadanos, lo demás les parece ya peccata minuta. Quizá habría que hablar claro, decir que tenemos una economía de guerra y pedir la colaboración ciudadana. Aunque habría que apuntar más alto. Según la profesora Jessica F. Green, experta en energía y medio ambiente, sólo 100 empresas son las responsables del 70% de las emisiones que causan el efecto invernadero. ¿Qué influencia tendrán en los gobiernos y en los acuerdos internacionales? Frente a estos consorcios, los individuos se sienten poco responsables del cambio climático y, en términos estadísticos, realmente lo son. Pero se trata de que crear una conciencia social que mire más al futuro y no sólo al presente, donde la preocupación debe ir más allá de pulsar o no el termostato. Sin embargo, los sudores empiezan desde la mañana temprano, sin haber tenido tiempo siquiera de echarle un vistazo a las noticias. Es la diferencia entre los sudores fríos y los calientes. Unos los causan la actualidad política y los virus; los otros, los rigores del clima. ¡Aire! Aunque sea a 27 grados.

IDEAL (La Cerradura), 7/08/2022

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