Cada
día se ofician en España nuevos funerales por la cultura, y cada vez son más
las ciudades que no tienen ni una sola librería a la que los lectores puedan
acudir a encontrar un buen libro: Atlántida, en Granada; Sintagma, en El Ejido;
Negra y Criminal, en Barcelona, son ya sólo recuerdos de una época pasada. Pero
se ve que es algo normal, ya que si uno escucha lo que dicen algunos políticos,
periodistas o incluso artistas en los medios de comunicación, se pregunta en
qué país se educaron, si no fue en éste. Algunas frases asombran no sólo por el
desconocimiento que traslucen, sino también por la frustración y el odio, tanto
que parecen proferidas por personas desequilibradas. El premio de esta semana
se lo ha llevado el actor Willy Toledo, cuando ha afirmado que la independencia
de Cataluña “podría ser una grieta
importante en el régimen español, que nos ha tenido sometidos a los catalanes,
a los vascos, a los andaluces y a los madrileños como yo desde que he nacido”.
Ese tipo que se veía tan simpático en comedias como “Al otro lado de la cama”,
parece que ha tenido una vida traumática, de opresión y dictadura, cuando la
realidad es que nació en Madrid en 1970, por lo que, desde que tuvo uso de
razón, ha vivido en una democracia. ¿Dónde está el sometimiento de los
catalanes, vascos, andaluces y madrileños en la Transición española? La
generación de Willy Toledo y la de los que vivieron su adolescencia en los años
80, es una generación felizmente amnésica, a cuyos miembros ciertamente no les
explicaron todo lo que había ocurrido en España, pero que, a diferencia de sus
padres y abuelos, pudieron hacer siempre lo que les dio la gana. Y precisamente por eso, cuando años
después descubren la política, parecen sufrir una especie de iluminación que
los convierte en fanáticos. Así, el deseo legítimo de independencia de una
parte de la sociedad catalana está sirviendo para enmascarar otro tipo de
intereses individuales y colectivos, empezando por la corrupción de una parte
de la clase política que no aspira a una nueva administración tributaria, sino
a administrar una justicia propia que los libre de la española. Es decir, a un
nuevo régimen –ese sí- donde puedan actuar con absoluta impunidad. Mientras, en
Europa se discute el número de refugiados que acogerá España. Quizá ellos
puedan explicarnos lo que significa tener que huir de su país y de la guerra
para que valoremos nuestra democracia.
IDEAL
(La Cerradura), 20/09/2015
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