domingo, 11 de diciembre de 2016

Constitucionales

El mayor filósofo de nuestros días ha resultado ser Cristiano Ronaldo, que resume así el espíritu del capitalismo –antes conocido como espíritu de las leyes-: “Quien no debe, no teme”. Todo para negar que haya eludido el pago a Hacienda de 150 millones de euros, un dinero gestionado desde el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes, y que viajó primero a Irlanda y después a una cuenta bancaria suiza, práctica común, por otra parte, de la familia Pujol y de buena parte de la clase política y empresarial española. La cosa es tener la conciencia tranquila, que para eso se le paga al representante o al despacho de abogados de turno. En una semana en que se celebra el día de la Constitución –anda que no hemos llorado a moco tendido-, salta a la vista que el deber de contribuir al sostenimiento de los gastos públicos del artículo 31 no es la mayor preocupación de los españoles, sobre todo de los que encabezan la lista Forbes, como Amancio Ortega, que en los últimos años ha dejado de pagar 218 millones de euros a la Hacienda española, dentro de los 585 que se ahorró con la europea. Y no es que haya cometido ningún delito, no, la ingeniería fiscal le permite tributar donde mejor le convenga, como de hecho hacen casi todas las grandes empresas, una práctica a la que la UE pretende poner freno, aunque siga los dictados del Bundesbank, al que hay quien llama Banco Central Europeo. Pero hablamos de un deber, a fin de cuentas, en un país donde no predicamos con el ejemplo, sino donde más bien se nos educa en el incumplimiento de la ley o, como poco, en su aplicación flexible en la actividad política y empresarial, y sólo hay que fijarse en el mercado de trabajo, inexistente para millones de españoles que no es que no puedan aspirar a una vivienda digna (artículo 47 CE), sino a la mera dignidad personal (artículo 10 CE). Por no existir, en España ni siquiera existe la separación de poderes, pues actualmente es el Poder Ejecutivo quien influye en el Poder Legislativo y en el Poder Judicial, como recuerda Francisco García-Fresneda Gea en el ensayo “Separación de poderes y reserva de ley tributaria” (Atelier, 2016). Y con él recuerdo el artículo 16 de la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano, que inspiró las constituciones europeas: “Toda sociedad en la cual no esté establecida la garantía de los derechos, ni determinada la separación de los poderes, carece de Constitución”.

IDEAL (La Cerradura), 11/12/2016

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