Los
políticos españoles están desorientados, y ven fantasmas por todas partes:
ucos, udefs, ufos (unidentified flying object), ovnis, que es como se traduce
en castellano a los objetos voladores no identificados. No identificados por
los partidos o por los políticos mismos, que cuando los detienen exclaman:
“¿Qué es eso de la UDEF?” Pues cualquier ciudadano sabe que se trata de la
policía, la pasma, la bofia o los picoletos, aunque, en este caso concreto,
sean la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional y la
Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. A las que, por lo visto, y
a pesar de los apelativos, se les tiene mucho más respeto en la calle que en
los parlamentos (contando los autonómicos, tenemos dieciocho en España, aunque
a menudo nos preguntemos para qué). Y por eso ahora quieren controlar a la
policía, como ya se hace con los fiscales y se intenta hacer con los jueces,
pues a nuestros políticos no les gusta que les investiguen, ya que creen vivir
en un cortijo que llamamos democracia. Así, los que están acostumbrados a meter
la mano en las arcas públicas, cuando se les acusa por ello hablan de manos
negras, mientras señorías y periodistas hacen cábalas sobre quién sustituirá al
juez Velasco y enjuiciará los casos de corrupción “Púnica” y “Lezo”. En un país
donde la justicia funcionase de manera independiente, ¿le importarían a alguien
las ideas políticas de los magistrados de la Audiencia Nacional? Probablemente
sólo a los imputados. Pero aquí le importan a todo el mundo, y todo el mundo
cuestiona la actuación policial y judicial, lo que evidencia –además de una
ausencia alarmante no ya de formación jurídica, sino de ética- que lo único que
nos preocupa de la justicia es poder influir en ella. Algo normal, por otra
parte, en quien está acostumbrado a mandar y a ponerse el mundo por montera, que
no un tricornio o una gorra con la enseña nacional. Esta semana hemos escuchado
a Cristina Cifuentes cuestionar la objetividad de la policía, y también a
Isabel Nieto y a José Torres Hurtado, que curiosamente tienen en común ser
investigados por los delitos de prevaricación y cohecho por parte de dos
cuerpos policiales distintos, tutelados por la fiscalía y la judicatura. Pero a
nuestros políticos les preocupa que los cuerpos de seguridad fomenten “el
populismo mediático”. Y así todos los días. Quizá tengan en común participar en
las mismas cosas de las que nos protegen. ¡Nos atacan los marcianos!
IDEAL (La
Cerradura), 21/05/2017
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