Resulta
muy ilustrativa sobre la ciudad en que vivimos la polémica creada en torno a la
celebración del Ramadán en los jardines del Triunfo de Granada, una plaza
pública con una dilatada historia, pues acogió una basílica visigoda en el
siglo XI, un cementerio musulmán el en siglo XIII, el Hospital Real en el siglo
XVI y la instalación de la estatua de la Inmaculada en el XVII, que vio el
fusilamiento de Mariana Pineda en el XVIII así como la edificación de la plaza
de toros del Triunfo que le da nombre, después de la expulsión de los
franceses. ¿Qué más podría haber pasado en este recinto? Pues que algunas
personas se creen que es de su propiedad, y que en un Estado aconfesional las
administraciones necesitan su permiso para autorizar un acto social, ya sea de
contenido político, cultural, deportivo o religioso. ¿Hubiera sido más adecuado
que, en vez del Ramadán, los hinchas del Granada CF hubieran celebrado un
hipotético campeonato de liga –y tan hipotético- donde algún orangután se
hubiera encaramado a la estatua para ponerle una bufanda rojiblanca? Que
alguien se tome a mal la celebración de un acto pacífico de convivencia sólo
revela nuestra falta de cultura democrática. ¿Hubiera generado alguna polémica
la celebración de un acto budista con Richard Gere a la cabeza? En unos
momentos de temor al yihadismo fundamentalista, todo se magnifica e
instrumentaliza. Y resulta lamentable que lo hagan algunos partidos políticos,
a los que debería interesarles más la perfecta integración de aquellos musulmanes
que, como el imán de la Mezquita mayor de Granada, Sheij Ahmed Bermejo, están
convencidos de que el islam es “convivencia y generosidad”. Particularmente,
son los vecinos que a mí me gustaría tener, independientemente de sus creencias
religiosas, porque, más bien, lo que estoy acostumbrado a ver es a personas con
un nivel cultural paupérrimo. Personas que siempre se sienten agraviadas por lo
que hacen o piensan los demás, simplemente porque no coincide con sus
costumbres ni con su propio pensamiento. Esas personas que han llenado las
redes sociales de insultos a la propia inteligencia, pero que rezan el rosario
en el mismo lugar “en desagravio, defendiendo las costumbres, valores y cultura
heredadas”. ¿Sabe esta gente cuál es su cultura heredada? ¿Se refieren a la
Alhambra o al Albaicín quizá? Porque se parece más bien al racismo y a la
xenofobia. Y nadie debería ignorar ya que vivimos en una sociedad
multicultural. Una sociedad que sólo sobrevivirá si ejerce los valores del
respeto y la tolerancia.
IDEAL (La
Cerradura), 18/06/2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario