Resulta
sospechosa la aparente unanimidad en la opinión pública sobre la actualidad
política. Esa tendencia a relacionar la elección de Donald Trump en Estados
Unidos con el Brexit en el Reino Unido o el ascenso de la extrema derecha en
Europa y de otros partidos que tildamos de populistas, aunque no sepamos muy
bien qué queremos decir con eso, pues si atendemos al diccionario de la RAE, nos
referimos a un partido perteneciente al pueblo, lo que significaría el mayor de
los elogios, ya que el principio que fundamenta una democracia es la soberanía
popular. Muy al contrario, lo que revelan estos análisis es el miedo a una
sociedad incontrolada, a ciudadanos que expresan con su voto su impotencia o su
radicalidad. ¿Se trata de una sociedad incontrolable? Lo que más me asombra de
los análisis políticos es que no suelan entrar en las razones que originan
estos cambios, y que tampoco se señale a los responsables. Hemos deseducado a
los ciudadanos para que dejen de pensar por sí mismos, y ahora nos inquieta que
lo hagan, y además que no opinen como nos gustaría. Como en el cuento de Edgar
Allan Poe que da título a esta columna, estamos creando ciudadanos que tienen
miedo a la individualidad y a pensar por sí mismos. A quedarse aislados de la
multitud, de las redes sociales, del pensamiento único. Que tienen miedo a
enfrentarse con su responsabilidad, por lo que necesitan la compañía de esa
masa vociferante que ya no es una sociedad ni un conjunto de individuos, sino
el monstruo de la multitud, que está representado en toda Europa por partidos
como el Partido de los Daneses (Dinamarca), Amanecer Dorado (Grecia), Partido
Nacional-Demócrata (Alemania), Movimiento Resistencia Nórdica (Suecia), Lealtad
y Acción (Italia), Reclutas Eslovacos (Eslovaquia), el Partido del Progreso
(Noruega), Jobbik (Hungría) o el Frente Nacional en Francia, cuya derrota en
las pasadas elecciones han celebrado muchos europeos. ¿Y España? ¿Años de
dictadura nos vacunaron contra el extremismo? En ciudades ultraconservadoras
como Granada sabemos que no, y sólo hay que acordarse de los actos de la Toma.
Pero hay más. Porque grupos ultras como Núcleo Joven tienen miles de seguidores
en Twitter, entre ellos a demasiados estudiantes universitarios que
periódicamente protagonizan incidentes en la ciudad. Y es que a veces, como
escribiera Poe, la densidad de la muchedumbre te hace sentir solo. En la
soledad creamos monstruos, como el miedo en las tinieblas. Pero qué lejos del
ser humano se encuentra el hombre de la multitud.
IDEAL (La
Cerradura), 4/06/2017
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