Mientras
las calles de nuestras ciudades se llenaban esta semana de procesiones e
imágenes de santos, las pantallas de los cines lo hacían de personajes de
videojuegos con la última película de Steven Spielberg, “Reader Player One”,
que para el imaginario friki es una prueba también de que hay otros mundos posibles
y se encuentran en éste. ¿Podrían llenarse las calles de gigantes, naves
espaciales y guerreros ninja? Podrían, porque la gente se pone las gafas de
realidad virtual que prefiere, y hay quien, incluso, prefiere no ver. En
Granada, después de años de vacíos y silencios e informaciones contradictorias,
empezamos a ver el legado de Federico García Lorca, envuelto asimismo en un
halo mítico en el que al parecer confían nuestros políticos para que nos
olvidemos de preguntar por las cuentas del Centro. “El Centro Lorca comienza a
llenarse de Federico”, ha dicho el alcalde Francisco Cuenca, supongo que
convencido de lo que dice. Pero ¿por qué en esta ciudad tiene que ser todo tan opaco?
Si uno piensa que para la cesión del legado había que poner de acuerdo al
Ministerio de Cultura, a la Junta de Andalucía, a la Diputación y al
Ayuntamiento de Granada y a la propia Fundación García Lorca, quizá hasta
parezca una hazaña. Porque la actualidad granadina está llena de noticias
míticas como la llegada del Ave y del legado de Lorca que, cuando de verdad
ocurren, están ya tan desdibujadas de tan repetidas y desmentidas –quince años
han pasado desde que se firmó en la Huerta de San Vicente el protocolo para la
construcción del Centro- que parecen fruto de un cómic o un videojuego. Y no es
que no haya que alegrarse por la inauguración de la exposición “Una habitación
propia”, pero menuda penitencia. Frente a esa realidad, uno lee esta misma
semana que en el IES Navarro Villoslada, de Pamplona (Navarra), se estrenaba
“Generación Lorca”, la obra con la que el Taller de Teatro Escolar de este
centro educativo celebra su cuadragésima temporada, un montaje realizado por
los propios alumnos sobre “Bodas de Sangre”. Ana Artajo y Ion Martinkorena,
autores del texto, explican que eligieron a Federico García Lorca “porque es el
poeta más representativo de las letras españolas de cualquier siglo”. Y
respecto a la experiencia de los alumnos, añaden: “El universo lorquiano se
entrecruzará desde ahora con sus historias personales, y la palabra de Lorca
inundará sus vidas para cambiarlas para siempre”. Casi nada. Pero quizá ahí
radique la diferencia entre invertir en mitologías o en educación.
IDEAL (La Cerradura),
01/04/2018
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