Mientras
muchos españoles hacen las maletas para las vacaciones de Semana Santa, miles
de africanos cogen su mochila para venir a vivir a España. Según Stephen Smith,
antropólogo y analista de la ONU, en los próximos veinte años llegarán a la
península 9 millones de subsaharianos. Nada que pueda sorprendernos, si
pensamos que la población europea envejece y que, sin embargo, en África el 40%
es menor de 15 años. En ese sentido, quizá tendríamos que repensar el concepto
de frontera. Porque en las ciudades españolas africanas que representan esa
frontera, Ceuta y Melilla, más del 50 % de la población es musulmana y africana,
lo que quizá pueda darnos una pista sobre la España del futuro. Ciudadanos que
no dejan de ser españoles, por mucho que les incomode a Vox o al PP. La
política de concertinas es un fracaso, y los que no logren cruzar a la
península por una frontera, lo harán por otra. La frontera natural es el Estrecho,
y es preferible que sea un lugar de paso que un cementerio. De hecho, los
narcotraficantes la cruzan a diario y se les recibe mucho mejor, aunque más que
buscarse la vida, sean personas que comercian con la vida y la muerte de sus
semejantes. Sin embargo, contra el tópico de que son los africanos más pobres
los que viajan a Europa, Smith señala que es la clase media y mejor educada la
que puede reunir los 2.500 euros que cuesta el viaje. Lo cuenta en el libro
“Huida hacia Europa” (Arpa), que quizá debería leer el primo español Smith
(Ortega) con su jefe Santiago Abascal, que en otro libro escrito por Sánchez
Dragó y titulado “La España vertebrada” (Planeta), proponía la construcción de
un muro en Ceuta y Melilla financiado por Marruecos, imitando una vez más a
Donald Trump. Pero esos muros ya existen. Tal vez habría que invertir más en
educación para que la sociedad española crezca y se desarrolle en paz y
libertad, aunque sea una sociedad multirracial y multiétnica. A fin de cuentas,
y como nos recuerda una vez más la DGT, nuestro viaje puede terminar en un
hospital o en una cárcel, y a buen seguro en un cementerio. Que no nos lo
amarguen. El viaje de esta Semana Santa termina en elecciones generales. “Hago
vacaciones de las sensaciones”, escribía Fernando Pessoa en “El libro del
desasosiego”. Vivimos en la superficie de las cosas, y queremos que se extienda
el tiempo. Que el lunes 29 España siga viviendo sin condiciones.
IDEAL (La
Cerradura), 14/04/2019
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